Solo enamorate de mí

Capítulo # 6

Capítulo # 6

En la mansión Greco Di Rossi.   

Fiore nunca se imaginó que su día estaría lleno de sorpresa, su empleada la llamo para avisarle que no se presentaría a trabajar porque su hija se encontraba enferma, solo le quedó decirle que le deseaba una pronta recuperación, la segunda fue ver a su hermana en la puerta de su casa llena de lágrimas abrazándola y pidiéndole ayuda. Ella le confesó que se encontraba embarazada de tres meses… No podía ocultar su embarazo y no sabía qué hacer.

Quedó un poco seria al saber la noticia, su hermana apenas tenía diecisiete años y se encontraba esperando un bebé. No quiso imaginarse el revuelo que habrá en su antiguo hogar. 

—Lo siento —dijo una y otra vez—, no lo planee y él tampoco —llorando sin parar. 

—Estoy muy decepcionada —dijo con seriedad y la abrazo—. No soy nadie para juzgarte, ¿papá lo sabe? 

—Les dejé una nota, diciéndoles que me iba de la casa porque estoy esperando un bebé —confesó abrazándola con fuerza—, no sé qué estará pasando allá.

—¿Y el padre del bebé lo sabe? —preguntó mirándola con seriedad.

Ella asintió y habló:

—Le envié un mensaje Fiore, sé que no se hará cargo del bebé. Es un hombre que no le importa nada… Yo lo amo, para ser sincera, yo fui la que comenzó todo, le mentí, le dijo que tenía veintidós años —y explicó sollozando—. Él no tiene la culpa —aseguró abrazándola—, es un hombre maravilloso, me ha tratado muy bien. Dejo a sus amantes por estar a mi lado —separándose un poco de ella—. Se enfureció cuando supo de mi edad, desde ese momento no sé nada de él.

Fiore quedó anonadada y asqueada lo que estaba escuchando, desde cuando su hermanita se comportaba así, Blanca siempre fue caprichosa y egoísta, nunca pensó que podría llegar a ser amante de un hombre mayor que ella, la miró con seriedad. Solo le pedía a Dios que no estuviera casado.     

—Hermana —dijo mirándola con preocupación.

—Blanca —habló con autoridad—. ¿Quién es el padre de tu bebé? —le ordeno.

—No puedo —llena de miedo, si decía que Mario Greco era el padre de su bebé, se abriría una guerra entre familias. 

—No diré nada.

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En la empresa Greco.

En la oficina de Máximo quedó de piedra cuando su hermano le contó que su amante estaba embarazada.

—Estás bromeando —dijo serio y mirándolo.

—Ojalá que lo fuera —comentó desesperado—. Amo a esa niñita, tengo miedo de que me metan preso por ser menor de edad —confesó angustiado.

—¡Qué! —exclamó sin poder creerlo—. ¡Menor de edad!, ¡qué demonios, estabas pensando! —alterado—. ¡Maldita sea! Eres un hombre de treinta años, tienes que saber diferenciar a una mujer con una niña.

—Blanca Di Rossi no lo aparenta —aclaró furioso—. ¡Me engaño! —confesó dolido—. Pensé que tenía más de veinte años y mira solo tiene diecisiete.

—¡Dios! —exclamó cayéndose en su silla—. Mi cuñada es tu amante.

—Sí, nos conocimos en un desfile en París, tomamos unas copas y pasó lo inevitable. Desde ese momento nos citábamos en mi departamento y sabes la pasábamos muy rico, cuando la vi en tu matrimonio quedé de piedra, más por su edad. Sin darme cuenta me enamoré de ella, puede tener solo diecisiete años es muy madura.  

—Vaya mi hermanito enamorado —emocionado, su hermano nunca se enamoró de nadie, creía una vez que sí lo estaba, pero jamás paso nada.

—Quiero casarme con ella —anunció serio—, quiero que formemos una familia juntos.

—Es lo correcto, que pensaran la familia de ella y, ¿nuestros padres lo saben?

—Sí, les dije que sería padre y se pusieron a brincar de la emoción. La felicidad no duro, cuando les comenté quién era la madre de mi primogénito, mi padre grito como loco y mi madre llorando porque me van a meter preso —contó suspirando—, es un caos. 

—No es para menos.

—¿Qué hago?

—Porque me lo dices a mí —soltó incrédulo—. ¡Yo no he dejado embarazada a nadie!

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En la mansión Greco Di Rossi.

—Llamaré a Máximo —comentó Fiorella molesta—, tiene que ayudarme con esto.

—No por favor —pidió ella arrodillándose—. No le digas nada.

Ella la ayuda a levantarse. 

—Por el amor de Dios —comentó asustada—. No hagas eso. Me estás asustando —confesó abrazándola con fuerza—, no le diré nada, cálmate por favor.

Blanca la abrazo con fuerza, su hermana la encamino hasta su habitación y la dejo acostada en su cama para qué descansará, sabía perfectamente que el viaje era muy largo para ella, no debía de ser nada fácil y menos estando embarazada.

Se fue directo a la cocina, abrió la nevera, agarró una champaña y la abrió, sacó un vaso y lo tomó, necesita un poco de alcohol para asimilar lo que estaba pasando. Su hermanita pequeña, que prácticamente la crio, se encontraba embarazada de tres meses… Se sentía mal porque Mariela, no fue más firme con ella y ponerle mano dura al momento que Blanca comenzó a revelarse, ahora nadie podría ayudarla. Su pequeña hermana crecería de golpe y no podría disfrutar su juventud como se debía

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Una hora después.

Máximo y Mario se dirigieron a la casa, hablar tranquilamente sobre el nuevo miembro de la familia Greco, Máximo al entrar quedó consternado al ver a su esposa tomando en la hora de la mañana.       

—¿Qué significa esto? —preguntó furioso.

—Aquí celebrando que mi hermanita será madre —respondió molesta—. Estoy, ¡Furiosa! ¡Odio al maldito que la embarazo! —exclamó—, es una niña.

—Lo siento —habló Mario—. Soy el hombre que embarazo a tu hermana.

Fiore se levantó del sofá y se lanzó hacia él golpeándolo con furia, Máximo intento agarrarla, no puede con ella. 

—¡FIORE! —gritándola e intentando quitarla, sus intentos eran nulos.

—Voy a matarlo —anunció encima de él y golpeándolo.

Mario no podía con ella.




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