Capítulo 16: Error del pasado

Grayson

Había algo en Claire que derrumbaba todo lo que había construido.

Control, distancia, seguridad… Ella lo deshacía con una mirada.

Y por eso, cuando mi padre me llamó para “hablar de responsabilidades legales”, debí haber dicho que no.

Pero no lo hice.

—Un fideicomiso para el niño —explicó, sentado en su despacho de Manhattan, con un whisky en la mano—. Seguridad financiera. No se lo debes a ella. Es por la sangre Locke.

—No quiero que se sienta como una transacción.

—Entonces no le digas. Solo firma. Todo queda listo por si ella se aleja. Si el bebé nace. Si tú… fallas.

Lo firmé. Pensando que lo hacía por proteger. Por precaución. Por asegurar el futuro del bebé.

Pero no lo consulté con Claire.
Ni se lo conté.
Y eso fue un error.

Porque cuando ella lo descubrió —gracias a un correo mal reenviado desde la firma legal—, me miró como si yo fuera un extraño.

—¿Un fideicomiso? ¿Acuerdo legal? ¿Sin decírmelo?

Estábamos en mi oficina. Y de pronto, el aire era hielo.

—No quería preocuparte. Es solo una forma de asegurar…

—¿Asegurar qué? ¿Que yo no intente quedarme con tu dinero? ¿Que el bebé tenga lo justo pero yo ni voz ni voto?

—Claire, no es así.

—¿Y cómo es entonces, Grayson? Porque yo empiezo a confiar, a sentir, y tú estás firmando papeles a mis espaldas como si esto fuera un mal divorcio antes de empezar.

—No quería que pensaras que intentaba controlarte.

—Demasiado tarde.

Se fue.

Y esta vez, no me besó antes de cerrar la puerta.

Y supe, con una certeza que me golpeó en el pecho, que había herido algo más que su orgullo.

Había herido su confianza.
Y tal vez no tendría otra oportunidad para repararla.