Solo déjame amar

Capitulo 3

– Que su hijo es gay volvió a confesar, y el alcalde soltó una carcajada que descolocó al chico, - Estoy hablando enserio alcalde, puede burlarse todo lo que quiera, pero estoy seguro de que no lo hará cuando vea las pruebas que tengo en mi celular - dijo con toda la determinación en su mirada, quería demostrarle al alcalde que no mentía; y este solo se enfureció más por lo que ese puberto le decía de su hijo. - Si lo que acabas de decir son puras mentiras, ten por seguro que voy hacer que el escuadrón te encarcele por un mes - el chico tragó en seco y solo asintió con la cabeza, - Bien, vamos a mi despacho - ambos se encaminaron a la oficina y cerraron la puerta detrás de ellos.

Eran las 5 de la tarde y la escuela ya había terminado, Diego, Jacob y Nicole charlaban animadamente en el estacionamiento de la escuela, estaban esperando a Eduardo ya que siempre se iban juntos. Ellos se encontraban ansiosos por volver a ver al muchacho, todo había transcurrido normal desde el incidente del almuerzo. - Quizá está castigado y se quedará limpiando el gimnasio; no entró a la clase de mate, y ya saben que así es como castigan cuando eso pasa - dijo Nicole con la vista puesta en la salida de la escuela, los otros dos solo asintieron a lo que la castaña había dicho. Estaban a punto de irse cuando por los parlantes de las calles comenzaron a sonar por todo el pueblo.

Eso solo significaba una cosa, tenían que ir a la plaza del pueblo, porque alguien sería expulsado hacia el bosque. El sentimiento de que algo andaba mal se intensificó en Nicole y les sugirió a los muchachos que no fueran. A ella no le gustaba presenciar tales actos; dos de sus amigas fueron expulsadas meses atrás por haberlas encontrado en un acto de lesbianismo y días después, sus cuerpos sin vida fueron hallados cerca del lindero del bosque con el pueblo.

Los tres comenzaron a seguir a las personas que ya se encaminaban hacia la plaza. Tuvieron que abrirse paso entre el montón de personas para poder estar en un lugar tan cerca de la tarima. Se hizo un silencio tenso, ese que siempre se formaba antes que el alcalde se aproximara al podio y llamara al escuadrón para que trajeran al exiliado. Poco a poco comenzó el cielo a oscurecer, como anticipando lo que ahí ocurriría; el alcalde comenzó a subir por la tarima y para nadie pasó desapercibido que llevara los ojos rojos junto con su nariz, lucía demacrado como si hubiera envejecido varios años; llegó al podio y levantó su mirada, todos estaban expectantes y les sorprendió ver lágrimas acumuladas en los ojos del hombre. Leonardo se aclaró la garganta para poder deshacer el nudo que se le había formado y le impedía hablar. - Estoy delante de todos ustedes para dar una noticia; una que quizá ya muchos esperan - se separó un poco del micrófono y tomó aire - Este día se llevará a cabo el exilio de dos muchachos; han quebrantado la máxima regla impuesta por las leyes, no solo de hombres, si no también divinas: nadie puede llevar ninguna relación amorosa con alguien de su mismo sexo, de lo contrario estaría cometiendo un pecado mortal que será castigado con la muerte, al ser exiliado al bosque - guardó silencio y comenzó a esforzarse por retener las lágrimas que amenazaban por salir de sus ojos. La gente estaba muda; y por alguna razón Diego y Jacob voltearon a verse, se encontraron sintiendo tanto miedo; sabían lo que estaba a punto de suceder que solo se tomaron de las manos y trataron de retener las lágrimas.

El alcalde se aclaró de nuevo la garganta y continúo con su discurso. - Yo, el alcalde Leonardo Marroquín, los destierro a ustedes, Jacob Anderson y Diego Marroquín a vivir en el exilio y morir en las entrañas del bosque, han defraudado a sus amigos, familia y la sociedad, que no habrá piedad para con sus vidas - el hombre observó cómo el escuadrón acorralaba y esposaba a su hijo mientras este se resistía y peleaba por llegar hasta donde se desarrollaba una escena igual, pero con Jacob. El pueblo entero no podía creer que el hijo del hombre más temido estaba siendo desterrado. Nicole lloraba desconsoladamente al ver como su mejor amigo y hermano eran golpeados y llevados hacia la salida del pueblo. Gritaba desesperada a su padre que se detuviera, que tuviera piedad de su propio hijo; pero sus ruegos parecían no tener efecto alguno en su padre, que observaba estático la escena, tenía un montón de sentimientos encontrados. Él no podía tener un hijo gay, no podía aceptarlo, aunque le doliera en el alma. 

Jacob lloraba en silencio mientas era conducido hacia el bosque, sabía que sus padres habían escuchado todo, pero a ellos no les importaba lo que pasara con su vida, nunca les importó. De pronto un llanto tan desgarrador se escuchó por todo el lugar. Amanda no podía creer lo que veía, su bebé, su hijo mayor estaba siendo tratado como un criminal y es que ella siempre supo los gustos de su hijo, pero eso no le importó; era su niño y lo amaría por sobre todas las cosas.

Leonardo se sintió un ser despreciable cuando vió como la mujer que amaba, lloraba sin consuelo; pero no podía dar su brazo a torcer, su familia siempre fue el ejemplo del pueblo y así tenía que ser. Amanda se levantó y a paso rápido se dirigió a donde se encontraba su marido, llegó a su lado y lo siguiente que dijo le destrozó el alma, al hombre inquebrantable – Si por tu culpa pierdo a mi hijo, Leonardo, ten por seguro que, para mí, estarás muerto en este instante - no pudiendo soportarlo más, se fue desconsolada de ahí. Y todo quedó en un silencio tan abrumador cuando los jóvenes entraron por fin al bosque. 

 



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En el texto hay: cuento, gay, amor adolescente problemas complicados

Editado: 11.07.2020

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