Sólo Déjame Amarte

Capítulo 47. Consecuencias.

Sergey

— Te damos dos meses — habló uno que era de aspecto asiático — dos meses para saber cuál es el nombre de la "abeja reina" y traerlo ante nosotros, luego de eso, volverás a la prisión, a no ser que algo surja, donde se puedan perdonar tus actos. Está dictado, se cierra la sección, puedes volver a tus deberes — término de hablar y sentí un dolor de cabeza, vi la cara de Isaac, la cual estaba sorprendida y miraba con rabia al tipo asiático, Valencia me miraba con tristeza

— Como usted mande — salí de la sala y fui al único lugar donde quería y estaría, el invernadero.

Llegué y estaba frío. Prendí la calefacción, sonreí ante el recuerdo de la noche en que hice el amor con Venecia.

Me senté al frente de las estructuras de mármol

— ¿Y bien? — Les pregunté cómo si fueran a contestarme — no es justo que le hayan hecho eso a Venecia y a Isaac. — me reí porque estaba pensando más en como tomaría Venecia lo que me pasaría que en como lo tomo yo. Si fuese solo yo me importaría una mierda, pero separarme de Venecia, creo que será más doloroso de lo que pensé — ¿Así que así es como se siente? Te importa muy poco lo que te pase a ti, pero lo que le pase a la otra persona es como si te dieran directamente al corazón — susurré. Sentí que abrían el invernadero, volteé a mirar y vi que Isaac entraba, se sentó a mi lado

— Te vi salir directamente hacia acá, quería hablar con vos, saber cómo estabas

— ¿Por qué te importa tanto lo que me pase a mí? — pregunté sin rabia, solo era curiosidad

— Es fácil encariñarse con vos, cuando te conocí sabía que tenías más futuro que estar en una prisión — había algo en esa historia que no terminaba de cerrarme puesto que siento que me quería inclusive antes de conocernos

— Bueno al parecer no es tan así — contesté sin mirarle aún

— Haré lo que sea posible para que no termines de nuevo allá, ese no puede ser tu futuro, creo en algo más allá de eso

— ¿Lo haces por mí o por Venecia? — pregunté esta vez mirándolo, él me miró y sonrió

— Lo hago por vos, admito que ahora también lo hago por ella. Merecen estar juntos, pero créeme que cuando te digo que también lo hago por vos es porque te considero uno de mis chicos, eres parte de este equipo y sé que cada uno de los chicos lo piensa así — su voz tenía un atisbo de tristeza

— Si no puedes hacer nada, estará bien, supongo. Merezco mucho menos de lo que tengo ahora, Isaac, es lo correcto. — Volví a mirar las estructuras — Maté, extorsioné e hice cosas que me arrepiento de hacer, cada quien tiene que pagar por lo que hace, la ley de la vida — admití lo que jamás había hecho con Isaac. Me encogí de hombros y sonriéndole, para que se relaje un poco — ¡Ay! Como me dijo Vico, no lloraré por lo que pierdo si no reiré por lo que tengo, y lo que tengo son ustedes y los aprovecharé mientras pueda

— Vico es sabio cuando no está siendo un niño — se rió cuando lo dijo

— Lo es

— ¿Qué le dirás a Venecia? — preguntó preocupado

— No le diré nada, no quiero que se haga la cabeza y este triste, prefiero despedirme sin hacerlo. Quiero vela feliz, siempre

— Sabes que quizá le pegue duro eso de que le mientan, primero sus padres y ahora vos, ¿no estarás siendo un poco ligero con las decisiones?

— Jmmm no sé, Isaac, pero somos grandes y sé que las decisiones tienen consecuencias, y las consecuencias que tengo que tomar las tomaré al momento de decidir. Sé que Nessie es tu hija, pero también es mi novia, y como tú, yo también quiero hacerla feliz, por eso no quiero perder un solo segundo lamentándome por lo que pasará y sí, pasando cada momento de estos dos meses haciéndola feliz, esa es mi decisión, y no cambiará — no dejaba de sonreír. Isaac asintió

— Está bien, pero donde te salga mal y Venecia salga mucho más que lastimada, todo el cariño que te tengo se irá por la borda — reí

— Lo sé, es un riesgo que merece la pena tomar — terminé de hablar y sentí mi celular vibrando, era Victorio, Isaac me sonrió

— Contéstale, iré a despedir al consejo

— Gracias

— De nada, chico — esperé a que saliera y contesté el celular

— Aló

¿Qué pasó? — fue directo al grano

— En dos meses soy un preso de nuevo — respondí sin más. Hubo un silencio largo, si no fuera porque Vico estuviese respirando al otro lado de la línea




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