Sólo Déjame Amarte

Capítulo 38. La misión II.

Sergey

Son las 6 de la mañana, me pude levantar un poco más tarde porque hoy no tendremos entrenamiento con Venecia. Al pensar en ella pongo mis manos en mi cuello y sonrío, nunca había sentido algo tan intenso y rápido por alguien, menos por una chica como ella, y no es porque sea linda o fea, porque la veo hermosa, sólo que siempre salía con mujeres comunes y corrientes, que no marcan la diferencia, mujeres que solo se arreglan y están por dinero, Venecia es completamente diferente en todo sentido, es sencilla, romántica, fuerte, ¡Dios estoy hecho un idiota! Me grito a mí mismo mentalmente y sonrío.

Despejo a Venecia de mi mente o por lo menos lo intento y me levanto para ir a correr un rato, siempre me sirve para organizarme y estar solo.

En el cuarto hace frío y veo a Vico que está titilando con la boca, ya que entramos en invierno y está helando, sus cobijas están esparcidas en el piso, sonrío y se las pongo para que entre en calor, volteo a ver a Theo que está acostada boca abajo y me acerco a él, también le arropó un poco porque tiene las cobijas más abajo, me quedo quieto cuanto Theo se remueve un poco, veo que abre los ojos

— ¿Todo bien, ruso? — Pregunta susurrando para no despertar a Vico — ¿qué hora es? — suena preocupado, me conmueve ver que estos dos chicos se han convertido en mis hermanos y mi familia, en esta academia conseguí mi gente, me hacen sentir en casa

— Sí — aseguré — no te preocupes, solo que iré a correr un rato, me ayuda a despejarme cuando estoy tenso y son las 6:15 de la mañana, vuelve a dormir — le sonrío, asiente con la cabeza cuando consiento su cabello y vuelve a cerrar los ojos. Me voy hacia el armario y saco una sudadera, un pantalón y zapatillas de correr.

Salgo de los edificios y veo gente yendo a entrenamientos, corriendo de un lado para otro, entre ellos a Mel, la cual está sola y sin Portos, me saluda con la mano y le devuelvo el gesto mientas me dirijo hacia la pista de atletismo, donde veo que está Isaac estirando, el viejo se mantiene en forma, me acerco hacia donde él está

— Buenos días

— Buenos días, Sergey, ¿cómo amaneces? — me da un beso en la mejilla, acto que todos los argentinos hacen, inclusive entre hombres

— Bien, ¿tú? ¿Vas a empezar hasta ahora o ya corriste? — pregunto, él me mira mientras me estudia y me remuevo algo incómodo, ya que sé que me preguntará sobre mi relación con Nessie o algo que tenga que ver con eso

— Yo estoy bárbaro, y no aún no corro — me mira serio y levanta una ceja de repente — sabes lo que te diré, ¿no es así? — se cruza de brazos. Isaac es unos centímetros más alto que yo, un tipo fuerte y muy experimentado, en el fondo me dio un poco susto, aunque jamás pelearía con Isaac, lo respeto demasiado

— Sí, Isaac y te juro que no le haré daño, o por lo menos sin la menor intención del mundo, sé que eres como su padre y entiendo que te preocupas, pero en serio haré lo que sea para que ella esté bien conmigo, no soy Luca, yo — lo miro y suspiro — la quiero — sé que soné algo irritado, ya que la conversación no es la más cómoda

— Corrección Sergey, no soy "como" — hace un gesto de comillas en la palabra como con las manos — su padre — sonríe — soy su padre y sé que sos mejor que Luca, pero Nessie no deja de ser mi niña, nunca lo dejará, así que te pido que no me culpes por preocuparme — se acerca a mí y me da unas palmadas en el hombro y al ser más alto, no se le dificulta — y bien, ¿crees que le podes ganar a este vejestorio si hacemos una carrerita? — ríe y la verdad que no sé. Le sonrió

— Veremos que tienes

Decidimos que haríamos 15 kilómetros, pero en el kilómetro 10, me di cuenta que Valencia había pasado por el lugar e Isaac me dio la excusa más patética para ir detrás de ella

Flashback

— Chico, recordé que deje prendido el café — no se había fijado que lo vi observar a Valencia pasar en frente de nosotros

— ¿Café proveniente de Colombia? — Pregunto y él me miró raro — digo, Valencia viene de allá

— ¿Pero qué decís? Cállate, boludo, vos no sabes nada, se me quema el café — contestó y se fue.

Fin del Flashback

Me dio gracia porque se nota de lejos que hay una fuerte atracción entre ellos, y aún me pregunto si hay historia también.

Terminé los 15 kilómetros y vi una silueta pequeña, junto a otra de cuatro patas, sonreí ya que estaba despeinada y con su tan inusual vestuario, fui hacia la gradería hacia donde ella se había ido

— Buen día

— Buen día para vos — me sonrió mientras Portos se ponía en dos patas y apoyaba sus manos en la baranda que separa la pista con las gradas, lo consiento un poco, Nessie me pasa una toalla y un termo, me empapo de agua y me seco con la toalla, no me había dado cuenta que Nessie me miraba fijamente y mordiéndose el labio, le sonreí de forma ladeada y ella se dio cuenta que me di cuenta la forma en la que me miraba




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