Sólo Déjame Amarte

Capítulo 39. Corriendo y salvándote.

Venecia

— Corre — escuché el susurro de Sergey y agarré el paquete que me tendió. Intenté correr hacia la moto pero recordé que Sergey se había quedado con las llaves, así que solo pensé en salir del lugar y esconderme en algún sitio seguro, hasta que se calmaran las aguas. Menos mal que las botas que estoy usando son cómodas y me ayudan a correr. Corrí como nunca había corrido, aproveché que era pequeña para escabullirme por lugares donde sé que Luca no podía seguirme ya que si bien es cierto no está tan alto como Sergey, es bastante alto

Seguí corriendo

— ¡Venecia entrega eso ya o no sabes cuáles son las consecuencias! — escuché el grito de Luca, aunque sentí que todo se me removía de miedo, seguí corriendo, mi pulso iba a mil, conocía bien la avenida así que sabía que cerca hacia una obra en construcción y me podía esconder en las bodegas que usaban los obreros — ¡Venecia! — sentí a Luca más cerca, la gente pasaba a mi lado y no me importaba si los golpeaba o no, necesitaba escapar de él. Nunca había tenido que lidiar con un Luca violento, pero sé que él podía llegar a serlo.

Visualicé la obra en construcción, los obreros andaban ocupados con otros asuntos, aproveché el momento y me metí en una de las bodegas, estaba oscura, saqué mi teléfono y vi una puertita pequeña, la abrí, era un cuarto, me interné en él.

Victorio

Theo y yo estábamos al frente de la camioneta, intentábamos parecer lo más normal posible, como si fuéramos dos personas esperando a otras

— ¡Mierda! — Exclamó Sergey y sentí un corrientazo por el cuerpo, no sólo por Venecia, también por él, recordé como Luca le hizo daño a Venecia y me encendía — Necesito ayuda — volvió a decir Sergey y no se escuchó más, miré a Theo y tenía una expresión sombría

— ¿Dónde están? — preguntó Theo a Nacho

— Parte delantera, cerca de la entrada, no sé si alcanzas a ver unos tipos de negro — contestó Nacho y Theo se empinó

— Ya los vi, vení que le están dando a Sergey — le sigo detrás mientras él corre, alcanzamos el lugar donde está el ruso y le ayudamos quitándole gente, Theo se lleva a unos cuantos y yo también, el problema es que son muchos más que nosotros, y si Luca llega a Nessie pedirá refuerzos, supongo que es hora que Sergey la proteja

— Corre ruso, ayúdala — suplico, lo veo correr hacia donde vi a Luca por última vez, rezo a Dios que la alcance.

Veo que a Theo le están llegando más tipos, al estar en un lugar público no pueden sacar armas, así que aprovechamos el combate cuerpo a cuerpo, no sé a quién le estoy pegando, solo sé que he jodido a más de uno y Theo también. Escucho a lo lejos la sirena de la policía y nunca me había gustado tanto ese sonido, volteo a ver a Theo que me sonríe ya que los matones están intentando huir, aprovechamos lo mismo para ir en búsqueda de los chicos.

Venecia

Estoy contra la pared, completamente acurrucada y asustada. Luca es capaz de cualquier cosa. Me quedo en silencio para que él no se dé cuenta que estoy acá

— Pequeña, pequeña, así que querés jugar un poco — su tono irradiaba una crueldad terrible. Me sentí como cuando era chiquita y era un día de lluvia, donde los truenos sonaban tan duro, ese día cuando llegaron Vico y Theo, se quedaron toda la noche hasta que me dormí, solo que esa vez fue una historia de niños, en este momento me estoy jugando la vida — Cariño, ¿por qué no me entregas eso y acabamos con el drama? No me hagas recordarte lo mucho que te quise y que vos me quisiste a mí, no quiero rebajarme a tanto — sonaba con desprecio y a mí se me encogió el corazón de la rabia que tenía hacia él en este momento, quería salir y golpearlo, pero tenía que ser inteligente y guardar la información, así que saque la USB del sobre y lo metí adentro del corpiño, entre mis pechos, asegurándome que no se me fuera a salir — Amor — volvió a decir y recordé la forma en que me llamaba cuando estábamos juntos — pequeña, Nessie — odié cuando dijo eso, sonaba tan macabro. Estaba sudando, sentía mi corazón palpitando aceleradamente, mis manos estaba mojadas y me dolían los pies, las mayas hacían que mis piernas picaran y estaba muriendo de calor, pero a la vez sentía frío por el miedo que generaba Luca en mí, sabía que aún no había visto la puerta puesto que no la intento abrir, pero de igual forma agarré la manija que tenía está con fuerza por si Luca intentaba abrirla — Venecia no te escondas más, sé que estás detrás de esa puerta, si quieres que juguemos al gato y al ratón, yo no tengo problema alguno — el corazón se me iba a salir del pecho en el momento en que dijo eso, tenía que poder retrasarlo un poco, así esperar que venga alguno de los chicos, saqué rápidamente el teléfono y le mandé un mensaje a Sergey como pude, teniendo con la otra mano la manija de la puerta




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