Claire
No sabía qué era más incómodo: el vestido nuevo que me quedaba demasiado ceñido o la idea de entrar en una casa donde claramente no pertenecía.
Grayson me había insistido —casi rogado— que lo acompañara al almuerzo familiar. "No es una presentación oficial", dijo. "Solo quieren conocerte." Pero por cómo su madre me examinó al abrir la puerta, supe que la palabra solo sobraba.
—Claire, ¿verdad? —La voz de la señora Locke era tan afilada como su peinado perfecto.
—Un gusto, señora Locke —respondí, extendiéndole la mano.
Ella la aceptó con la gracia medida de una reina. Fría. Calculadora. Estaba vestida como si fuera a una gala, no a un almuerzo informal. Sentí mis inseguridades multiplicarse.
La casa era todo lo que imaginaba de una familia rica y tradicional: mármol en los pisos, arte moderno en las paredes, y una colección de miradas que me seguían como si fuera una intrusa en su museo privado.
Durante la comida, Grayson intentó suavizar la tensión, pero era inútil. Su madre lanzaba preguntas con la precisión de una cirujana:
—¿En qué hospital trabajas?
—¿No es muy exigente ser doctora estando embarazada?
—¿Tienes familia en Nueva York?
Respondí con cortesía. Pero cada palabra era un recordatorio de lo mucho que me distanciaba de ese mundo.
El padre de Grayson no dijo casi nada. Solo lo miraba con una mezcla de desaprobación y cálculo. Como si él también estuviera negociando algo invisible sobre la mesa.
—Espero que entiendas —dijo su madre finalmente, con una sonrisa falsa—, que para nosotros la imagen lo es todo. Grayson tiene muchas responsabilidades.
—Y yo tengo un embarazo que no necesita juicios, gracias —contesté, con una sonrisa igual de falsa.
Grayson se tensó, pero no intervino. Me miró con una mezcla de orgullo y preocupación.
Cuando salimos, necesitaba aire.
—¿Siempre son así? —pregunté.
—No, hoy fueron educados.
—¿Educados?
—Te juro que mi madre solo empieza a ser hostil cuando sonríe mucho.
Tuve que reírme, aunque por dentro, algo dolía. Porque entendí que su mundo era un campo minado. Y yo, una intrusa sin armadura.