Claire
Me desperté de golpe. Sudor en la frente. El eco de un grito en mi garganta.
Otra pesadilla.
Grayson seguía dormido, con el brazo estirado hacia mí, como si incluso inconsciente intentara protegerme.
No lo desperté. Me quedé mirando el techo, con una mano en el vientre. El bebé se movía. No era doloroso, solo... inquietante. Como si también sintiera mi ansiedad.
***
En el hospital, todo seguía normal. Mis colegas decían que me veían distinta, más luminosa. Tal vez por el embarazo. Tal vez porque finalmente me había rendido a algo que no podía controlar.
Pero cada vez que Grayson llegaba tarde o recibía una llamada que no contestaba, mi pecho se apretaba. Pensaba: ¿Y si se va? ¿Y si se cansa? ¿Y si me pasa lo mismo que a mi madre?
Mi madre era fuerte. Una mujer sola, criada a la antigua, que nunca se permitió depender de nadie. Yo había jurado no repetir su historia. Pero aquí estaba, temiendo amar a alguien que podía romperme.
***
Esa noche, lo enfrenté.
—¿Alguna vez pensás en irte?
Grayson me miró, desconcertado.
—¿A dónde? ¿De esta casa?
—De... nosotros. Del bebé.
Se quedó en silencio. Un segundo. Dos.
—Claire. ¿De dónde viene esto?
—De todas partes. De mí. De mi historia. De ver cómo la gente se cansa.
Él caminó hacia mí despacio, como si temiera romper algo.
—No voy a prometerte que nunca fallaré. Pero no me voy a ir. Porque tú... tú me haces querer ser diferente.
Y lo creí. Por esa noche, lo creí.
Editado: 01.07.2025