"¿Qué hacemos?" Le preguntaba desesperada a mi razón.
"No lo sé" Me respondía por primera vez.
"¿Cómo que no lo sabes?" le gritaba con lágrimas en los ojos.
"Si, no tengo idea de que hacer". Me decía la razón.
"Pero mira estoy sangrando" le decía mientras le mostraba mis muñecas.
"Ya lo hablamos" me decía muy melancólica.
"¿Qué hago entonces?" le suplicaba una respuesta, antes que todo llegara demasiado lejos.
"Sabias que este día llegaría" me seguía diciendo la razón.
"Entonces, terminó el trabajo" le preguntaba con las tijeras ensangrentadas.
"No lo sé" me repetía, mientras me veía en el espejo.
"Pero, tu tienes que determe, eres mi razón.
" ya no hay nada más porque pelear".
Y entonces simplemente sentí frío.