Solo enamorate de mí

Capítulo # 8

Capítulo # 8

En el departamento Greco Di Rossi.

Máximo la miró sorprendido, su esposa no se acordaba de lo que había sucedido la noche anterior.

—¿No te acuerdas? —preguntó con seriedad. 

—No —contestó desesperada—. Solo recuerdo que estábamos en la fiesta, bailamos mucho y tome un jugo delicioso. Llegamos a la casa, tome una ducha y… —de golpe recordó todo.  

—¿Y?

—No sé nada más —afirmó avergonzada de lo que hizo la noche anterior. 

—Voy a buscarte un poco de agua —dijo levantándose de la cama, tomó su bóxer y se lo colocó, salió de la habitación y se acercó a la nevera, y agarró un vaso, lo lleno de agua. Y nuevamente entró a la habitación—, toma.  

—Gracias —dijo agarrándolo con cuidado.

—Buscaré una pastilla para el dolor de cabeza —revisando la gaveta.

—No te preocupes, ahora se me pasa.

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Unos minutos después.

Fiorella tuvo que salir corriendo al baño a vomitar, no podía controlarlo, sintió las manos de su esposo sosteniéndole la cintura, se sentía tan mal.  

—No te asustes, esto suele pasar —dijo acariciándole el cabello.

Ella, al terminar de vomitar, su esposo la dejo en la cama de nuevo.

—Me siento horrible —dijo sintiéndose muy mal. 

—Es natural —afirmó sentándose en la cama—. Cuando tomas, o te duele la cabeza, o vomitas, o puede ser ambas.

—Gracias por la información —dijo arropándose más.

—Voy a buscarte algo de ropa —aún seguía desnuda—, no vaya a hacer que te dé una pulmonía. 

—Exagerado —sacándole la lengua.

—Verte así desnuda, es una gran tentación —aclaró serio. 

—Pásame una bata —pidió sin más.

Él obedeció y le entrego la bata, Fiorella se la colocó. Se acomodó de nuevo en la cama, Maxi solo la observó, decidió vestirse y comer un poco, era mejor dejarla sola, así dormía con tranquilidad, lo único que lo dejo intranquilo fue que ella no recordara que no habían tenido intimidad… Sintió que él la hubiera violado, aunque hubiera sido al revés porque ella fue la que comenzó todo, él podía decirle que no había pasado nada, que solo la había desvestido para que durmiera tranquila, rayos pensó él frustrado, tenía evidencias como la cama no estaba muy limpia para solo dormir, tendría que decirle la verdad y decirle que se aprovechó de ella, para que ella no se sintiera avergonzada de lo que ella le hizo a él.

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Unas horas después.

Máximo estaba solo en la sala, su esposa tenía alrededor de dos horas durmiendo, no quería molestarla, lo único que hizo fue prepararle una sopa que le sustentara para que se sintiera bien… Así poder ir a visitar a su familia y regresar pronto a su hogar.  

—Hola —habló Fiorella apareciendo.

—Hola —contestó mirándola—. ¿Y cómo te sientes?

—Mejor —acercándose a él y sentándose a su lado—, tengo hambre.

—Hice una sopa, no soy tan buen cocinero como tú, pero al menos me defiendo —comentó levantándose para ir a la cocina, al llegar tomó un plato y le sirvió la sopa, a continuación, la colocó en la mesa—, ven.

—Sí —afirmó levantándose con rapidez y sentándose en la silla para degustar la sopa, se veía muy buena—. Tiene muy buen aspecto.

—No quedó tan mala —aseguró él.

Fiorella lo observó y dudo un poco en probarla, pero lo hizo, tomó la cuchara y la lleno del líquido, la probó, no estaba tan mal. Sí, la hubiera hecho ella, estuviera riquísima.

—No está tan mal —comentó con sinceridad.

—Bueno, al menos lo intenté —suspirando, sabía que no era tan buen cocinero, se sabía defender y eso era lo importante.

—Gracias Máximo.

—¿Por qué?

—Por la sopa, no tenías que hacerla y preocuparte por mí —dijo dando un suspiro para continuar hablando—. Es que, tú y yo ya no somos pareja.

—Lo hice porque me importas y para mí esto todavía no ha terminado —habló con rudeza—. Anoche, tú me lo demostraste —miró como sus mejillas se pusieron rojas de vergüenza—. Lo sabes, ¿verdad?

—Lo recordé —sintió que el apetito se le fue de golpe—, no sé qué me paso, para mí fueron las copas y nada más.

—Nada más —dijo furioso—. ¡Acaso soy un juguete!

—¡No! —aclaró desesperada—. Cuando tomas alcohol, haces cosas que no debes.

—¿Fue un error? —preguntó, abatido.

—Sí.

—Cuando estés recuperada, te pediré que te vayas de mi vida —anunció con brusquedad.

—Tranquilo —dijo sin poder creerlo—, cuando lleguemos a Venezuela, me iré de tu vida para siempre —anunció levantándose de la silla, se fue corriendo para la habitación dejando notar sus lágrimas.

Máximo se sintió muy mal, ella no entendía sus sentimientos… Sabía que no la amaba, la quería con todas sus fuerzas y ella lo rechazaba entonces, la separación sería lo más sensato para ellos dos, así ella podría encontrar el verdadero amor.

Se acercó a la habitación, su esposa estaba vestida y observó que tenía la maleta en la cama.  

—¿Qué haces?

—Me voy —anunció abriendo la maleta—. Saldré hoy de tu vida, tranquilo. Tomaré el primer vuelo para Venezuela.

—No seas caprichosa —comentó serio.

—No soy caprichosa —aclaró airada—, tengo dignidad.

—Ven —dijo acercándose a ella y tomándola de las manos, la obligo a sentarse—. Discúlpame, por favor. No soy un hombre de sentimientos, soy muy tosco… Quédate.  

—Pero —anonadada por su actitud tan repentina.

—Cuando lleguemos a Venezuela, aclararemos todo —afirmó dándole un beso en la mejilla.

—Está bien —dijo con tranquila y levantándose. 

—Siéntate.

Fiorella se sentó al lado de él.

—Ve a comer algo, para que vayamos a ver a Saray Belinda Marie —dijo con suavidad—, creo que le diré de cariño “Marie”

—Es un nombre muy largo —admitiéndolo, su hermana le colocó un nombre muy extenso a su sobrina—. Sí, llego a tener un hijo o hija, será un nombre corto.




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