La desesperación me absorbe. Cuando decidí ayudar a los demás no imagine que los demás tuvieran tantos problemas. Ni que en el camino yo sería la que gritaria por ayuda.
He hecho esto tanto tiempo, que anhelo mi soledad, el sentirme libre, el no tener que ayudar a otros, que definitivamente no quieren ser ayudados.
En estos momentos, culpo a todo el mundo, pero más que nada a mí misma. Porque en mi arrogancia por ser mejor ahora me siento más devastada que nunca.
Quieron tener el carácter de poder gritarle a todo el mundo, que me devuelvan mi vida, añoro mi vida de vuelta.
Hacer lo que me plasca cuando me plasca, y no tener que detenerme a darle explicaciones a nadie.
Algún día volberan esos días maravillosos. En los que agarrare mis cosas y me iré.
Desaparecer de la vida de todos, no es tan mala idea...solo para reencontrarme.