Solo basto una mordida

Capítulo 1

ETHAN

—Vamos Andrew, va a ser divertido— anime a mi primo.

—Lo dudo, últimamente ninguna fiesta es divertida— se negó, aterrado— sabes cómo terminan esas fiestas, últimamente.

Realmente ver a mi primo así era algo nuevo, ya que él siempre había sido el fiel amante de las fiestas y el que no quería salir era yo.

Pero últimamente había comenzado a creer todo lo que decía la gente sobre que había una bestia en los bosques y que había asesinado a unos chicos, hace un mes atrás.

Lo cual era totalmente absurdo, pues la "bestia" que ellos creían que lo había hecho, no era más que un hombre que no hace mucho había salido de la cárcel.

Él mismo había reconocido que los mato, porque habían puesto resistencia, cuando lo trato de asaltar y que después los llevo al bosque, para esconder la evidencia. En donde se los estaban comiendo los zorros y los perros que habían en aquel lugar.

—Andrew eso no es real y tú lo sabes— le recorde— lo de la bestia es solo un invento, para asustar a la gente, todo el mundo sabe que fue ese loco que salió de la cárcel, el mismo reconoció que los mato.

—¿Y que me dices de la chica que encontraron hacen dos meses atrás?— se paró de su cama— el sicópata ese, aún no había llegado a nuestros pueblo, por lo que no pudo ser él y además su caso quedo inconcluso.

—Ya pero tal vez la mato otra persona— mi primo se había obsesionado con lo de la bestia—o quisas le dio una sobre dosis y murió en el bosque y se la estaban comiendo los animales— era lo más probable, porque todos sabían que aquella chica, era drogadicta y que siempre se iba a drogar en el bosque que estaba cerca de la Universidad.

—Es imposible, he estado investigando— comenzó a pasearse por la habitación— y ningún animal deja el tipo de mordidas que ella tenía en su cuerpo.

— Realmente estas exagerando las cosas.

Mi primo me miro con cara de pocos amigos.

—Yo no estoy exagerando na....

— ¿Y van o se quedan?— Lucrecia entró a la habitación, interrumpiendo a Andrew.

Lucrecia era nuestra mejor amiga, nos habíamos criado, casi de manera literal, los tres juntos, éramos amigos desde la infancia, los tres éramos inseparables

Aunque las cosas habian cambiado desde hace un par de años, debido a que tanto  Andrew, como yo, ya no sentiamos amistad por ella, como cuando éramos niños.

Lucrecia nos gustaba a ambos, aunque yo solo sabía la verdad, porque había oído a mi primo contándoselo a su hermano mayor, antes de que se fuera.

Por lo que decidí guardar silencio y no contarle nada, de lo que sentía por Lucrecia, no se lo contaría ni a él, ni a nadie.

—¿Quien te dejo entrar?— le pregunto él

—Tu mamá

—Yo voy, pero Andrew no— respondí a la pregunta de Lucrecia.

—¿Por que no vas?— le pregunto ella.

—Le tiene miedo a la bestia— me burlé pasando por su lado.

—¿Es enserio? — Lucrecia soltó una carcajada— O vamos Andrew, ¿No vas a creer esas tonterías?

—Si las creé— respondí por él.

—Oh, vamos amigo— lo animó Lucrecia— esas cosas no son ciertas.

—Si lo son— comenzó otra vez.

—Te espero abajo— le dije a Lucrecia— no quiero volver a escuchar lo mismo— le dedique una sonrisa torcida y baje.

 

 

(****)

Ibamos en el Jeep todo terreno de Henry, por el estrecho camino de bosque, para llegar a la cabaña en donde sería la fiesta.

Henry había pasado por nosotros, a la casa de Andrew, ya que él había quedado de irnos a buscar para traernos, porque nosotros no teníamos como venirnos desde la casa de mi primo hasta acá.

—¿Por que su cabaña tenía que estar en medio de un bosque?— nos pregunto Andrew, a mi y a Lucrecia, en voz baja, para que Henry no nos escuchara.

Mi primo había decidido venir después de que Lucrecia lo logro convencer, en realidad le rogó, hasta que lo aburrió y él término aceptando, solo para que lo dejara tranquilo.

—Tal vez porque se supone que la usan, cuando vienen a cazar o cuando quieren disfrutar de la tranquilidad que hay en un bosque— le comento Lucrecia.

—Tranquilo no va a pasar nada— lo calmé.

—Algunos chicos ya llegaron— nos avisó Henry— nos están esperando.

—Genial— respondimos al unísono Lucrecia y yo.

—¿Esto es totalmente seguro?— le pregunto Andrew, Lucrecia y yo le lanzamos miradas asesinas— quiero decir, no nos meteremos en problemas por hacer una fiesta y una fogata aquí.

—Tranquilo Bro— se rio Henry— tenemos todo controlado y no nos meteremos en problemas con nadie.

—Eso esperó— se reclinó en el asiento— no quiero tener problemas, y espero que hayan chicas buenas, para poder tirarme a una.

—Si que las hay amigo— le dijo emocionado Henry.

 




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