Solo eres un bibliotecario

Capitulo 5

De nuevo una vacilación. Un nuevo silencio... Un nuevo rumor en las calles, como el correr de la luz de la luna. Y al fin nuevamente la voz de esta muchacha llena de vida y vigorizante alegría,  la puerta se cerró y la oí bajar por las escaleras y cerrar la puerta de abajo... Lo oí todo, y toda mi voluntad se fue hacia ella... No se para que, quizás para llamarla, pedirle su numero, pero simplemente  no pude moverme. Estaba paralizado ahi con mis 23 años como por una descarga eléctrica.  Estaba herido, herido hasta la medula por el rayo de su mirada... Yo se muy bien que estas cosas no son para explicarlas, para contarlas... tal cosa es ridículo, pero yo permanecí inmóvil ... pasaron unos minutos,  quizás cinco o diez, antes de que pudiera articular alguna palabra y cuando al fin Lo hice  ya era tarde, ella se había ido.

Parece ridículo que tanta vida  quepa  en una persona.

#siguiente dia#

Ya era media  tarde del día siguiente;

Tiago  esperaba ansioso en la puerta del local  una entrega cuando de pronto se oye el freno de una bicicleta que hace voltear su mirada.

—¡¡Hey Hola vecino!!  ¿Anda chusmeando?— se ríe

—un poco.

—Jajaja, parece mi madre parado ahí en su puerta

—Que graciosa, yo nunca  crei que la "señorita moderna" usaria bicicleta

— Si que eres vengativo,  eso que dijiste lo tomo como un halago y que me estas tuteando.

—Tómalo como quieras— ambos rien

—¿ya que estamos me decis la hora?

— Son las 16

— ushcale  llegó tarde a mi trabajo —Sube a su bicicleta y se pone el casco.

—Acaba de llegar pero bueno, Adiós señorita— Tiago ve  llegar a su amigo pepe (el camionero) trayendole los pedidos.

—igualmente señorito — sujeta el manubrio  y sale andando. Al poco tiempo gema se pierde entre la multitud  de autos y peatones.

— Hola señor Tiago — Pepe ya estaba parado al lado suyo mirándolo

— Hola don pepe, ¿ya tiene los recados  (pedidos) que le hice?

— absolutamente.

— perfecto.

— Tome  joven

— siento que le ha sido algo tediosa la tarea, gracias don pepe

— Es mi trabajo.

— Lo se don pepe — Tiago palmea  su hombro, pepe le sonrie y se despide.

— Adiós  joven, su padre si le viera estaría orgulloso de usted, por aún mantener el local familiar.

— Aunque de familiar ya no tenga nada...

— ambos suspiran—

en la mirada de Tiago se nota un gesto suave con tristeza quizás o simplemente  el Cafe le cayó mal o su mente  evoco un mal recuerdo, nadie sabe que es lo que piensa en estos momentos.

Avanza...

[Cómo un reloj gigante con todos sus engranes y agujas]

 




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