Solo eres mía y de nadie mas

▲ capitulo 7 ▲

CRISTALDO 

esa mañana baje de mi auto mientras terminaba de fumar el cigarrillo que tenía, lo lance al suelo al acercarme a la entrada de la mansión de lorenzo. sus hombres de seguridad me dejaron entrar sin problema alguno, en la entrada las mujeres de servicio me vieron.

-señor cannizzaro, desea que lo anunciemos...

-yo puedo hacerlo_ camine al comedor viendo a lorenzo y su esposa sentados

-señor cannizzaro no esperábamos su visita

-tenía tiempo ¿sus hijos?

-bueno, nuestro hijo se ha ido a la pista, y alcina sigue arriba preparándose para...

-me gustaría que su hija viniera a desayunar conmigo y personalmente me hare cargo de llevarla como traerla de la escuela

-hm, señor cannizzaro_ hablo su esposa_ realmente no creo que una jovencita como ella se sienta a gusto con...

-señora_ me acerque abriendo mi saco_ somos hombres de negocios_ deje un fajo de dinero en la mesa_ cada salida que me concedan con su hija por ser aún menor de edad tendrá una jugosa ganancia

-señor cannizzaro...

-de acuerdo_ miramos a lorenzo_ aceptamos señor cannizzaro, pero. le pediré que no dure esto

-eso lo dudo de lorenzo_ acomode mi saco

-por favor, llamen a mi hija

-la señorita se está preparando para salir a la escuela

-de acuerdo, su gustaría esperar un momento en la sala

-con gusto, tráiganme una copa de vino

-como ordene señor_ camine al otro lado donde estaría el comedor, pero me detuve para escuchar a la pareja

-porque dejaste que saliera con alcina, sabes que es mucho mayor que ella

-lo sé, pero si me negaba podría tomar repercusiones contra nuestra sociedad

-pero amor...

-sidonia. confiemos en alcina, es una chica inteligente y no se dejará seducir fácilmente por el dinero, confiemos_ sinceramente ello me molesto, ellos adorarían tener a un yerno como yo. alguien que puede darle la vida de una, no reina. una deidad que merece una mujer como alcina.

me senté en el sillón pequeño viendo a la mujer entregarme mi trago, bebi algunos de ellos viendo el pequeño marco con la fotografía de toda la familia, pero mi interés fue mutuo a la tierna sonrisa de alcina, acaricié la imagen lentamente sonriendo.

-un día serás mía alcina, solo eres mía y de nadie más_ deje la fotografía en su lugar para terminarme mi copa

-señor cannizzaro_ me levante viendo a la mujer que me había atendido_ por favor puede venir al comedor, la señorita de lorenzo esta lista

-perfecto_ me acerque entrando de nuevo viéndola tan hermosa como siempre, aunque sea con ese uniforme de escuela.

podría decir que parecía una hermosa muñeca de porcelana que fue cuidadosamente creada por las más delicadas manos de una deidad, sus zapatos perfectamente boleados. su falda de tono azul y blanco tocaba un poco más de sus rodillas, la blusa de botones blanca, sus sedosos cabellos sueltos, una gargantilla de pequeños diamantes de fantasía y un broche de una rosa amarilla.

sus flores favoritas.

me acerque a donde se encontraba quien me seguía con la mirada, era un poco más baja a mi estatura y realmente no podía negarlo. era mucho menor que yo, asique era normal.

- señor cannizzaro ¿qué hace aquí? _su voz era la más melodiosa melodía que había escuchado

-he venido a invitarte a desayunar alcina

-disculpe

-si hija_ hablo su madre_ te damos el permiso para que acompañes al señor cannizzaro a desayunar

-mamá

-hazle caso a tu madre alcina_ los miro no creyendo que fuera verdad

-vamos alcina_ me acerque a ella tomándola de la cintura_ te aseguro que será un espléndido desayuno que tendremos

-como diga señor cannizzaro_ quiso tomar su mochila, pero al detuve para colgarla en mi hombro, caminamos juntos mientras la tomaba del hombro y antes de salir los mire por encima de mi hombro riéndome en bajo. no tienen ni la mínima idea del fantástico o más tortuoso futuro que le espera a alcina a mi lado si es que ellos no cooperan.

en cuanto salimos de la mansión mi chofer se acercó a tomar la mochila y meterla a la cajuela, dejé que ella subiera primero para asentir a mi chofer, subí por el lado izquierdo igual que mi chofer quien alzo el vidrio para evitar escucharnos. comenzo el viaje que ella solamente miraba por la ventana manteniéndose lo más alejada de mí.

-dime alcina_ evito mirarme_ ¿qué piensas hacer hoy?

-no creo que sea interesante para usted señor cannizzaro

-mírame a la cara cuando te hablo_ acerque mi mano tomando su mentón haciéndola verme_ eres tan hermosa alcina

-por favor señor cannizzaro, deje de decir esas cosas

-decir la verdad no creo que tenga que disgustarte. quiero conocerte alcina

-puedo pedirle algo señor

-dime hermosa_ aleje mi mano de ella quien desvió la mirada

-puede dejar de hablarme hasta que termine esto

-lo hare con una sola condición_ evito mirarme_ siéntate en mis piernas

- ¡que!... _no evito exclamar mirándome, diría que casi perdía toda mi cordura al verla sonrojada, ahora mismo solamente quería besarla_ pero...

-hazlo, te recuerdo que estas en mi auto asique yo mando aquí_ apretó los labios para acercarse poco a poco hacia mí.

cuando estuvo lo suficientemente cercas la tome para sentarla en medio de mis piernas recargando sus pies en el asiento, tener rodeando su delgado y pequeño cuerpo con mis brazos era una sensación que podía disfrutar más que el dinero. se recargo en mi pecho dejándome disfrutar del embriagante olor de su perfume y su champú.

-alcina, realmente... me estas volviendo loco_ solamente se quedó callada ante mis palabras.

al haber llegado a uno de los mejores restaurantes con una maravillosa vista y claramente costoso, pero ahora era lo poco que me importaba. solamente quería que mi amada niña disfrutara, las miradas fueron dirigidas a nosotros desde que entramos al lugar. había ordenado por ella ya que en todo momento evitaba verme o hablarme.




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