¿ Solo eso pasó? Las citas de Ro y chico Brown #2

Date 6♥ ¿Dices que es mi culpa?

 

 

—¿Cuándo nos volveremos a ver, mi bella Ro? —Aquí va de nuevo esa pregunta, realmente no tengo respuesta, pero debo de encontrar un pronto porque él la espera —¿Ro?

Un suspiro se me escapaba y de pronto tengo de nuevo las preguntas de mi novio sobre mí, cuestionando si todo va bien o preguntando simplemente qué es lo que sucede que tardo en responder.

Me encuentro sentada afuera del local, justo en la acera a un lado de la puerta. Estoy en mi descanso y decidí que sería bueno llamar a mi novio para distraerme un poco, peor justo ahora creo lo contrario.

—No respondo rápido porque no sé la respuesta, chico Brown —digo finalmente y vuelvo a ver hacia la pantalla —. Papá sigue comportándose mal conmigo, tú también lo retas cuando me visitas y yo termino con todos los problemas y regaños.

—Oye Ro, no es mi intención.

—Sé que no es tu intención, pero parece que así lo es —digo interrumpiéndolo y justo cuando me doy cuenta de lo que acabo de decir simplemente cierro los ojos porque ahora me arrepiento de decirlo. Genial —. Sabes qué, no quise decirlo, chico Brown.

Vuelvo abrir los ojos y lo observo con pena.

—Yo creo que sí, Ro.

—Perdón por las palabras, chico Brown —digo después de una rato —, pero me estoy cansando de esto se supone que tener novio no debe de ser un Paraíso, pero tampoco debe de ser un infierno.

»Haces que sea más difícil el que disfrutemos esto y que papá lo acepte.

—¿Dices que es mi culpa? —Está molesto.

—Sí —Me mira desconcertado y después niego con la cabeza de nuevo, ¿cómo es que llegamos a este punto? —, al menos en una parte. ¡Ni siquiera te estoy culpando de todo!, digo que lo es en parte y ahora esto —Nos señalo aunque él se encuentra detrás de una pantalla —me hace sentir mal.

—Oye Ro…

Niego pidiendo que guarde silencio y volteo a ver hacia el local del frente sintiendo el sol en mi cara.

—Déjalo —pido y trago saliva antes de volver a ver su rostro en la pantalla —, ahora…Ahora debo irme, mi descanso a terminado.

—No Ro, espera un poco —pide y niego, pero esta vez sonrió a pesar del nudo que siento en mi garganta —. No quiero que nos despidamos con esta molestia.

—No te preocupes —Le aseguro y marco más mi sonrisa —, no estoy molesta.

—No te creo —insiste y niego de nuevo.

—Tranquilo chico Brown —trato de distraerlo —, esto es solo un tema que demos solucionar, pero no ahora porque mi descanso a terminado —vuelvo a intentar, tiene que funcionar. Después de todo el nudo que ha decidido formarse en mi garganta me quiere hacer llorar — así que después hablamos, chico Brown.

»Te quiero —digo con una nueva sonrisa y él calla —, ¿no me dirás te quiero? —Le pregunto con usual picardía — Harás que mi orgullo se sienta ofendido y eso no me gusta para nada.

Lo escucho reír mientras observo su rostro por la pantalla, mis ojos se humedecen. ¿Por qué me hacen eso? Yo no lloro.

¡Santo poderoso! Yo no lloro.

—Claro que te quiero, mi hermosa Ro.

—Palabras correctas, chico Brown —respondo y sonrío de nuevo —Ahora sí, me tengo que ir.

Veo que abre la boca para hablar, pero no dejo que diga nada porque me apresuro a terminar la llamada y poner el modo avión en mi teléfono para no recibir llamadas. No lo entiendo, ¿por qué me siento tan mal? No debería sentirme mal por una pregunta, no debería sentirme mal por externar lo que llevo pensando por varias semanas.

Ni siquiera entiendo porque tengo ganas de llorar, pero lo que si entiendo y no lo puedo negar es que definitivamente pensaba que mi verano sería mejor y hasta ahora ha sido más lo triste que lo que he disfrutado.

Creo que quiero quedarme aquí sentada y no entrar de nuevo en un buen rato. Así que eso haré, recoger mis piernas, abrazarlas y esconder mi cabeza mientras espero a que termine mi descanso.

Y entonces puede que llore un poco o me niegue a hacerlo.

 

—¿Ro? —alguien me llama —¿Está todo bien?

El Rey.

—Debería estarlo —contesto.

—Ya veo —dice luego de un rato de silencio —, ¿te quedarás lo que resta de tu turno ahí o entrarás?

—Quisiera quedarme —digo sin levantar la cabeza

—Entiendo —¿en verdad? Me siento mediocre, yo no soy así —, entonces me quedaré aquí. Contigo.

—Te despedirán —digo.

—Sí, pero igual a ti —responde y no puedo evitar reír, pero me callo — solo dame un momento.

—Pensé que dirías “déjame” —dice y yo me quedo callada por un momento antes de decidir levantar la cabeza y salir de mi escondite para verlo —. ¿Estuviste llorando?

Me quedo callada y él solo asiente.

»Si no deseas decir nada ahora, está bien —me dice observándome con dulzura —, pero si después de que acabe el turno quieres hablar soy todo oídos, ¿está bien?




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