Solo aparece en estas fechas.

Solo aparece en estas fechas.

Solo aparece en estas fechas. -

En la noche de los espectros, donde todo se festeja con vestimentas, el barrio de Lynch se lucía de trajes y bromas al mérito del dulce o el truco. Muchos niños y adultos tocan las puertas para recibir en la nocturna oscuridad algún que otro premio. Personas que vienen de otros sitios anonadados por las sorpresas que se ofrecen. Es el barrio más popular de toda la región. Lo que los oriundos de otros paramos no sospechan que existen monstruos que descansan en la mente de las personas. Una familia tumultuosa de sonrisa cordial, y sentimientos macabros está presente como recepcionistas del terror. Conocida como la familia de los Mc Coy, de lúgubre aspecto que esperaba impaciente que uno de esos seres distraídos tocara a la puerta. Se encuentran apartados del perímetro de festejos. Son personas normales como muchos otros ciudadanos. Padre y madre de familia, con dos hijos y la abuela. Nunca han tenido problemas, o esas son las historias que se esconden en un poblado en el cual la corrupción es un arma infalible y del cual muchos otros personajes se encuentran confabulados.

  • Abre la puerta – Expresa el padre – ¡Alguien puede venir! – Refunfuña
  • ¡Es mejor que toquen el timbre!
  • Estamos lejos..¿Vendrá alguien?
  • Claro que sí ¡Aguardo impaciente! El gobernador y el sargento, no se entrometerán. –
  • Ellos son peores… -

Al encontrarse su casa alejada, los turistas se pierden entre nieblas y aquelarres de brujas que van y vienen. Es mentira expresan con relación a ellos, de que no hay que alejarse de la parte céntrica de Lynch. Un nimio personaje se dirige en solitario. Un niño que camina el sendero entre calabazas y pastizales. Los búhos lo observan y los cuervos cantan su deceso. Tiene pintado con rush, el rostro con una sonrisa tierna y sus ojos color café ilusionados con su bolsa pequeña de golosinas. Allí encontró la casa de los Mc Coy, que poseía unas luces, y fuera de ella una estatua de un payaso descolorida con musgo alrededor.

Ellos aguardaban. Tenían preparado como maniacos una sorpresa diabólica.

  • ¡Vendrán! - Argumenta la dama de unos cincuenta años y madre de dos hijos de veinte años que se lamen los labios para que un cordero pisase su jardín. -
  • ¡Ring! ¡Ring! – Se oye el sonido del timbre de la puerta de entrada
  • ¡je! ¡Je! Tenemos un visitante – Expresa un padre de familia ansioso – Una vez que ingrese………

Del otro lado de la ventana, se veía un pequeño de menos de un metro con una bolsa con rasgaduras. La siniestralidad y excentricismo de las lenguas hablaban de secuestros, pero no se les ha podido probar nada. Aquí descansa el anonimato. -

  • ¡Bienvenido! – Mr. Mc coy y Mrs. Mc coy - Dos sonrisas maquiavélicas
  • Pasa pequeño, te daremos dulces. -
  • ¡Bonita máscara! - Expresa Ever Mc Coy. -

Aquel niño ingresa del otro lado del cual se podía ver con penumbra una mesa de living vieja cerca de las paredes gastadas de humedad y revoque caído. No saludó, ni produjo expresión alguna. Delante un cuadro viejo de los antecesores. Una señora sentada en una silla de ruedas se reía sin dejar ver sus dientes. El pequeño se inmuta al verla en medio del plutónico escenario de las caras payasescas de los Mc Coy. -

  • ¡Ven..Ven… aquí pequeño! – Dice Clotilde McCoy con una gran bolsa. E inmediatamente el padre de familia lo atrapa por detrás con sus grandes manos y brazos. -
  • ¡Rápido!
  • ¿Lo tienen? – Viene desesperado el hijo mayor Erwin - ¿Lo tienen?
  • Lo..t.t.t.raj.eron – Expresa el otro hijo del nombre, Omar quien padece de tartamudez.

Ever sintió algo extraño en el pequeño, pero sin importar la situación lo depositó en la bolsa con un golpe sintiéndose la mano Ever, mientras Clotilde lo sostenía. Y la sellaron con un gran cordel.

  • ¡¡Perfecto!! Pagarán bien por ése cuerpo – Expresa
  • ¡¡Córtalo rápido!!
  • ¿Pue..pue..do q.q.q.udarme con la cabeza?
  • ¡¡No molestes!! – Le grita su madre. –
  • Iré a ver televisión..!Ah! Me duele la mano. ¡Tiene la cabeza dura ese niño!
  • ¡¡Vigila si viene alguien más!! – Comenta Clotilde que se dirige sótano, depositando la gran bolsa por detrás de ella– ¡Diablos! Éste niño, no pesa nada. Un lugar repleto de telas de araña, paredes desgastadas de barro y hongos. En medio una mesa con algunos utensilios primordiales de corte.

Al colocarlo en el suelo, fue por un cuchillo.

A su regreso, la bolsa había desaparecido.

  • ¡Ah! ¿Así que intentas escapar? – Se pregunta ella y comienza una persecución en aquel lugar cerrado – ¡Sh! ¡sh! - Comienza sus susurros – ¡Ven pequeño! ¡Ven aquí! – lo llama – ¡¡tengo dulces!! ¡¡¿Pequeño?!! - ¡¡¡¡¡AHHH!!!! – Siente un ligero corte por detrás de la pantorrilla – ¡¡¡Mi pierna!!! – Ella se arrodilla – Pronto una sombra se acerca muy cuidadosamente - ¡¡¿EHH?!!

Con un tajante corte, clava en el ojo derecho de aquella mujer que se resiente.

  • ¡¡Grrrrr…Ahhh!! – Continua los gritos del terror –



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En el texto hay: misterio, terror, halloween

Editado: 25.10.2024

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