Sólo Déjame Amarte

Capítulo 52. Verdades.

Venecia

Después de golpear a Nicolai, volteo mí vista a Sneijder, estaba sorprendido

— Nunca pensé que

— Solo, no digas nada — entré nuevamente a la sala donde se encontraba Theo, tenía ambas computadoras en la mano

— ¿Crees que toca dejarlas acá o se las llevamos a Isaac? Te digo la verdad no confió mucho en nadie que no seamos nosotros — dijo pasándome una de las computadoras

— Si te soy sincera, yo tampoco — suspiré tristemente, Theo me miró serio y se acercó, dejó la computadora a un lado y me abrazó, mis lágrimas volvieron a brotar

— No debiste ver eso, no quiero que tus teorías de bondad cambien

— Yo — me apreté más a él — creo que él es la primera persona que odio

— No, no digas eso, Nessie, si vos me decís eso, la esperanza se evaporaría, seguí creyendo y déjanos los malos sentimientos y pensamientos a nosotros, vos seguí teniendo la esencia que tenés — se separó de mí y limpió una lágrima que estaba a punto de salir

— ¿Cómo puede haber gente así? — le pregunté con un sollozo

— Porque nunca tuvieron amor...

 

1 semana después de la ida de Venecia y Theo

Theo y yo estamos en el aeropuerto hace 2 horas, Sneijder nos despidió antes de venir para acá, en esta oportunidad no tendremos que hacer tantas escalas y esperar tantas horas, puesto que será viaje a Japón y de Japón 14 horas a Argentina.

Estos días he estado algo triste por lo que pasó, sé que no conocía a Vicente alcatraz, pero él era un ser humano y también me di cuenta de que la realidad no era tan rosa, siempre estuve en una burbuja, puede que sí haya tratado con delincuentes, pero el tener tan cerca de la mafia, me dio otra perspectiva de las cosas, aunque sigo con mis ideales y mis pensamientos, creo que este es el primer momento en mi vida en el cual dudo de ellos y eso hace que sienta un poco de rabia hacia mí. Suspiré mirando al piso, jugando con las ruedas de mi maleta

— Nessie — sentí mi nombre algo lejano, mis pensamientos estaban revueltos y no sabía cómo salir de eso — ¡Venecia! — Me sobresalté ante el grito de Theo — ¿estás bien? Te pregunto porque no sé, esta semana has estado ida, no me gusta verte así y no hacer nada — lo miré

— Estoy aturdida, solo necesito algo de tiempo, creo que es la primera vez en mi vida que me golpeo contra la realidad — reconocí y Theo me agarró el cuello con ambas manos

— Mírame — elevé mi vista hasta que sus ojos topaban con los míos — "Cada dogma tienes sus días, pero los ideales son eternos" — le sonreí

— Israel Zangwil — le contesté

— Israel Zangwil — repitió y suspiro bajando la vista sonriendo, volvió su vista a mí — “La violencia es el miedo a los ideales de los demás” — volvió a sonreír, ya que sabía que había acertado al imitar a uno de los pensadores que más he admirado en mi vida

— Gandhi — le contesté nuevamente

— Gandhi, él no se rindió nunca acerca de sus ideales sabiendo lo que estaba pasando en el mundo y lo que seguiría pasando más allá de lo que él viviría, creo que él es el mejor ejemplo que podrías tomar, la paz se consigue con paz, el amor con amor y la violencia con más violencia, supongo que nosotros somos los que elegimos que enseñar, si escoges uno, lo escoges para siempre, sé que no sos una de las minas que se va por la doble moral, así que creo que ya elegiste, seguí por ese camino — le sonreí rodando los ojos, sabiendo que él tenía su punto y que yo tenía que aceptarlo — Touche

— Sí, supongo que sí

— No, supones no, tengo razón, como siempre y eso me hace una de las personas más inteligentes que conoces y vas a conocer, además de atractivamente ardiente

— Callá, sonaste como Vico — me sonrió y me abrazó

— Quiero que estés bien, es todo, te amo y quiero que mi Nessie jamás cambie — me susurró

— Gracias por quererlo — mis brazos apretaron más su espalda — y hacerlo

— Si, en fin — se separó de mi — ¿algo para comer?

— En definitiva — respondí yendo detrás de él.




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