Ducha larga
(JANE)
—¡Cuidado! —escucho una advertencia y volteo con el ceño fruncido, antes de poder divisar a alguien algo se estrella contra mi rostro impactando de lleno contra mi nariz.
—Maldición —mascullo llevando mis manos hacia mi rostro.
Odio gimnasia, con toda mi alma.
Siento mis ojos llenándose de agua por el golpe, no me quiero poner a llorar pero mi cuerpo reacciona por si solo. Retengo las lágrimas y mi ceño fruncido se intensifica, busca con la mirada al responsable de mi lesión y veo a una chica pelinegra a unos metros con cara de arrepentimiento, de inmediato la reconozco ¿¡Es que los Green quieren acabar con mi paciencia!?
—Audrey —grito como puedo sin sacar mis manos de mi nariz que probablemente ha comenzado a sangrar, ella abre sus ojos en grande y se apunta a sí misma. Asiento mientras ruedo mis ojos.
—Lo siento mucho Jane, no fue apropósito te lo juro —dice ella rápidamente mientras mueve sus manos de un lado a otro.
—Lo se, pero igual lo hiciste niña —gruño en su dirección y hago una mueca de dolor, la chica tiene un buen brazo. Ese balón casi me rompe la nariz.
—¡No dejes a mi hermano por mi error, por favor! —chilla ella de repente, con lagrimas en los ojos.
Yo la miro confundida antes de contestar—¿Dejar a tu hermano por esto? Primero que nada, no salgo con él, no formalmente —susurro casi inaudible la última frase—. Y segundo, tus errores son tuyos no de James, no tendría porque enojarme con el por tener una hermana patosa.
Ella laza una pequeña risa nerviosa y se rasca la nuca—De verdad lo siento, no fue mi intención golpearte la profesora dijo que lanzara el balón a los chicos de segundo —apunta en dirección a los varones que se encuentran al otro lado del campo, siempre tenemos que compartir el lugar ellos porque... sinceramente no se por qué ni me interesa—, y no tengo muy buena puntería.
—Ya veo que no —exclamo divertida, separo las manos de mi rostro y al ver e color carmín cubriendo prácticamente toda mi palma aprieto la mandíbula y ruedo los ojos, que esto sirva de algo a menos— dile la entrenadora que debes llevarme a la enfermería —ordeno volviendo mi vista a la chica, que parece estar viendo a un fantasma.
—Claro —sin más sale corriendo.
Segundos después esta nuevamente conmigo con la respiración agitada.
—Vamos —murmura en voz algo baja.
Asiento y sin esperar a que ella comience a caminar, me encamino hacia la entrada de los vestuarios femeninos.
—¿Qué haces? —pregunta confundida.
—Voy a darme un largo baño, nunca puedo hacerlo cuando tengo cinco minutos hasta la próxima clase —explico destapando mi rostro, ella al ver la sangre chilla.
—Debemos ir a la enfermería —replica.
—No es nada niña, me han pasado cosas peores.
Ella no parece convencida pero finalmente asiente y toma asiento en una de las bancas.
—Deberías hacer lo mismo que yo —comento comenzando a desvestirme, al quedar en ropa interior camino hacia las duchas, me adentro en una y cierro la pequeña cortina, termino de desnudarme y lanzo la lencería fuera del cubículo, no hay nadie para regañarme por hacer eso.
—No lo sé —la escucho decir antes de abrir el grifo de la ducha.
—Maldición —gruño retrocediendo de golpe al notar lo fría que sale el agua, espero unos minutos hasta ver el vapor esparcirse dentro del lugar, estiro mi mano para comprobar la temperatura pero la retiro al instante al quemarme los dedos. Con un poco de esfuerzo, intentando no tocar el agua prácticamente hirviendo, llego al grifo del agua fría para regularizar la temperatura correctamente por fin me adentro a la lluvia artificial completamente, cerrando los ojos.
—¿Jane? —escucho desde la ducha junto a mi, al parecer me hizo caso.
—¿Qué?
—Lo siento.
—Si vuelves a repetir eso, te golpearé —digo con impaciencia, la chica es igual de intensa que su hermano.
—Esta bien —murmura cohibida, luego de un prolongado silencio vuelvo a oír su voz—, ¿Puedo hacerte una pregunta, además de esta?
Chica lista.
—Si —me han hecho tantas preguntas incómodas en mi vida que ya no m importa responder a una hecha por la hermanita de mi chico, es decir, de James que no es mi chico.
—¿Qué sientes por mi hermano? —su voz sale segura, no hay titubeos en ella por lo tanto se que es algo muy serio para ella.
Me quedo rígida en mi lugar, deteniendo el enjuagado de mi shampoo por un instante. Trago saliva y frunzo el entrecejo ¿Qué siento por James? Es insoportable, arrogante, sonríe demasiado su risa es extraña y la manera en que sus ojos se achinan al sonreír es realmente graciosa, puede hacer que cambie de opinión con un solo roce y sus labios son mi perdición, no me gusta que me manipulen pero que él intente persuadirme para salir con él no me parece tan malo, a pesar de toda la desconfianza que le tengo a la humanidad en general él despierta la pequeña cantidad de confianza y cuando estoy en sus brazos me siento malditamente segura.
—No me gusta, para nada —digo divertida, una sonrisa de estúpida surca mi rostro.
—Felicidades —dice.
—¿Por qué?
—Eres la primera chica que contesta esa pregunta con sarcasmo, todas las posibles novias de James siempre respondieron con un discurso claramente pre-escrito y estudiado.
Hago una mueca de disgusto al escuchar todas las posibles novias de James, eso me suena a multitud. Y yo no soy una más de nada.
—¿Y quién dice que es sarcasmo? Tu hermano es un dolor en el culo.
—Lo es, pero te quiere —comenta, yo abro mis ojos y me acerco a la pared con curiosidad.
—¿Me quiere? ¿Te lo dijo o algo por el estilo? —cuestiono sin poder evitarlo.
—No es necesario que me lo diga para saberlo, nunca vi esa mirada en él.
—¿Cuál?
—La que tiene cada vez que te ve.
Muerdo mi labio inferior con fuerza antes de soltarlo y apretar mis labios en una fina línea.