Sólo Déjame Amarte

EXTRA: Inicio de Mel y Vico.

Victorio

Este día ha sido lleno de sorpresas, primero me entero de que Venecia e Isaac son padre e hija, que siempre lo fueron pero que por el deseo de Pablo y Alana de tener una hija, le mintieron a Isaac, estoy enojado con ellos, muy enojado y probablemente estoy creyendo que soy malagradecido con ellos y no, aunque en realidad fue Isaac quien terminó de criarnos a Theo y a mí, luego de tan grande noticia me vengo a enterar que Sergey se va para Rusia, y no sé por qué, pero siento que eso es injusto. Él puede tener los demonios que tiene y el pasado que tiene, pero las acciones cometidas en el presente, me hicieron dar cuenta quién es de verdad y siento que es uno de los nuestros, y sé que no soy yo solamente, Theo también lo siente uno de nosotros y no es fácil entrar en confianza para nosotros dos desde que nos abandonaron. El pensar en eso, hizo que me removiera mi cama, estoy enojado con muchas personas, aunque me siento feliz con Venecia e Isaac Vi que Sergey agarró su celular, me dispuse a charlas con el

— Tampoco podés dormir — afirmé y este bajo su celular, creo que pensó que dormía

— No, son muchas cosas en mi cabeza, acá entre nos, no quiero volver a Rusia — su tristeza era notable y la mía también, reposé mi cabeza en mi almohada, miré al techo

— ¿Crees que podrían llegar a un acuerdo si por algún motivo te dan un ultimátum?

— No sé, Vico, no tengo el mejor historial, antes de llegar acá no me importaba nada y ahora tengo miedo de lo que puedan decidir — sentí su miedo, porque yo también estaba mal por él

— También me preocupa lo que pueda pasar con vos, con sinceridad te lo digo

— Gracias Vico — después de eso, le recuerdo que era para mí como un hermano, que lo sentía como si fuera otro Theo en mi vida y que me dolería si llegara a pasar algo malo. Fue una charla profunda donde vi un Sergey vulnerable y eso no fue algo bueno, después de todo era el delincuente al que no le importaba nada, me recordó a mí en mis años anteriores cuando tuve que velar por Theo y por mí, fue una mierda.

Después de encontrarnos a desayunar, quedamos en que entrenaríamos un rato, para hacer guantes y descargar un poco las penas con rudeza, sentí a Portos a mi lado, sonreí, este perro era uno de los seres que mejor me caían en la vida, le di un bocado

— Buenos días, ¿qué onda con sus caras? — si supieras Mel, estarías peor que nosotros, pensé para mí mismo

— Un mal amanecer, eso es todo — contestó Sergey. Al voltear mi vista a ella, en mí entraron unas ganas locas de besarla, de decirle que no quería perder más tiempo con ella, pero la cobardía me ganó

— ¿Saben algo de Theo y de Venecia? — negamos al mismo tiempo Sergey y yo, ella dijo algo más y Sergey contestó de nuevo, no puse mucha atención por estar sumido en mis pensamientos.

Después de entrenar y tener una charla de superación y ánimos hacia Sergey, él se sintió un poco mejor al igual que yo, cuando me di cuenta la hora, Sergey ya casi estaba por ir y yo solo pensaba en lo que podían decirle a él Mis dedos ya casi no tenían uñas, miraba cada cinco minutos el reloj y veía que Sergey no salía ni escribía, me estaba volviendo loco, parecía una mina nerviosa porque le dirán que era embarazada o porque su novio la iba a dejar. Esperé un rato más en la plazoleta de comidas y fui a llamarlo pero había un mensaje de Mel en mi bandeja de entrada

Mel: "Necesito hablar con vos"

Yo: "¿Ya?

Mel:" En cuanto puedas"

Yo:" Okay"

Después de contestarle, llame a Sergey

Aló

— ¿Qué pasó? — salió la pregunta sin saludo

En dos meses soy un preso de nuevo — ¡mierda! Sentí rabia. La gente me miraba al haberme quedado parado allí en medio

— ¡Qué mierda! — un chico se quedó mirándome — ¿Qué me mirás así, pendejo? Sí, estoy gritando en medio de la plazoleta de comidas — le grité al chico y este salió espantado, el ruso se rió al otro lado de la línea — ¿de qué te reír vos ruso?

Me río del escándalo que armaste

— Déjate de joder, no tenes corazón conmigo ¿es en serio lo que decís? — guardaba la esperanza de que me estuviera haciendo una mala broma. Después de aceptar que era lo que el consejo había dicho, me dirigí al edificio de las chicas mientras hablaba por celular, aunque en la conversación no había un ambiente tenso, de hecho me impresionó el hecho de que estuviese relajado— Ajá, te dejo que ya estoy entrando al edifico




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