Solamente tú #2

26

Dificultad respiratoria

(JAMES)

Paso mis manos por mi rostro aún sin creer lo que pasó, Jane me beso sin importarle nada a nuestro alrededor ni quien nos pudiera ver, todo para verme bien y vaya que dio resultado, por ese momento el hecho de que mi padre volvio a la ciudad paso a segundo plano. Pero ahora que deje que se vaya a casa prometiéndole que iría a la mía en taxi no se que hacer, si bien debo volver a casa no quiero hacerlo. Papá debe estar allí y yo no quiero verlo.

Todo sería más fácil si no hubiera descubierto su secreto, es fácil ignorar ese hecho cuando no esta en casa y no lo veo constantemente, pero ahora que volvió todas las imagenes vuelven a mi mente... otra vez.

(JANE)

Observo el sobre sin poder creer lo que estoy viendo, mamá me escribio. Después de tantos años vuelvo a ver su redonda y estilizada letra perfecta, no puedo moverme, siento que mis extremidades no responden y mi respiración se agita cada vez más.

No ahora, pienso abriendo mis ojos más de lo normal.

A lo largo de mi niñez y adolescencia he sufrido ataques de pánico ante el recuerdo de mamá, al cumplir los catorce deje de tenerlos ya que el resentimiento se había apoderado de mí por completo, ya no intentaba recordar su risa, su aroma o sus ojos para mí ella ya no era mi madre. Ahora volviendo a recordar momentos que había dejado en el pasado como aquella vez que me sentí realmente frustrada por no poder escribir correctamente y ella me ayudó posicionando su gran mano sobre la mía, tan pequeña y torpe.

"Todo es cuestion de práctica, pero a veces es necesario una pequeña ayuda" había dicho junto con un guiño de complicidad.

El aire cada vez se vuelve más denso y se me hace difícil respirar con normalidad, el pecho comienza a dolerme y de un segundo a otro el sobre se desliza entre mis dedos y cae al suelo para deslizarse por debajo de la mesa.

—¿Señorita Jane? —escucho que dice Mar pero no puedo prestarle atencion a sus palabras realmente.

Llevo mis manos al lado izquierdo de mi pecho y aprieto con fuerza enterrando mis uñas en mi piel descubierta mientras cierro los ojos sintiendolos picar ante la proximidad de las lágrimas que no tardan en llegar a invadir mis ojos y escaparse por las esquinas, mi respiracion se vuelve aún más dificultuosa y todo a mi alrededor pierde sentido, los sonidos, las luces... no puedo entender nada las voces parecen estar siendo reproducidas bajo el agua y siento que me ahogo más a cada segundo que pasa. No se en que momento lleguo al suelo pero el frío marmol se siente bajo mi trasero mientras entierro mi cara entre mis rodillas y abrazo mis piernas, la posición no ayuda a mi dificultad respiratoria en nada. De un momento a otro soy elevada por unos brazos fuertes y cargada por los mismos, a pesar de todo reconozco ese olor... ese perfume.

—Papá —susurro con voz ahogada.

—Sh, sh tranquila princesa —escucho su voz y mis nervios comienzan a descender.

Lo siento caminar y luego echarse en el sofá del living aún conmigo en brazos. Sollozo sin reparos pero siento el aire volver a mi cuerpo poco a poco, las lágrimas no dejan de brotar de mis ojos cayendo sin pausas sobre la camisa blanca de mi padre. Entierro mi rostro en su pecho sintiendo como su familiar perfume me tranquiliza como ninguna otra cosa. Parpadeo repetidas veces intentando aclarar mi vista nublada y logro ver a Lilian observando desde el mismo lugar en donde la encontré al llegar a casa.

Por un segundo creo ver pesar en su expresión pero no sigo mirandola para comprobarlo y mis ojos se cierrran sintiendose más pesados de lo normal, tras unos segundos la oscuridad de un sueño vacio me invade.

...

—Jane —escucho que dicen a lo lejos— ¡Jane! —la voz suena más fuerte provocando que abra los ojos sobresaltada y me encuentre con dos pares de ojos observandome con preocupación.

—Chicas —digo, mi voz suena rasposa y mi garganta duele, provocando que haga una mueca y lleve mi mano hacia mi cuello.

—Tranquila —dice Alina y realmente su chillona voz me tranquiliza, la presencia de ambas lo hace en realidad. Pero no logro estar totalmente bien, siento que algo falta

—Toma —dice Becky extendiendo una pastilla junto con un vaso de agua—, tu padre dijo que te lo dieramos ni bien despertaras.

Veo las pastillas azules y las recuerdo a la perfección, solía tomarlas cada vez que tenía un ataque y me dejaban algo atontada. Yo no quiero volver a tomar esa cosa.

—No quiero —logro decir con voz casi normal.

La garganta me arde y siento un leve picor en mi pecho, dirijo mi mirada allí y veo cuatro razguños en mi seno izquierdo.

—Vamos Janie —ruega Alina.

Las miro a ambas que me observan con pesar y lanzo un suspiro de resignación antes de reincorporarme en mi desordenada cama y extender mi mano derecha para tomar la píldora y la izquiera para tomar el vaso.

Sin más preambulos coloco la pastilla azul en mi lengua y con un gran trago del agua la introduzco en mi organismo, no siento nada diferente aún pero se que no tardarán en llegar los efectos y me maldigo en mi interior por ser tan débil. La carta vuelve a mi mente como un golpe y siento mi estomago contraerse.

—¿Dónde está? —chillo de repente con desesperación.

—La tiene tu padre —responde Becky sabiendo a que me refiero y me pregunto que tanto habrán hablado mis amigas y mi padre.

—La quiero —exijo intentando sonar firme más los efectos de la medicina comienzan a hacer efecto y mi lengua se traba provocando un leve tartamudeo.

—No cree que sea seguro dártela —murmura Alina con precaución.

—¡Es mía! —digo al borde del llanto.

—Jane tranquilizate —dice Becky acercandose.

—¡No te acerques! —grito enfadada o al menos intento hacerlo.

Mi garganta arde mucho.

—Janie...

—No —la corto antes de que continue su oración— ¡Quiero mi carta! —balbuceo.



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En el texto hay: amorodio, delincuente, chica ruda

Editado: 24.07.2020

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