Sólo Déjame Amarte

Capítulo 35. Promesas implícitas.

Sergey

Me levanté a las 6 AM, tenía un dolor en el cuello y una mano en mi pecho. Aún no amanecía del todo. Me quedé viendo por el balcón un rato más, estaba hecho un completo idiota, hace menos de 5 horas había tenido la mejor noche del mundo, y no había necesitado sexo para que eso fuese así. Adicional, la mejor persona que había conocido estaba medió acostada encima mío, tenía la cobija en una posición algo extraña, como que parecía un sushi gigante, y la boca abierta mientras babeaba. Generaba diversión en mí, porque aunque eso lo viera en otra mujer, se me haría asqueroso, pero en Nessie simplemente era tan ella que me daba ternura, podía verla toda la vida y no cansarme de eso. Venecia era una mujer muy sensible pero demasiado fuerte sin ser mala, era una mujer graciosa sin ser sarcástica, era tan ella que no podía explicarlo, seguía con la idea de que era muy afortunado de que ella viera en mi lo que nunca ninguna mujer fue capaz de ver. Me quedé viéndola y no aguanté, empecé a reír por la forma en que estaba, despeinada completamente, babeada y con las piernas estiradas, al parecer ella sintió mi risa

— ¡No hice nada os lo juro! — gritó. Reitero, estaba bastante despeinada y parecía un mapache. Me causó bastante gracia. Volteó a verme y frunció el ceño

— Anda, ¿qué soñaste? ¿En sueños hablas como española o qué? — pregunte haciéndome el serio, ella me miró nerviosa e hizo una mueca graciosa, luego dio una mirada con los ojos entrecerrados

— ¿Yo? ¿Me hablás a mí? — preguntó de vuelta, ya no me contuve más y empecé a reír, ella se rió junto a mí y me pegó en el brazo, le di un beso en la mejilla y me levanté

— ¿Qué soñabas? — me miró de nuevo y negó con la cabeza

— Siempre sueño con juicios, casi siempre con Luca en ellos, pero siempre olvido que soñé, lo único que sé es que sueño con él — hizo un puchero infantil y mirando al suelo

— Okay, está bien, aunque fue gracioso como te levantaste — le tendí mi mano, ayudándola a levantarse, ella se levantó y se desperezó, creo que a ambos nos estaba doliendo todo

— Sí, bueno no es lindo que te levanten con una risa maniática —levantó las cejas y sonrió

— Yo no me río de forma maniática, Nessie, no mientas — fruncí el entrecejo, ella se rió y rodó los ojos

— Creo que deberíamos ir a dormir en una cama como la gente normal, aparte creo que tengo la columna es forma de serpiente — hizo algo y le sonó todo, me dio escalofríos — Eso es, ufffff que rico — dijo mientras se reincorporaba y me sonreía inocentemente

— Si yo también creo eso, pero por favor no vuelvas a hacer eso — hice una mueca de desagrado fingido, ella rodó nuevamente los ojos, era como la tercera vez que lo hacía

— Que nena que sos, probá eso, te deja buenito, nuevecito y feliz — daba la explicación mientras salíamos del invernadero.

Cuando íbamos pisando el último escalón, los rayos del sol empezaron a hacer presencia, acerqué a Nessie para rodearla con el brazo y la ponía en frente mío, era muy pequeña en contraste a mí, la abracé por el cuello y puse mi cabeza en la cabeza de ella, mientras apretaba su cuerpo firmemente, ella me acarició los brazos

— Es un lindo amanecer, ¿no crees? — preguntó y sonreí

— Creo que toda actividad que te incluya, es hermosa — y ahí estaba siendo tan Venecia, tan sincera, tan transparente. Se rió sola y volteó a verme, me dio un beso corto y nuevamente me dio la espalda. Sí, definitivamente era un hermoso amanecer.

Después de habernos quedado viendo el amanecer juntos, llevé a Nessie a los dormitorios, íbamos agarrados de la mano, la gente aún no salía, ya que era un domingo y suele ser el día de "descanso", se quedaban hasta tarde durmiendo

— Ruso, ¿de qué va esto? — cortó el silencio cuando íbamos ya llegando a su dormitorio

— ¿De qué va qué? — pregunté extrañado, aunque luego caí en cuenta a lo que se refería — bueno en lo que tú quieras, está más que bien para mí, claro está que quiero que estemos jun — no acabé porque ella me robó un beso, le seguí el beso y la acerqué más a mí, le mordí el labio y ella medio sonrío, duramos un rato más y ella se despegó de mi

— Sí, quiero estar con vos — me sonrió y abrió la puerta

— Enano maldito decime ya donde estuviste y pasaste la desgraciada noche ¡Che! — gritó Mel mientras se levantaba de la cama y Portos la siguió, aunque se calmó y dejó de gritar al momento en que me vio — Ahhhh ya capté donde anduviste, ahora pregunto yo, ¿qué carajo te costaba mandarme un mensajito, che? ¡Me preocupe, loco! — nuevamente gritó y unas chicas salieron de su habitación exaltadas, nos miraron asustadas, Nessie se pegó en la cabeza con la palma de su mano




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.