Claire
La mudanza fue rápida. Más de lo que imaginé.
No porque yo estuviera completamente lista, sino porque Grayson se encargó de que todo fuera… cómodo. Pensado para mí. Para nosotros.
El ático que antes me parecía demasiado grande, ahora tenía rincones cálidos. Un sofá más blando en el salón. Estanterías para mis libros médicos. Un perchero en la entrada solo para mi abrigo. Pequeños gestos. Invisibles para otros, pero evidentes para mí.
Él no invadió mi espacio. Me lo ofreció.
***
Los primeros días fueron una combinación de calma y torpeza. Nos estábamos conociendo de nuevo, esta vez sin la tensión de una batalla constante ni la distancia emocional.
Una mañana, lo sorprendí intentando preparar huevos. Quemó la sartén.
—Deberías dejar la cocina en manos de profesionales —le dije, divertida.
—O empezar a practicar, considerando que vas a necesitar desayunos a las seis de la mañana.
—No te despiertas ni a las ocho.
—Por ti y por el bebé, haré excepciones.
Rodé los ojos, pero no pude evitar sonreír.
Luego vinieron los desacuerdos. Sutiles. Como sobre qué lado de la cama preferíamos. O el volumen de la música que escuchaba mientras trabajaba.
Pero, por primera vez en mi vida, no sentí que discutir significara romper algo. Sentí que estábamos construyendo.
Una noche, mientras me acomodaba en su pecho para dormir, pensé:
Esto no es perfecto. Pero es real. Y por ahora, eso es suficiente.
Editado: 01.07.2025