Solo eres mía y de nadie mas

▲ capitulo 28 ▲

♡ ALCINA

aun sentía mi cuerpo débil, aunque quisiera despertar sentía mi cuerpo aun débil para poder hacerlo. mis últimos recuerdos fueron de Festo y alguien dejándome inconsciente. cuando finalmente mis manos pudieron sentir la suavidad de la cama, pero igual la frialdad de una pequeña cadena me hizo poder abrir los ojos. tenía mi vista borrosa, la habitación parecía estar oscura y los rayos aun podían escucharse caer. creí que me había dormido, que todo haya sido una terrible pesadilla, sentí la calidez de su mano en mi mejilla por aun sentirme adormilada no podía ver bien su rostro.

-Luigi..._ murmure sintiendo como se tensaba_ ¿Luigi...?

-deja de confundirme con ese maldito_ su voz fue lo que termino en despertarme, por la débil luz que iluminaba la habitación como el rayo que cayo me hizo ver su rostro lleno de ira

-ca... Cannizzaro_ intente moverme, pero mis manos y pies estaban atados_ que... que hace_ se levantó para acercarse a las persianas y cerrarlas

-cuando me dijeron que posiblemente caerías con esa mentira lo dude, realmente te confesare que lo dude. pero, veo que caíste completamente. como un pequeño conejo ante una trampa de osos que el cazador ha puesto_ camino al otro lado de la habitación para encender otras velas_ eso me puso feliz

-por... por favor señor Cannizzaro_ me miro_ déjeme ir..._ mis lagrimas comenzaron a bajar de la desesperación que estaba sintiendo

- ¿dejarte ir? ¿porque debería?

- ¡ayuda! ¡por favor ayúdenme! _gritaba con la esperanza de que alguien me escuchara y me sacara de aquí

-baja el volumen cariño, nadie te escuchara_ sentía mi respiración agitada. totalmente, se acercó sentándose a mi lado_ estas en mi casa, demasiado alejado de todos y dudo que alguien pueda escuchar un solo grito de esta casa_ negué_ cariño. no tienes nada de que preocuparte, mientras estes a mi lado todo estará bien

-por favor señor... mis papás le darán todo el dinero que usted..._ unas risas se escucharon de su parte aterrándome mas

-realmente piensas que te traje aquí por algunos miseros dólares que tus padres puedan darme. cariño, cariño. creo que no has entendido lo que realmente significa el hecho de que estes aquí_ se colocó encima de mi fijando nuestras miradas, pero realmente mis lagrimas no dejaban de caer del terror que estaba sintiendo

-qué piensa hacerme..._ mi voz sonaba en un susurro lo que le hizo sonreír siniestramente

-marcare tu cuerpo y tu alma con mi nombre_ con fuerza tomo mis manos atadas a esas esposas inmovilizándolas sobre mi cabeza_ te hare absolutamente mía alcina, serás esta noche mi mujer_ negué repetidas veces

-por favor... no lo haga... se lo pido_ acerco su otra mano acariciando mi mejilla, mis manos la soltó haciéndome bajarlas y sentarme quedando el sobre mis piernas, se acercó lamiendo las lágrimas que bajaron por mi mejilla_ tus lagrimas son tan dulces amor_ me miro_ no sabes cuanto había deseado esto, pero no de esta forma. alcina, tú me obligaste a hacerme esto

-que...

-haberme rechazado por ese piloto_ se rio burlándose, pero sus palabras me estaban cabreando_ un asqueroso muerto de hambre que nunca te podría dar ni una misera parte de lo que yo puedo darte. eso me volvió loco

-que quiere

-que me ames como yo te amo alcina_ confeso_ eres la mujer que me hace caer vulnerable, la única que daría toda mi fortuna por tenerte a mi lado. dime alcina, mi hermosa rosa. repite después de mí. te amo_ me estaba ardiendo la sangre de escucharlo, de ver sus malditas locuras por solamente obligarme a humillarme ante él.

aunque tuviera miedo de lo que fuera a hacerme de esta forma. atada de manos y pies, alejada de todo y sin la posibilidad de que alguien me ayude. no me importaba revelarme aun así contra él, solamente pude fruncir el ceño y escupirle en la cara haciéndolo girar la mirada.

-el asco de persona es realmente usted_ se limpió con un pañuelo_ y escúcheme bien señor Cannizzaro. yo lo odio con toda mi alma. y le aseguro que jamás me doblegare ante usted, haga lo que haga_ solamente se rio en bajo lanzando el pañuelo lejos de nosotros

-me encantas alcina, esa rebeldía y desafío contra mi poder. me vuelve más loco por hacer esto_ antes de poder, aunque sea pensar que haría me tomo de los hombros haciéndome caer bruscamente a la cama.

soltó una de mis manos para darme la espalda y atarlas dejándome totalmente inmóvil, me giro de nuevo liberando mis tobillos de las esposas y colocarse en medio de estas. el miedo me estaba invadiendo totalmente. no sabía qué hacer, no sabía cómo luchar. solamente dejaba que mis lagrimas bajaran, su mano sujeto mis cabellos con algo de fuerza para acercarse y susurrarme.

-solo eres mía y de nadie más alcina y esta noche tu cuerpo y alma lo sabrán detalladamente_ sentí como me soltaba para romper mi blusa y mi pantalón. miraba el techo con una sola esperanza... morir en ese momento.

esto es una maldita pesadilla. la peor que cualquier persona en sus peores temores quisiera vivir.

fue demasiado doloroso, mi llanto junto a mis suplicas eran lo único que posiblemente se escuchaba en donde nos encontrábamos, fue la peor experiencia... el peor recuerdo que tendré en mi vida, haber perdido mi virginidad con un maldito como... Cannizzaro.

por momentos ya no tenía voz, me dolía demasiado la garganta de gritar y suplicar, mis lagrimas no cesaban, mis muñecas ya me dolían de las esposas que me inmovilizaban. y de la manera tan brusca que me sujetaba, me asqueaba la manera en que me tocaba, la asquerosa sensación que mi cuerpo estaba sintiendo. sus malditas palabras susurradas en mi oído con firmeza, posesividad y asco.

eres mía...

quería morirme, quería lanzarme ahora mismo del balcón o apuñalarme. quería... desaparecer de esta terrible pesadilla.

no sé hasta qué hora dejo de hacerme sufrir, la noche aún se marcaba en las ventanas de la habitación oscura como los truenos de la lluvia. en esa gran cama sintiendo el brazo de ese infeliz quien plácidamente dormía, el maldito asqueroso dormida tranquilamente mientras yo estaba en modo fetal llorando en silencio solamente cubriendo mi cuerpo con la sábana blanca.




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