Estaba emocionada por ver a Henry nuevamente, se había convirtió en uno de mis mejores amigos al final del colegio, con poco tiempo de conocernos y choque constante de nuestras personalidades, logramos un lazo verdadero de amistad. Francamente a me caía pésimamente mal cuando lo conocí. Un tipo creído, inteligente sí, pero con un sentido de la decencia mínimo; era el típico chico guapo, pero todo un don Juan con un don excelso de la palabra, y no sólo con las chicas de su edad, no, también con las maestras Perfecto orador que lograba tener mas tiempo en los exámenes y a través del su bendito don, sacarle media respuesta a las maestras. ?¿Una fichíta? Por supuesto, pero esa fichíta era mi amigo y tenia un gran corazón, te escuchaba, enseñaba y aconsejaba, el mejor amigo que pude haber tenido en preparatoria.
Sinceramente yo no era la chica mas glamurosa en preparatoria, tenía partidos de fútbol dos veces a la semana, así que llevar tacones y una falda corta no era na prioridad en ese entonce y no lo era hasta hace algunos meses, los kilos de mas muchas veces me hacían optar por ropa holgada y sin tanto chiste. Así que era algo normal en mi, nunca me ha gustado maquillarme tanto y en ese entonces usar mascara para pestañas ya era demasiado, yo siempre fui muy practica y por ende mi cabello rara vez tenia un buen arreglo; cola de caballo, suelto al mero estilo tío cosa, era el pan de cada día.
He visto a chicas que tienen un cabello hermoso y manejable y después estoy yo y mi cabello rebelde, desde que era niña siempre ha sido así, a veces me pongo a pensar cuando será el día en que se le ocurra darme un poco de paz. La nueva yo, siendo más increíblemente yo, había mejorado mucho en ese aspecto físico y me encantaba, seguía siendo yo, pero mejor peinada.
—Deniss ¿ese milagro que te levantaste temprano? —se que para las mamás es un milagro del cielo que uno se levante temprano ¿O seré yo la única hija que se levanta tarde? Por que si así es soy una pésima hija, pero bueno mi hermana es pero que yo lo que no me hace tan pésima.
Mire a mi madre y después volví a verme al espejo, resople fastidiada ¿Cuándo terminaría con esta melena?
—Mira mamá mi cabello, es un desastre y lo tengo que arreglar así que necesito concentración.
—Pero debes ayudarme a hacer el desayuno
—¡Ah! — definitivamente las mamás no entienden cuando una esta apunto de entrar en crisis y es que sinceramente quería que Henry se muriera al ver a su nueva amiga, en plan diva y no tío cosa —bueno... acabo una parte y te ayudo.
Regreso a la cocina y yo empece a cepillar mi cabello, Dios esto es tan difícil y lo hago todos los días, unos días queda bien otros más o menos, el cabello siempre se revela en los momentos menos oportunos, mi cabello es traicionero. Nunca te muestres desesperada porque algo quede perfecto, el cabello en este caso, huele tu miedo.
En fin hoy tenia que quedar perfecto .Sé que hoy me estoy esforzando demasiado, es una sensación rara, como si algo fuera a pasar, no en el mal sentido. Recuerdo sentir esta sensación el día que conocí a Joseph y Charles, hijos de un Pastor que era amigo de la familia y que nos visitaban por primera vez, fue un verano, cuando tenia a penas 12 años, ese día tenia una sensación similar, pero ahora la sentía mas fuerte que entonces. Puedo decir que Joseph fue el primer niño que me gusto, el primer amor de verano y se podria decir que mi primer amor, en aquella inocencia, no entendía del porque de esta sensación, así que decidí no prestar mucha atención a eso.
Después de más de media hora podía decir—¡cabello listo!— y un poco de maquillaje.
Desde mi armario el vestido veraniego blanco de encaje en la parte de la falda me llamaba, el día esta soleado así que quedara perfecto. Un sencilla chaqueta de mezclilla y sandalias marrón tostado de tacón completo, por aquello de que no soy tan perfecta en tacones.
Estaba desayunando aún tenía tiempo de sobra así que me iría con absoluta calma.
— ¿De donde viene esa música?
—¿Cual papá? —enfoque mi audición y distinguí el tono de llamada de mi celular —¡Oh es mi celular! —corrí a mi habitación, mire la pantalla de este, era Hanna quien llamaba.
Que raro.
¡Hola Hanna! ¿Qué paso? No me esperaba tu llamada
No has visto mi mensaje ¿verdad?
Mmmm... no ¿Cuál? ¿Por qué?
Hoy si hay clase. La coordinadora aviso ayer por la noche.
¡¿Es en serio?! —estaba totalmente confundida.
Sí, te llame porque vi que nos revisaste el aviso, ni habías visto el mensaje que te mande más temprano.
¡Ah! !No puede ser! Llegaré tarde le puedes avisar al maestro que voy retrasada, arruino mi viernes.
La escuche reír por mi drama, la verdad es que ser un poco, sólo un poco, dramatica era algo que traia en los genes.
Pobre ya se ganó tu lado malo. No te preocupes, yo le aviso, nos vemos al rato.
Nos vemos en clase, gracias por avisarme, amiga.
Colgué, corriendo otra vez al comedor.
—Siéntate a terminar el desayuno Deniss —me insistió papá. Hoy no tenían clase.
Mi papá es el mejor maestro de primaria que conozco, y no lo digo porque sea mi papá, lo digo por los hechos que ocurrieron el año pasado, iban a cambiarlo a otra primaria, cosa que su supervisor quiso, pero no pudo ser ya que todos los padres se reunieron y le pidieron, más bien le exigieron al director que no lo cambiara, argumentando que era el mejor maestro que sus hijas han tenido, recuerdo todo, y me hace sentir muy orgullosa de ser su hija.
—Sólo me tomo el jugo y ya, por que me tengo que ir a clases
—¿No que no tenías clases?
—Supuestamente no tenía clases pero me llamo Hanna para decirme que ayer por la noche la coordinadora dijo que sí, a ese maestro se le ocurrió ir hoy, o sea es viernes que le costaba tomarse ya toda la semana de descanso y nos dejaba a nosotros vivir en paz.