Sólo Ámame

Capítulo IX

Alana Lennox se sintió atemorizada cuando John, su prometido le reclamó por haber pasado la tarde con el doctor Matthew Harper.

—¡John, él es mi amigo y mi med...!

—¡¿Por eso no me quieres cerca?! — gritó dejándole en una situación de impotencia que el doctor Matthew no pudo obviar— ¡¿Buscas excusas para no casarnos?!

—¡Basta ya! —dijo el médico ocasionando un silencio repentino y Aura clavó la vista amenazante en Jonh haciéndolo permanecer callado— Alana ve con tu abuela por favor...

—Matthew....yo...

—No pasa nada, tranquilizate, Alana...recuerda que tu hijo está de por medio y preocuparte no te hace bien —dijo mostrandose atento a ella— Hablaré con tu prometido y le explicaré sobre tu caso y todo estará bien ¿Si?

—John —dijo Alana un poco nerviosa— escucha a Matthew, es el doctor que me atiende para que nuestro bebé nazca bien....y...

—Ve Alana —dijo el médico sintiendo preocupación por su situación de salud y a la vez molestia con el prometido de la chica— ve con tu abuela.

La chica salió hacia la habitación con la abuela y el doctor  vió salir enojado a John Spencer, parecía no querer escuchar explicaciones, subió a su auto y arrancó molesto sin esperar nada.

El doctor salió e hizo lo mismo, pero se mantuvo cerca hasta verlo estacionarse en una casa de lujo que a Matthew le trajo recuerdos de haber estado allí.

—¿John, tú por acá? — dijo el padre de Alana con buenas energías —Me dijo tu padre que fuistes por mi hija...

—¡Sí, y sorpresa...había salido a pasar su tarde con otro hombre! ¡¿Puede explicarme usted que debo hacer?! ¡Yo no soy un idiota....!

—¡Lo eres, y de los peores...y no se trata de que mi hija salga con otro hombre, se trata de tu actitud...!

—¿Por qué me insulta usted cuando es su hija quien me falta el respeto con...?

Fueron interrumpidos por el sonido de la puerta, de inmediato abrieron y allí estaba el doctor Matthew Harper.

Éste entró a la casa acercándose a los dos hombre, pero el señor Lennox se adelantó a alcanzarlo.

—¡¿Quién es usted?! — preguntó sorprendido el padre de Alana — ¡¿A qué has venido a mi casa?!

—Suegro es el tipo que sale con Alana — espetó John de forma inesperada.

—Buenas tardes señor Lennox — interrumpió el médico y mostró un alto  nivel se seriedad— Soy el doctor Matthew Harper, atiendo en consulta a su hija...

—¿Matthew Harper? — preguntó el padre de Alana como si adivinara— ¿No eres tú el hijo de Esteban Harper?

— Sí señor Lennox... recuerdo haber estado en esta casa con mi padre...

—¿Dices ser el médico de mi hija? — éste afirmó y el señor Lennox tendió su mano con cordialidad— ¡Bienvenido Doctor Harper, sabía que mi hija tenía a un buen médico pero, nunca imaginé que fuera el hijo de Esteban Harper. La verdad tu padre habla con mucho  orgullo de usted.

—Gracias señor Lennox, estamos para servirle.

—Mi hija me mantiene informado de su condición, mi esposa y yo vamos mañana por ella, pensamos que está más tranquila, pero veo que no, ¿acaso hay alguna dificultad con John!

—¡¿Usted también suegro?! — interrumpió enojado John reclamando— ¡Este tipo...!

—Señor Spencer — interrumpió el médico — lo seguí porque necesito hablar con usted, y qué bueno que sea delante del señor Lennox...

—Nada quiero escuchar...

—Spencer, has silencio, yo sí quiero saber lo que tiene que decir el doctor...

— Verás señor Lennox, el caso de Alana es muy complejo, es delicado... pero ella lo está intentando, creo que ella no está para sobresaltos ni reclamos de quién hasta el momento desconozco, Alana ha estado atendiendose conmigo y solo su abuela ha estado con ella, lo único que he deducido es que es una chica sola que lucha por tener a su hijo...

—¡Ella lo ha querido así, me echa de su vida....! — espetó el prometido con interés.

— Cállese señor Spencer y déjeme hablar, puedo entender la reacción de ella —dijo enojado el médico— Me interesa Alana, para mí su salud es primordial...señor Lennox, aleje a este hombre de su hija, por lo menos hasta que ella tenga la capacidad para enfrentar reclamos y eso será después que su hijo nazca.

—Lo que quieres es quitarme mi mujer...

—¡Callate ya Spencer! — enfureció el señor Lennox — ¡Mi hija no es mujer de nadie, tenlo claro...! ¡Es cierto que desde que Alana supo lo que estaba pasando con su embarazo se ha sentido sola, mi esposa y yo hemos querido estar con ella, pero mi hija puso sus límites y la hemos respetado, no quiere gente que la desanime y yo la entiendo...y tú, John...que se supone debes estar con ella, solo te dedicas a reprocharle el hecho de no interrumpir el embarazo...ella ama a su hijo...!

—¡Porque la amo — interrumpió — no quiero que...!

—¡Tú no amas a nadie Spencer, ni a ti, es lo que demuestras y me tienes harto, no te acerques a mi hija porque te haré responsable de lo que le suceda!

—¡¿Va a ponerse de parte de este....señor?! ¡Suegro... Alana y yo nos casaremos!




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