Sólo Déjame Amarte

Capítulo 14. Hagamos un trato.

Venecia

Me despierto una hora antes de lo que me tendría que despertar, mi sueño me aturdió, ya que soñé con unos ojos azules. Intento despejar aquellos pensamientos de mi cabeza y veo a Mel junto a Portos, aun dormidos en la cama de Mel, me río. Melanie esta con medio cuerpo afuera y Portos tiene una pata encima de su cara, mi celular esta con la pantalla prendida así que lo agarré y vi de quien era, sonreí

Dante: No sé si ya te dormiste, pero me gustó verte y que tengas una linda noche, preciosa

Dante es un gran chico, lo cual me parece grandioso y me encantaría pensar en unos ojos negros y no en unos azules.

Duré escuchando un rato música hasta que llegó la hora donde debía despertarme supuestamente

— ¡Grinchhhhhhhhhh! — lancé a Mel un grito en la oreja y a esta casi le da un infarto a la vez que Portos empezó a ladrar y a intentar agarrarse la cola, me dan mucha risa, Melanie se calmó y me fulminó con la mirada

— ¿Qué crees que hacés, pendeja? — refunfuña como siempre y se levanta de la cama

— Soy una buena amiga y te despierto — hago un puchero algo ridículo y luego le sonrió, cruzándome de brazos — Ves que no es lindo, Melania, es crueeeeeeel — alargo la e haciendo una cara de foca retrasada

— ¡No me llamés Melania! Sabés que no me gusta, enana maldita — me lanza la toalla

— Solo decía, Melania — salgo corriendo antes de que me empiece a lanzar algún zapato o algún otro objeto peligroso.

Hoy de nuevo tengo que entrenar con Sergey, también tengo que trabajar en la tarde con él, no sé cómo actuar porque los dos estamos enojados, supongo que tenemos que llegar a algún tipo de acuerdo. Mientras me baño recuerdo el día en que le dio fiebre y me dijo lo que me dijo, no sé si sea o no verdad, pero no pude averiguarlo porque se fue todo al carajo y la perra de Natasha, sin ofender, me puso en contra de él y bueno ya saben la historia.

Me termino de bañar y me seco el cabello un poco, ya que hay días en los que se me hace frizz, me visto y me pongo nuevamente el top, no soy vanidosa, pero recuerdo el día en que Sergey me vio con él y no fue tan inmune a mí, así que toca aprovechar el arte de la seducción, quiero como sea llamar su atención. Salgo del baño y Mel está intentando quitarle un zapato a Portos

— ¡Nessie no te quedes ahí parada, che! ¡Ayúdame! — suplica, mientras hago una foto de la escena y Mel me fulmina

— Portos déjala y vení a saludarme — me mira aun con el zapato, y se va hacia mí, suelta el zapato, me bate la colita y besos sus ojos

— ¡Borrá esa imagen, Venecia Martina De Agostini Chara o si no te arrepentirás de las cosas! — amenaza intentando agarrarme el celular y yo peleo por no dejarme. Portos está ladrando y lamiéndome la otra mano

— Nunca, no podrás vencerme, ¡Yo tengo el poder! — salgo corriendo de la habitación con Portos atrás mío

— ¡Te arrepentirás de haber luchado conmigo! — el tono que usa es divertido, hay veces donde somos realmente infantiles.

Estoy en el comedor con Portos, mientras le pongo su plato de comida al lado mío, yo voy comiéndome el desayuno, hoy estoy más temprano de lo usual así que no tengo prisa

— Hola, enana, ¿cómo amaneces? — saluda Theo mientras consciente a Portos y le da un mordisco a mi manzana

— ¡Che, andá a hacer la fila no te metas con mi preciosa! —  intento imitar a Smeagol, quitándole la manzana

— Déjate de joder, Venecia, tenés mucha obsesión por el señor de los anillos — muerde sus labios divertido y va a pedir la comida.

Estoy ya en el cubículo esperando a Sergey, llegué 30 minutos temprano así que simplemente me pongo a jugar con mi celular y vuelvo a ver el mensaje de Dante así que por ser educada le contesto

Yo: “Gracias por ayer, necesitaba despejar la mente y lo hice, sí pude dormir y mucho. Besos, hablamos después”.

Guardo el celular sin esperar respuestas

— Está bien, guapo, te deseo suerte y ojalá no tengas que pasar mucho rato con esa farsante — sé que es Natasha hablándole a Sergey, Mel me dijo que iba a probar mi inocencia y realmente ya no me importa, yo sé cómo soy y no debo demostrarle nada a nadie

— No le digas así, Natasha, pudo haber sido solo una broma y ya o muchas otras cosas, aún no sabemos el motivo por el cual lo hizo —  ruedo los ojos, ya que no fui yo quien lo hizo, pero como dicen por ahí las mentiras tienen patas cortas

— Cuídate, lindo — habla descaradamente y se va, yo solo me quedo sentada en el piso esperando que él entre

— ¿Venecia? Pensé que llegarías tarde como siempre, ¿escuchaste algo? — preguntó con tono de sorpresa

— Si la misma, mmm nop, llegué temprano hoy y si escuché todo, pero no importa, yo tengo claros mis actos y si decidís creerle a ella está bien, no es mi problema, es el tuyo — respondo levantándome del suelo y me dirijo hacia el centro del cubículo con los guantes




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