Después de su primer encuentro en la biblioteca, Gema y Francisca continuaron regresando al siguiente día y al siguiente.
Estaban emocionadas por conocer a Tiago nuevamente y explorar más libros juntas.
Al entrar en la biblioteca, Tiago les dio la bienvenida con una sonrisa. Las hermanas lo saludaron alegremente y comenzaron a explorar las estanterías en busca de nuevos tesoros literarios.
A medida que pasaban el tiempo en la biblioteca, las conversaciones con Tiago se volvían más frecuentes y amigables. Descubrieron que compartían intereses similares en literatura clásica y comenzaron a intercambiar recomendaciones de libros.
Durante una de sus visitas, Tiago sugirió que podrían unirse a un club de lectura que se reunía en la biblioteca los fines de semana. A ambas les pareció una idea emocionante y acordaron asistir juntas al próximo encuentro del club.
Las hermanas y Tiago pasaron muchas horas juntos en la biblioteca, compartiendo historias y risas. Gema se dio cuenta de que cada vez que veía a Tiago, su corazón latía más rápido, y comenzó a sentir una conexión especial con él.
Mientras tanto, Francisca también notó el creciente interés de Gema por Tiago y decidió hablar con ella en privado. Quería asegurarse de que su hermana no estuviera perdiendo la cabeza por un simple flechazo.
—Gema, ¿has notado cómo te sientes cerca de Tiago? —preguntó Francisca en su habitación.
Gema se sonrojó y asintió tímidamente. Admitió que sentía una atracción especial hacia él y que no sabía qué hacer al respecto.
—¡Eso es emocionante! —exclamó Francisca—. Pero recuerda, Gema, la vida real no es una novela romántica. Asegúrate de conocerlo bien antes de involucrarte demasiado emocionalmente.
Gema apreció el consejo de su hermana y decidió tomar las cosas con calma. La historia de amor con Tiago prometía ser un capítulo emocionante en sus vidas, y las hermanas estaban ansiosas por descubrir cómo se desarrollaría, juntas se preparaban para el club de lectura. Pensando que les depararía el destino