Claire
Nunca imaginé que un comienzo tan caótico terminaría así.
Él duerme en mis brazos —mi hijo— y Grayson nos observa desde el marco de la puerta con una taza de café y esa mirada suya que dice más que mil palabras.
Vivimos juntos desde hace semanas. Compartimos mañanas caóticas, noches en vela, pañales, miedos y muchas risas. No somos perfectos. Discutimos por estupideces. Él olvida poner la tapa del biberón. Yo dejo mis libros de medicina por toda la sala. Pero funcionamos.
No como un accidente. No como una obligación.
Como un equipo.
—¿Sabes qué día es hoy? —me pregunta, acercándose a la cuna donde acaba de acostar al bebé.
—¿Lunes?
—Sí. Pero también se cumple un año desde la boda de tu amiga en Las Vegas.
Lo miro. Sonrío. Cierro los ojos un segundo y me dejo llevar por la memoria de esa noche.
—Un año desde que me confundiste con un camarero arrogante —añade con una sonrisa burlona.
—Un año desde que pensaste que eras demasiado para mí —replico.
Nos miramos. Nos reímos. Nos besamos.
Y mientras el bebé duerme tranquilo entre nosotros, pienso que tal vez lo que pasa en Las Vegas… no siempre se queda en Las Vegas.
A veces, te cambia la vida para siempre.
Editado: 01.07.2025