—¿Cómo es que tú no eres un adolescente castigado y yo sí? —pregunto al teléfono—No lo entiendo, dejé una nota y saben que disfruto de ir a la playa…
—Romina, te estoy escuchando —escucho la voz de papá en el pasillo y chico Brown parece que también lo escucha por lo que ríe —, cuelga ya ese teléfono.
—Lo siento papá, pero eso no será posible —digo y él vuelve a reír—. Podrás prohibirme salir cada que yo quiera, pero no hablar con mis amigos o con Tobías, esto no es una dictadura y a mamá no le molesta que hable con él.
—Creo que deberías de colgar, Romi —me dice interrumpiendo mi charla con papá —. Creo que sería mejor que habláramos más tarde.
—Pero no es justo, Clarifea hace cosas peores y yo que voy a la playa antes del amanecer termino siendo la castigada —me quejo de nuevo y me siento en mi cama —, pero creo que tienes razón. Ahora estoy de mal humor y no quiero ser grosera.
Lo escucho reír de mí, pero eso no me molesta. Me dice que más tarde me marca y que me tranquilice que solo es una semana de castigo y después de eso solo termina la llamada.
—¡Te dije que colgaras ya! —repite papá ahora gritando.
—¿Pero qué te pasa? ¿Por qué me estás gritando? —le reclamo desde mi cama —Lo único que estaba haciendo era platicar con Tobías, no haciendo sexting o sexcall, es innecesario y absurdo que me trates de esa manera.
Termino gritando, pero no me importa él comenzó con esta absurda discusión y ahora me grita.
—Suficiente —dice, escucho sus pisadas por el pasillo. Viene a mi cuarto —Tu castigo se alargará una semana más.
—¿Hablas en serio? —pregunto viéndolo parado en la entrada de mi cuarto.
—Claro que hablo en serio —dice. Está serio y se le ve enojado, vaya estupidez de situación —Es mejor que te calles Clarisa o tú también recibirás un castigo.
—¡Ni se te ocurra meterme en sus asuntos! —responde, ¡genial!, ahora se pondrá peor.
—No saldrás por dos semanas, estás castigada.
—¿Pero que rayos te pasa? —pregunta entrando a mi cuarto por el baño—Yo no tengo la culpa de tus estúpidos celos referentes a Tobías, papá. Romina tampoco los tiene, si lo que tanto te molesta es que Romina y ese chico…
—Tobías —la corrijo y ella me mira mal.
»Como decía… —lo observa de nuevo —Si lo que te molesta es que haya o lleguen a acostarse o tener sexo, mejor dilo de manera directa y deja de ser un cascarrabias insoportable conmigo y con ella.
Yo observo la situación sentada desde mi cama, tengo el celular entre las manos y no sé que decir o hacer.
Si es eso lo que le molesta a papá, es absurdo, yo… yo ni siquiera había llegado a tener eso en la mente. ¡Rayos! Lo único que tengo en la mente sobre chico Brown es saber a qué clasificación pertenece.
—Nunca desconfías de mí, ¿y lo haces por algo como yo no siendo casta y pura? —pregunto con diversión, realmente tengo ganas de reír. Creo que lo voy a hacer porque es divertido —Por Dios papá, es estúpido que pienses que yo iría a la playa con Tobías solo para tener sexo, si ese hubiese sido el plan desde un principio me hubiese llevado a un motel o algo…
—¡Romina! —me reprendió Clarisa con los dientes apretados y los ojos muy abiertos. ¿Cómo le dicen en wattpad? Ahh sí, con los ojos como platos. Por Dios, que risa —No te ayudas en nada.
—Pero solo digo la verdad, ¿acaso no saben cuántas bacterias dañinas hay ahí como para ser estúpida y tener relaciones sexuales en la playa? —pregunto con asombro, pero como no me contestan solo cierro los ojos y masajeo mis cienes —Mira papá, ni siquiera se nos pasó por la mente acostarnos y yo, bueno yo ni siquiera lo veo de esa manera y no tendrías que estar pensando en tus hijas teniendo relaciones sexuales o coito, como prefieras llamarlo, porque eso es algo in-ne-bi-ta-ble. Supongo que quieres tener nietos, pues qué crees, ¡Lo nietos o los hijos son productos de muchas copulaciones, papá!
»Así que relájate, no estoy copulando o acostándome con Tobías —le aclaro —. De hecho apenas y nos conocemos y no papá, ni siquiera te puedo asegurar que no me voy a copular con él porque no soy adivina.
—No me importa —contestó —Estás castigada por una semana más.
—¿Es tu ultima palabra? —pregunté.
—Sí.
—Bien, si esa es tu última palabra quiero que te vayas de mi habitación —dije con decepción —, mi estilo es no bajar por las ventanas.
—Ya la escuchaste papá —habló Clarisa —, si esa es tu última palabra, ésta es nuestra petición.
Papá no dijo nada, pero su cuerpo estaba tenso y sus manos se encontraban cerradas en puños fuertes y muy apretados. Si sigue de esa manera puede lastimar sus palmas con sus uñas, su rostro también se encontraba serio, pero aún así no quiso decir nada a pesar de que su boca se encontraba apretada.
Cando por fin se marchó pude soltar el aire que mantenía atrapado en mis pulmones y fue cuando Clarifea se giró por completo hacia mí viéndome fijamente a la cara.
—¿Por qué me miras así? —pregunté curiosa.