Sólo Ámame

Capítulo V

En la casa de la familia Spencer todo  aparentemente estaba igual, solo John no dejaba de pensar en Alana.

Él parecía desconocer el motivo por los cuales ella huía de él, ésto lo hacía enojar antes que entristecer.

—Hijo —se acercó su madre— debes tú tomar una decisión pronto, la familia de tu novia va a pensar que no la quieres lo suficiente como para estar a su lado en este momento tan crucial en su vida...recuerda que pase lo que pase ese bebé también es nuestra familia.

—¿Tú también? ¿Mamá, acaso mi decisión no vale? Yo debería tener los mismos derechos que Alana porque no es solo suyo...el niño es mío y no quiero que sufra si igual va a morir... además ella corre riesgos y eso me aterra.

—¿Eso es lo que te pasa? — preguntó su madre tratando de entender— Creo que lo más sensato es que estés al lado de ella pase lo que pase.

—Ella es una inconsciente...yo no voy a llenarme de dolor por una irracionalidad de ella... la amo pero, no puedo soportar ver que no le importe que...

—¡No puedes alejarte de ella, no ahora, Spencer! ¡¿Acaso no puedes entender eso?!

—Es ella quien huye de mi...

—Lo hace porque no la comprendes...cuando uno ama, no importan los obstáculos....

—¡Madre, el  corazón del bebé está muy débil ¿Crees que no me duele saberlo sufriendo?! ¡¿Crees que no me duele saber que va a morir?! ¡Cuando supe que ella estaba embarazada me alegró mucho saber que iba a ser papá, estaba feliz pero...debemos aceptar la realidad, le advirtieron que aún estaba a tiempo porque solo son pocas semanas y...

El hombre lloró privado por las circunstancias que pasaba, sentía que todo era irremediable.

—Ven aquí mi hijo...—la mujer lo abrazó y John desahogó su dolor— Esperemos que Alana tome una decisión...he pensado que....

—¿Qué... qué has pensado, madre? — interrumpió secando sus lágrimas.

—Que retomen los preparativos de la boda....es posible que así ella...se motive a buscar una solución por los dos, que...

—No lo va a hacer, madre — interrumpió — no mientras esté con su abuela...esa señora es quien le lava el cerebro a Alana con esa religión...ve que no quiere casarse por nuestra iglesia...ya he aceptado demasiado...no te extrañé que le meta en la cabeza que todo fue porque nos adelantamos, me imagino que pensará que todo es pecado...

— Búscala hijo...

***

Dos días pasaron y el doctor Matthew Harper pensaba constantemente en Alana Lennox.

—¿Ha llamado mi paciente Alana Lennox? — preguntó a su secretaria que además era su hermana.

—¿Pendiente de ella, verdad? —la mujer musitó y lo miró sonriendo.

—No digas tonterías...es mi paciente y te expliqué lo serio de su condición...

—Hermano...¿A quien crees que engañas? Tienes muchos caso con...

—¡Cierra tu boca o te despido, ya bastante tengo con tenerte vigilandome con el cuento de que necesitas trabajar para mantenerte ocupada! 

—¡No son cuentos! —la mujer puso su mano muy dramática en el pecho— ¡¿Sabes lo que significa sentirse solo en cuatro paredes y no tener nada que hacer?!

—¡No, no lo sé....siempre estoy ocupado en ayudar a las personas que lo necesiten!

—Lo sé...y pienso que tienes razón, Alana Lennox necesita estar monitoreada siempre, ¿Por qué no la visitas? Es posible que le ayude...

— Sé lo que quieres, pareciera que te envió mi madre, ¿Es así?

—¡No! ¡No puedes andar pensando siempre que mamá...!

—¡Ambas están muy !ocas si piensan que voy a enamorarme de...una... paciente! —hizo un titubeó extraño y su hermana se acercó.

—¡¿Nooo?!

—¡Claro que no! 

—¡¿Y por qué no, Matthew?! 

—¡Tu y mi madre están locas, ambas lo están y ni hablar...!

El doctor Harper se encerró en su consultorio y mientras se retiraba su bata blanca recordó la mirada cargada de una inmensa necesidad de ser comprendida y apoyada de la señorita Lennox.

—¡¿Estarás bien, Alana?! — sacudió su cabellera como si fuera a abandonar su pensamiento, pero no lo logró— ¡Rayos! ¡¿Cómo hago para verla?!

Salió dispuesto a ir a casa y de momento su hermana al verlo acercarse le estiró la mano con una tarjeta.

—Toma ésto y deja de ser tan tonto hermanito...solo juego, yo entiendo que es tu paciente y necesita tu ayuda...

—¡¿Qué es?! Seguro otras de tus bromas pesadas....

— Míralo —dijo poniéndosela en las manos— prometistes cuidar a esa chica y es por eso que estás preocupado...esa es su direccción...

—No tienes control de lo que haces, ¿Verdad? No eres una adolescentes, hasta tus hijos ya están grandes...tienes esposo y...

—¡Es por ella. No por ti...ella me preocupa hermanito, su abuela llamó y me preguntó por ti, pero no estabas....!

—¿Segura? —la miró tratando de descubrir si era una mentira pero la mujer era muy sagaz.




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