Sólo Déjame Amarte

Capítulo 45. Descubriendo Verdades.

Sergey

Estoy sin palabras, ¿Venecia hija de Isaac? Me esperé muchas cosas pero nunca se me había pasado eso por la mente

— ¿Cómo que tu hija? — preguntó Vico a mi lado, estaba más o igual de sorprendido que yo

— Sí, mi hija, mi pequeña

— ¿Cómo fue que lo descubriste? — yo pregunté esta vez

— Una carta

— ¿Carta? ¿Cómo coños una carta?

— Si una carta, mírala — me tendió el pedazo de papel

La desarrugue

"Querido Isaac, ¿Cómo estás?

Ya ha sido un año de tu desaparición, si esta carta la estás leyendo es porque ni Pablo, ni yo estamos con vida, después de todo lo que te quiero decir, es algo muy importante como para guardármelo hasta la tumba.

Esto no lo escribí para ti o por ti, lo escribí por Amelie, y aunque este diciendo que no sea para ti, en cierto modo mereces saberlo.
Antes de decírtelo, quiero contarte algo y por qué no te lo dijimos, no te lo dijimos porque sabíamos que no íbamos a durar ya mucho tiempo con vida y vos te habías ido, Amelie tenía cáncer terminal y estaba embarazada, asustada y sin vos, nunca supimos porque te habías ido, así que Amelie dio a luz a una preciosa niña antes de morir y nos pidió que la cuidáramos como si fuera nuestra hija, que la amaramos y así lo hicimos

Esa preciosa niña, de ojos cafés, esa preciosa niña que tanta alegría trajo a nuestras vidas, es Venecia. Amelie murió antes de decirnos cómo quería que se llamara, así que le pusimos el nombre que tanto amamos Pablo y yo, ya que ahí empezó nuestra historia, pero hay algo que vos tampoco sabes, el padre de la niña, es un tipo grandioso, inteligente y bueno, pero que estuvo perdido, el cual no se pudo hacer cargo de Amelie y la beba en su momento, pero el padre de la bebe está leyendo la carta, SOS VOS, Isaac, Venecia es tu hija.

Esa magnífica chica, es hija de Amelie y tuya, son los seres más afortunados del mundo por eso, perdónanos por mentirte, pero necesitábamos disfrutar eso antes de morir, ámala mucho, ámense mucho, después de todo, solo se tienen el uno al otro.

Pd: No nos odies Isaac, intenta entendernos, queríamos hijos, pero no podíamos dejarlos huérfanos, amamos a Nessie como si fuera nuestra hija y luego fue tuya, sé que es un secreto fuerte, pero ya está, ¿no?

También te amamos, nuestro hermano de la vida. Hay más secretos, pero no creo que sea  momento, sé que sos paciente y algún día los sabrás.

Atentamente

Alana De Agostini

Terminé de leerla, la sorpresa no se iba de mi rostro. Isaac se perdió 7 años con Venecia por el egoísmo de Pablo y Alana, ya que ellos querían probar que era tener un hijo, hicieron de la hija de Isaac la suya por siete años y a Isaac, ese tiempo nadie se lo va a devolver, ni los 16 años creyendo que no tenían familia. Me dio enojo

— ¿Nunca pensaste que fuera tu hija? — preguntó Vico

— Sí, Vico, todas las noches me las pasaba pensando en eso, sobre todo por la estatura y los ojos claros, en esos somos iguales — comentó Isaac sarcásticamente

— No me refiero a eso — Vico estaba serio — he leído que uno puede sentir o algo así, que es tu hijo o hija, no sé

— Sí, siempre he tenido un amor especial por Venecia desde que la vi, pero nunca lo asocie con eso — se quedó pensativo — aunque pensándolo bien, Venecia es muy parecida a la madre, castaña, pequeña y ojos oscuros

— ¿Te gustan las morochas no? — Ambos lo miramos, Isaac y yo — bueno no me miren así era para romper la tensión del momento

— Tienes que igual hacerte un ADN, es mejor comprobar todo esto, y ¡Dios tu hija! Juro que creía que pasaba cualquier cosa menos esa

— Sí, estoy de acuerdo contigo, me toca hacerlo, créeme que estoy aún en shock, y aunque este de mal genio con Pablo y Alana, estoy feliz, me siento como un niño en Navidad, hace mucho no me sentía así, es el mejor regalo del mundo — sonreí cuando dijo eso

— Ahora vas a tener preferencias por ella — volteé mi vista a Vico

— Vico, Venecia siempre ha sido la favorita — me reí

— Si, es verdad — le sonrió Vico a Isaac y lo abrazó, Isaac le correspondió el abrazo, duraron un rato así, sentí un poco de nostalgia — che, no te me pongas mal que para vos también hay cariño — Vico me atrajo al abrazo. Estuvimos así durante unos segundos, sin decir nada entre los tres, hasta que yo rompí el silencio




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