¿ Solo eso pasó? Las citas de Ro y chico Brown #2

Reforzando amistad ♥ ¿Dime que has sido mesero?

—Ya te lo he dicho Romina, no lo verás de nuevo —Me dice papá sin verme.

—Estas siendo infantil, papá —No pude evitar decirle, lo que causó que me viera con seriedad dejando de ver la pantalla.

—Ro, cariño será mejor que ya te vayas a la cafetería —Sugirió mamá viéndome con pena y dureza. Una extraña combinación, pero asentí yendo por las llaves de mi escarabajo —. Tu y yo necesitamos hablar ahora mismo.

—No en este momento, mujer —Ella odia que el llame de esa manera.

—Romina no te escucho saliendo de la casa —dijo en voz alta apremiándome a salir.

—Nos vemos luego —dije.

Claro que escuché palabras por parte de mamá hacia papá, seguramente un reproche por ser llamada mujer. Ella lo detesta y él lo sabe.

Pobre de papá, pero supongo que esta reprimenda se la ganó.

No espero a que salga mamá preguntándome por qué aun no me he ido, simplemente camino directo hacia mi escarabajo, pongo la llave en la cerradura y lo abro para simplemente subir e irme a la cafetería.

Es demasiado temprano y ni siquiera me dio tiempo de desayunar algo; así que supongo que tendré que pedirle a Mery y Henrry que me preparen algo para alimentarme o pasar por la cafetería a la que siempre voy por las mañanas camino a la escuela. Esa podría ser una opción, después de todo es muy temprano para mi turno.

Enciendo el escarabajo y salgo de la cochera dirigiéndome hacia esa cafetería en donde me conocen muy bien. Faltando cinco minutos y con un semáforo en rojo decido que es mejor llamar a la cafetería para que preparen el pedido de siempre.

—Claro Ro, tendremos tu pedio listo para cuando llegues —me dijo la chica de siempre, le di las gracias y me despedí —. Gracias a ti, Ro.

Es una fortuna saber que al menos todo lo demás en mi vida va yendo bien.

El semáforo se pone en verde y suelto el freno comenzando a moverme mientras que nos metros más adelante cambio de carril para dar vuelta a la derecha y dirigirme a dicha cafetería.

No me demoro mucho en llegar y tampoco tardo demasiado en recoger mi pedido dejándome con tiempo suficiente para llegar temprano a Piccolo y poder comerme las galletas y el pedido.

Es menos de diez minutos que llego a mi trabajo, me estaciono, aseguro mi escarabajo y entro saludando a todos; sí y también a la muy amable Carolina.

—¿Por qué tan temprano, niña? —preguntó y levanté la mano pidiendo que esperara mientras tragaba el líquido que mantenía en mi boca.

—Cosas de la vida —respondí a vez pude —, ¿y Henrry y Mery?

—Cocina —respondió señalando hacia dentro.

—Bien.

 

♥♥♥

Hace unos días rogaba porque algún alma llegara a la cafetería y nos consumiera; hoy solo quiero que las almas rogantes de comida rápida se vayan para que pueda sentarme y consumir algo de comida o simplemente descansar.

Siento mi frente estar perlada de sudor, así que paso mi mano por ella y la seco una servilleta reutilizable que mantengo en mi mandil. Pongo un poco de gel en mis manos y camino hacia la mesa que aún me falta por atender.

Cuando llego me disculpo por la tardanza y no me excuso más pidiendo su orden. La familia en la mesa me indica lo que desean y yo anoto rápidamente haciendo unas pocas preguntas tratando de que el pedido sea más específico y perfecto.

Ellos me dicen que no desean nada más y yo asiento diciéndoles: "Vuelvo en un momento" Ellos asienten y yo me retiro caminando hacia la barra para entregarle el pedido a Carolina que se encuentra haciendo la cuenta de una de las mesas.

—Para la mesa tres —me extiende el papelito de la mesa —, ¿para qué mesa es?

—La seis —contesto y me alejo de la barra yendo a la mesa tres, pero me doy vuelta para decirle algo —, las bebidas de mandarina rebájalas con un poco de agua porque son para los niños y ponle la mitad de hielo.

—Muy bien, ahora llévales la cuenta a la tres —me corrió y yo hice una seña con la mano diciéndole que ya voy.

Cuando estoy cerca de ella escucho la puerta abrirse una vez más y me detengo por unos segundos a admirar el local. Está lleno en su totalidad, pero me digo que debo moverme o la mesa se molestará, así que simplemente sigo con mi camino hacia la mesa y pido que no sea una familia numerosa o que sea el señor Parker.

Él sí que es muy gruñón.

—Disculpe la tardanza, estamos cortos de personal —digo llegando a la mesa tres y sonriéndoles —, pero aquí tienen su cuenta.

—Muchas gracias, señorita —dice la mujer de la mesa tomando el recibo y observando que todo esté bien hasta que la escucho negar y llamarme de nuevo por lo que la observo prestando atención a lo que pudiera decirme.

—Sí, dígame —digo observándola.

—Hay un error en la cuenta —me dice señalando el recibo lo que hace que frunza el ceño y me incline sobre la mesa observándolo también —, pusieron un brownie de más, señorita.

—Compararé la orden y el recibo, si me lo permite —digo observándola con media sonrisa en la cara y ella asiente.

—Claro, tómalo.

Lo tomo mientras saco mi libreta buscando la hoja de su pedido y cuando la encuentro comienzo a leer la orden y lo que indica el recibo. Y sí, es verdad Carolina se ha vuelto a equivocar.

—Tiene razón, señora —Le hago saber observándola con pena —Cambiaré el recibo yo misma y vuelvo en un minuto; disculpe el malentendido.

—Claro señorita, no hay problema con eso. Solo tengan más cuidado la próxima vez—me dice y me retiro asintiendo en silencio para caminar de prisa hacia la barra donde se encuentra Carolina y la caja.

Cuando estoy a punto de pasar por debajo de la puerta ya que hay personas comiendo siento que alguien me toma del hombre y yo me sacudo de inmediato girándome a la vez para enfrentar a quien me ha retenido.

—¿Qué es lo qué... —comienzo a preguntar algo alterada y me callo abruptamente al notar que se trata de Walter —¿Oh eres tú, Walter?




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