Solo Era Una Noche

Capítulo 4: Desaparición matutina

Grayson

El sol se filtraba por las cortinas cuando abrí los ojos.
La habitación olía a perfume floral, sábanas revueltas y whisky caro. El otro lado de la cama estaba frío.

Me incorporé, el cuerpo todavía relajado por el recuerdo de la noche anterior. El colchón arrugado, la ropa esparcida en el suelo, y ni una nota. Ni un número.

Nada.

Me reí entre dientes. Había sido increíble.
Ella era intensa, brillante, divertida. Y cuando se entregó, lo hizo con furia. Como si no quisiera pensar, solo sentir.

La habitación estaba en silencio. Y por alguna razón... me molestó.

No es que esperara que se quedara para el desayuno, pero… ¿ni siquiera un nombre?

Me duché, me vestí y pedí un café doble. El teléfono no dejaba de vibrar con mensajes sobre el cierre del trato. El mundo seguía girando.

Yo volví a ponerme el traje, a usar la máscara.
Porque eso fue lo que fue: una noche.

Una jodida noche perfecta con una mujer que probablemente no volvería a ver.
Y, por algún motivo que no supe explicar, eso no me gustó nada.




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