Solo Esta vez

NUBLADO

2007

Eran las dos de la madrugada cuando escuché unos ruidos, seguía despierta a causa del café y aprovechaba el tiempo para poder adelantar algunas tareas que serían para la próxima semana, al principio no les tomé importancia así que seguí con mis deberes hasta que marcó las tres treinta de la madrugada y empezaron los gatos a maullar, odiaba cuando empezaban en sus apareamiento por que era un sonido de lo más irritante.

— ¡Busquen otro techo para hacer sus cochinadas!—Salí gritando por mi ventana, logré que se fueran gracias al cielo.

Seguía sin entender por qué ese animal en específico tenía un pene tan extraño, imaginaba el dolor de la felina al sentir el momento que va salir el gato dentro de ella, era un alivio que el pene de los hombres no era así, si no, existirían pocos hombre a causa de tantas mujeres matándolos por causarles semejante dolor en la vagina.

— Muy bien niña, yo estaba a punto de salir con un revolver odio esta temporada de apareamiento. —Mi raro vecino aplaudía mi buen carácter sobre los animales, siempre me gustaron y muy pocos de los animales que tenía el gusto de ver me obedecían, parecía hija del Doctor Dolittel.

— Lo sé, entiendo también el por qué es solamente la hembra que maúlla al sentir que el macho está por terminar su trabajo.

Me observo atento y curioso por mi comentario.

— ¿Por qué lo dices?

— Tiene espinas pequeñas, por eso es que la hembra a la hora del acto es la más furiosa. Sabe también que el hombre prehistórico las tuvo alguna vez y las perdió, gracias al cielo—Puse una mano a mi pecho con signos de alivio y el solo reía por ello—Las perdió con el tiempo.

— Vaya, no me imagino a mi esposa en esa situación, a ninguna mujer de echo...

Lo mire con cara de horror por su comentario y el se disculpó con su mano y una sonrisa cálida.

— Si... Dejemos esas informaciones para la escuela, hasta mas tarde señor Guzmán.

— Hasta mas tarde pequeña, descansa.

Luego de aquella pequeña charla me recosté esperando a morfeo, más una duda surcó por mi mente... Odiaba esas dudas de madrugada, pero rápidamente las quité de mi mente y decidí dormir.

Pensar en que era de su vida era lo menos que debía hacer, debía olvidar ese tema y ya lo había sacado de mi mente y mis sentimientos debía de calmarlos ya que era algo imposible, además ponía mi vida en juego a que el se había olvidado de aquello y que ya ni si quiera me recordaba el acto impulsivo que tuve.

                                *****

Despertar con una hora de retraso para ir a la escuela era algo inaceptable para mi, siempre estaba puntual Damian me había llamado un millón de veces, tenía un celular que esta época era un lujo, la luz de su pantalla era amarilla incluso hasta antenita tenía pero me servía de mucho y estaba contenta con lo poco que tenía.

Corrí hasta la escuela, había llamado a dirección para pedir que me dejasen pasar y en lo que iba a pasar el directo me detuvo, un hombre que parecía de chocolate y a simple vista daba miedo pero era todo lo contrario.

— Señorita Mishelle, ¿Qué a pasado?

Me recompuse y tomé aire suficiente para calmarme, me acomodé el uniforme y dispuesta a explicarle me observo atento y curioso.

— Se a dado cuenta que trae una chancla y un solo zapato del uniforme...?

Ese momento me sentí tan idiota, avergonzada que no me di cuenta que el otro lo traía en mano, como si me hubieran tirado agua fría me encogí en mi sitio, tratando de recomponerme hablé.

— Lo lamento tanto, nunca había pasado esto es solo que estuve lidiando con apareamiento de gatos y una tarea, no pude conciliar el sueño del todo, le pido disculpas.— El se acercó y puso su mano en mi hombro en forma de no hacerme sentir mal, siempre fui honesta y para ellos era valioso aquella actitud.

— Siempre a sido una alumna que no da problemas, no le gusta lo sobresaliente y eso nos agrada de usted, tiene mi permiso para pasar y si tiene algún problema no dude en hacermelo saber.

Agradecí su ayuda, pero no faltaba mucho para entrar a la siguiente clase así que me despedí de él e ingresé a mi aula, todos me observaron y siguieron en lo suyo. Me senté al final y acomodé mis cosas puse mi zapato en su respectivo lugar, guarde mi chancla y me acomodé como pude el cabello.

— Que te pasó, por que a estas horas?.— Shay llegó a mi junto con Damián y Richard, aún estaba agitada y respiré una vez más y los tres tomaron asiento sobre la mesa y silla.

— Te ves muy linda así despeinada Mishelle... — Richard dijo aquello tan bajo que ambos que nos acompañan empezaron a toser fingidamente y el se sonrojó. — Saben que eso no les alimenta entrometidos.




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