Solo eres mía y de nadie mas

▲ capitulo 46 ▲

 ALCINA

tarde dos días en salir del hospital, cristaldo se encargó de estar conmigo todo el tiempo cuidándome. día y noche, sus hombres le traían algo de comer y a mí. pero esperaba cualquier oportunidad para escapar, pero me era imposible.

esa mañana que estábamos saliendo de nuevo al auto para regresar a la mansión, de nuevo a esa maldita jaula de oro. me tenía tomada de la mano.

-he ordenado que ahora arreglaran una habitación con dos camas. no pienso volver a dejarte sola amor. aun no te perdono por intentar suicidarte al comer esas perlas, no entiendo en que estabas pensando... alcina_ comencé a quejarme del estómago, fingía un fuerte dolor en mi estomago_ alcina que pasa

-me duele...

-vayan por ayuda_ ordeno

-cristaldo..._ me recargue en él

- ¿alcina? _con fuerza le golpeé en la entrepierna haciéndolo caer, sin sus hombres cuidando el alrededor comencé a correr por la cera sin dirección alguna, solamente quería alejarme lo más posible de cristaldo y su maldad.

comencé a correr por las calles perdiéndome entre los callejones que me hacían salir a otras calles. ya estaba demasiado alejada posible del hospital, pero aun cristaldo podría encontrarme. no podía tomar un auto realmente no sé a dónde ir, aun soy menor de edad no me dejarían ni loca poder subir a un avión. no me quedaba otra más que esconderme.

en una de las calles respirando agitada mire una iglesia pequeña. demasiado vista, pero demasiado sencilla e imposible de sospechar, cristaldo no podría buscarme ahí. fui corriendo dentro de aquella iglesia que me recargué en las puertas hasta caer al suelo tratando de recuperar el aire de mis pulmones.

-hija_ mire al sacerdote acercarse_ sucede algo, porque estas en el suelo_ me tomo ayudándome a levantarme

-por favor padre, ayúdeme. me están persiguiendo

-que estás diciendo hija

-estoy secuestrada, por favor padre. ayúdeme

-ven hija, este no es un lugar apropiado para hablar de ello_ caminamos a otra aparte de la iglesia. me dejo sentada en una banca y él se sentó a mi lado_ dime hija, que es lo que estás diciendo

-un hombre me secuestro, es un... maniático y.… ahora está loco buscándome, por favor ayúdeme

-cuantos años tienes hija

-catorce, soy de véneto. por favor padre ayúdeme

-tranquila hija mía, los hijos de dios son mis hijos, aguarda aquí. iré por ayuda_ se levantó tomando una jarra de agua y un vaso en el cual sirvió un poco_ bebe un poco, debes estar sedienta

-gracias padre_ tome aquella copa y beber un poco de aquella fresca agua.

me sentía tranquila, finalmente alguien podría ayudarme a escaparme de cristaldo y poder regresar a mi casa, con mi familia. me quede viendo las imágenes que había en la habitación, eran de santos y algunas acciones de bondad que hacían con los humanos. o en la mesa estaba una biblia, deje aquella copa para tomarla entre mis manos. la orilla de las hojas parecía estar forradas de oro. entre todas las hojas abrí una al azar para leer.

Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. Isaías 41:10

Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará. Deuteronomio 31:6

No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino. Lucas 12:32

No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno. Mateo 10:28

era tan hermoso lo que leía, lo que estaban apreciando mis ojos. no debería tener miedo, pero de tan solo pensar en cristaldo ese temor regresa. un terror tan grande que no temo por mi vida, sino de las personas que me rodean, sino de mis padres de tizio, no quiero que algo malo les pase por mi culpa, pero tampoco quiero seguir alado de este maldito psicópata mucho menos casarme con él... estar obligada ante la ley del hombre y de dios permanecer a su lado.

cerré la biblia dejándola de nuevo en su lugar al escuchar pasos fuera, me quede con la mirada baja que al ver al padre entrar alce nuevamente la mirada.

-ya no tienes nada que temer hija_ me levante sonriendo_ es hora de regresar a casa_ me acerque abrazándolo

-muchas gracias padre

-anda hija, ve_ salí corriendo sintiéndome feliz, finalmente creía que podría liberarme de esta maldita pesadilla, pero al salir a donde estaba el templo esa felicidad de mi salvación se había quebrado como un cristal al ser golpeado por una piedra al verlo ahí de pie sonriéndome

-mi amor, si solamente querías venir a confesarte antes de que nos casáramos me hubieras dicho. no tengo problema_ se burló, quise regresar, pero sus hombres ya me habían bloqueado el paso sus brazos me tomaron haciéndome verlo_ muchas gracias padre_ miré al padre salir sonriendo_ estaba tan preocupado por mi prometida

-solamente estoy para servirle señor Cannizzaro

-mi amor_ lo mire de nuevo_ creo que aún no entiendes algo que tu futuro esposo puede hacer y sobre todo ofrecerte al casarnos. que Calabria la domino yo, el poder que tengo es inmenso que tengo toda esta ciudad en la palma de mi mano. nadie se atreverá a meterse conmigo y sobre todo que todos me son fieles por el hecho de ser tan generoso por las donaciones que doy. bueno, es hora de irnos, aun no puedes estar tanto tiempo fuera de cama_ comencé a golpear su pecho intentando alejarme_ me haces cosquillas amor_ me cargo colocándome en su hombro que me tomo inmovilizando mis piernas para poder patearlo, alce la mirada al padre

-dios los bendiga_ menciono, solamente sentí la sangre arder dentro de mi




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