—Así que respóndeme algo, Ro —me estaba mirando fijamente y como si fuera poco la situación mi cabeza era tan dramática que literalmente mi lengua lamió mi helado con lentitud —. ¡Por Dios, Ro! No hagas eso, es asqueroso y no te hace ver linda, te hace ver tonta.
—¡Oye! —me quejé, pero bajé mi cono para verla bien —Yo me veo hermosa hasta cuando me dicen que me comporto como tonta, eso ya deberías saberlo.
—Sí, lo que digas —dijo rodando los ojos y yo riendo de ella —, lo que quería decir en un principio era esto…
—Ajam —murmuré lamiendo otra vez mi helado de chocolate.
Era muy rico este helado, Cecilie solo negó con la cabeza antes de seguir hablando.
—¿Cómo es que ya no estás castigada? —Parecía demasiado curiosa sobre mí y cómo por segunda vez estaba saliendo con aprobación de mis padres —O es que ahora te convertiste en una rebelde sin causa y es por eso que te encuentras aquí conmigo a expensas de que te aumenten el castigo.
Eran ocasiones como estas las que extrañaba, ya que pese a que de nosotras dos yo soy la que mayormente dice ocurrencias hay momentos, como éste, en que las ocurrencias despistadas las dice ella y son magnificas porque son raras y únicas. Así que no me molesto en negar y solo sonrío dejando de lado mi helado para verla por unos segundos antes de hablar.
—Creo que más bien sería una rebelde con causa, porque de lo contario estaríamos haciendo cosas sin sentido alguno —respondo y ella me observa con la usual sorpresa que la acompaña cuando se trata de mí —, pero tranquila amiga mía no estoy rompiendo las reglas máximas de mis padres, solo era yo en una eterna autocompasión que se perdió mucho este verano.
»Resulta que ya no estaba castigada, que nunca lo estuve más que la primera semana y que papá solo quería hacerme sentir de esa manera…
—¿Espera me estás diciendo que todo este tiempo desperdiciaste tu verano creyendo que estabas castigada? —Ahora que lo dice de esa manera sí me parece ridículo y hasta me hace sentir pena por mí, supongo que ve mi cara de pesar así que solo niega en silencio —Esto es increíble Ro, la chica más perspicaz está perdiendo su toque por un chico.
Eso sí me ha ofendido.
—¡Eso no es verdad! —me quejo de su acusación.
—Claro que lo es, pasaste la mitad del verano creyendo que estabas castigada por culpa de un chico —me recuerda mi inepta aptitud en esta ocasión —. Eso en definitiva es perder tu toque amiga, debes de pensar con mayor claridad.
—¿Qué quieres decir?
Esa pregunta me da miedo hacerlo, pero la dejo ir porque quiero saber lo que tiene para decirme.
—Estas dejando que lo que sea que sientas por Tobías te apague, amiga —me dice finalmente luego que pasaran varios segundos en los que pareciera no querer dejar ir sus pensamientos —no quiero que pienses que lo digo para atacar tu relación, pero si crees por un segundo que pasar tu estación favorita del año encerrada la mayor parte del tiempo, perder la confianza en tus padres e ir apagando tu luz por una sola cita en una relación que apenas comienza y que está bien creo que tienes que replantear el futuro de esta.
»A mí realmente me agrada Tobías, pero ya no me dices teorías sobre las personas que no conocías y van a comer a la cafetería ni mucho menos sales conmigo como antes, solo es Tobías y no más teorías sobre las lecturas de Ro hacia las personas y su loca clasificación —termina de decirme y solo puedo pensar en silencio mientras alejo el restante de mi helado de mí para no mancharme y pensar en lo que acaba de decirme.
—¿Crees que apaga mi luz? —pregunto con miedo a su respuesta.
—Creo que mi Ro se está yendo y convirtiendo en una versión que no debería ver de nuevo o conocer a profundidad jamás, amiga —dice finalmente estirando su mano para tomar la mía y apretarla.
¿Estoy dejando de ser yo por estar con chico Brown?..
Hola de nuevo, ¿me han extrañado?
Me creerían cuando les digo que simplemente he vivido unos meses de retroinspección en los que he aprendido a vivir de una manera diferente la vida y que necesitaba para darle una visión que este pequeño libro necesitaba. Ustedes sabran a lo que me refieron cuando comiencen a leer las siguientes partes.
Chao! Los quiero...