Solo basto una mordida

Capítulo 7

ETHAN

Ya había pasado más de tres semanas desde lo sucedido en el bosque, pero aún no podía superar el trauma que aquel lugar me había dejado, y no me sentía en confianza con nadie, para contarle todo lo que había vivido.

Además de que si le contaba a alguien lo que me había pasado creería que me he vuelto loco, después de todo lo que pase, porque nadie me iba a creer que un lobo me había mordido en el brazo y que luego la mordida había desaparecido de un momento para otro, porque eso es algo imposible, una herida no desaparece así como así.

Aunque eso no era lo más extraño de todo, lo que era más extraño de todo esto, eran los cambios que he estado sufriendo después de que me mordieran en el bosque. Eran algo así como síntomas pos- mordida.

Todo comenzó el día en el que en el hospital, me dio esa fiebre demasiado alta, pero no me había hecho delirar ni nada, también estaba el sangrado de mis heridas, sin razón alguna. Pero las más extrañas eran las que estaba viviendo ahora último, porque no se como pero podía oír conversaciones a distancia, sin siquiera esforzarme, lo que era algo desesperante a veces, porque no sabía cómo hacer para dejar de oírlas, esto me descontrolaba y me hacía sentir que me iba a volver loco. Y así como podía oír a distancia, podía hacer muchas cosas que antes no podía hacer, en especial al correr o al saltar me sentía mucho más ligero. Estos cambios eran raros y nuevos para mi, pero el cambio que me tenía más desesperado, es el que he estado sintiendo hoy, que era el que jamás pensé que me pasaría, porque era algo Imposible, pero aquí estoy todo desesperado mientras me dirijo a mi siguiente clase. No se porque pero siento como las chicas que pasan por mi lado, me vuelven loco con su perfume, siento como me atraen para que esté con ellas.

Dios, esto no es normal.

Siento que mi entrepiernas va a explotar, siento que tengo una tienda de acampar de un metro, me quito la mochila y la colocó delante, para tapar lo que tengo en mis pantalones, odio esto, parezco un degenerado.

Esto es algo que jamás me había pasado, ni siquiera cuando estaba en la adolescencia y tenía las hormonas a flor de piel, jamás pase por esto, me sentía como si me hubieran dado una de esas pastillas azules.

Sentía que iba a explotar y ya no lo soportaba más.

Pase junto a unos baños que habían por aquel pasillo y sin pensarlo entre, para poder arreglar esto. Me metí a uno de los cubiculos y me encerré en aquel lugar.

Respiraba con dificultad y mi entrepiernas me dolía por como estaba. Me sentía con las hormonas al mil por ciento.

Unas chicas entraron al baño y eso me hizo quedarme helado, porque de inmediato me di un golpe mental al darme cuenta de que había entrado al baño de chicas.

Esto no me ayudaba en lo absoluto a controlarme, porque su esencia se impregnó por todo el baño, mas chicas entraron y eso empeoro las cosas aún más.

—¿Entonces todo está bien entre ustedes?—le preguntaba una chica a otra.

Todo esta perfecto— le respondia la otra

Todas hablaban entre sí, aunque no se exactamente quién hablaba con quien.

Mientras que yo continuaba encerrado en el cubiculo, sin hacer ruido alguno, esperando a que todas se maecharan de una maldita vez, porque el que ellas estuvieran ahí, me afectaba demasiado, en especial las que entraban a los cubiculos continuos al mío. Esto sería muy difícil, porque mientras unas se iban, otras entraban, lo que no me ayudaba en nada.

Y yo ya necesitaba ayuda urgentemente, porque mis hormonas estaban fuera de control.

Después de un buen rato ya no había ruido, lo que me dio como señal que ya no habían chicas en el baño, aún así agudise mi oído, para asegurarme de que no había nadie realmente y cuando estuve seguro de ello salí de mi escondite.

Me dirigí al lavamanos para lavarme las manos y mojarme la cara para refrescarme y salir de aquel lugar, para enfrentarme nuevamente a los pasillos.

Me estaba lavando las manos cuando una chica entró y se quedó helada por un segundo al verme aquí, no hice nada solo cerre la llave y le dedique una sonrisa torcida.

—El baño de chicos estaba demasiado lleno— me excuse, ella me sonrió— tenía una emergencia y no tuve más opción que entrar aquí.

Sonreí nuevamente, ella me miro de arriba a abajo y me dedico una sonrisa llena de lujuria, liberando una esencia que al parecer solo mi nariz sentía, esto me encendió otra vez, después de que había controlado mis hormonas con mucha dificultad, mientras estaba encerrado en un cubiculo, rodeado de chicas.

—Si quieres podemos hacer que está emergencia valga la pena— me dijo con picardía.

No le dije nada, sin dudarlo la tomé por la cintura y la guíe a uno de los cubiculos, encerreandonos en este.

 

Después de aquella descarga de hormonas me fui directo a mi sala, para la clase que tenía en quince minutos.

Pero apenas llegué, mis hormonas se hicieron presentes nuevamente, era como si lo que acababa de hacer con aquella chica desconocida en el baño jamás hubiera pasado, porque sentía como las chicas de mi salón me volvían loco sin siquiera mirarme, esto era algo insoportable y no sabía que hacer.




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