Solo Era Una Noche

Capítulo 27: Nacimiento

Claire

No recuerdo el momento exacto en que supe que mi vida había cambiado para siempre. No fue el dolor —aunque lo hubo— ni la adrenalina. Fue ese instante después del llanto, cuando el médico lo colocó sobre mi pecho, y sentí su piel tibia, su cuerpecito tembloroso, su corazón latiendo fuerte.

—Hola, pequeño —susurré con la voz quebrada.

Mi hijo.

Las lágrimas me nublaron la vista, pero no el alma. Lo abracé con toda la fuerza que me quedaba. Todo lo que había temido, las dudas, los errores, las decisiones… de pronto nada importaba. Porque él estaba aquí. Vivo. Real.

Grayson estaba parado a mi lado, mudo. Tenía los ojos enrojecidos, una mano sobre mi cabello y la otra cubriéndose la boca como si no pudiera procesar lo que veía.

—¿Quieres cargarlo? —le pregunté.

Asintió despacio, como si tuviera miedo de romper algo sagrado. Tomó al bebé entre sus brazos, inseguro, y lo miró. Solo lo miró. Como si en ese rostro diminuto pudiera leer el resto de su vida.

—Eres perfecto —le murmuró—. Y vas a tenerlo todo. Te lo juro.

Yo lo observaba mientras sostenía a nuestro hijo y entendí que, aunque todo había comenzado con caos, estábamos aquí. Unidos. Enteros. Una familia.

—Te amo —le dije, sin pensarlo.

Grayson me miró como si el aire se le hubiera escapado del cuerpo.

—¿Qué dijiste?

—Que te amo —repetí, con una sonrisa cansada—. Aunque seas insoportable.

Él rió. Me besó en la frente. Luego bajó la cabeza y apoyó la frente contra la mía.

—Y yo a ti —susurró—. Más de lo que pensé posible.




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