Dos:

Mia:

Faltaba media hora para terminar las clases, estaba pensando en el chico con el que corrí la carrera hoy, estaba bueno, tenia el brazo lleno de tatuajes (cosa que me encantaban), tenia un piercing en la nariz y llevaba un cigarrillo en la mano, estaba segura que no podía haber algo mas sexy que ese chico. De repente el timbre sonó y salí rápidamente del aula, Jasón me esperaba afuera,le sonreí y le di un beso. Me acompaño hasta el estacionamiento, dijo que me recogería a las 10 para ir a su preciada disco, asentí y luego se fue, me puse el casco y me dirigí a casa. A las nueve comencé a prepararme, me bañe y elegí un vestido negro apretado y corto, me puse unos zapatos rojos y no me maquille mucho, planche mi pelo que me llegaba hasta los hombros y baje.

—Te vez linda Mia.—Gigi me miro mientras acariciaba el pelo de su muñeca.

—Gracias nena.—le dije y bese su frente. Ella me sonrió y siguió jugando.

—Mama necesito dinero.—entre a la cocina mientras me arreglaba el vestido.

—¿Cuanto?—murmuro mama buscando su bolso.

—No lo se ¿100 dolares? Apuesto que Jason no aguanta ni una hora.-

—Mi mama rio y me dio 200.—Graaacias.—ella beso mi frente y llevo a mi hermana a dormir.

 Ya en la disco, pasamos por la entrada y salude a Bob,el era el guardia de esa disco y varias mas a las que soliamos ir con Jason, era amigo de mama y siempre me dejaba entrar aunque tuviera 17. Lo salude y entramos, la música fuerte sonaba, chicas se refregaban contra otro chicos, había gente que estaba segura que había cometido delitos graves, la cara de Jasón me sorprendió. El no estaba horrorizado, el solo estaba serio mirando para todos lados buscando algo o alguien.

—Los chicos llegaran en un rato.—asenti y fuimos a la barra.

—Dos cervezas.—le dijo Jason al barman y enseguida dos cervezas frias estaban frente a nosotros.

Comencé a tomarla cuando siento que me levantan para atrás, grite y era  Roger, el mejor amigo de Jasón, el era como súper gigante, ambos jugaban football americano, Roger era muy guapo, tenia el pelo negro y ojos azules y una sonrisa perfecta, pero nada de cerebro.

—¡Idiota!.—le grite golpeando su hombro y el me sonrio.

—Hola cariño.—dijo mientras besaba mi frente, me reí y saludo a Jasón, el resto de los chicos estaban ahí, conocía solo a la mitad de los chicos, pero apuesto que todo el equipo de football estaba aquí. Todos me saludaron y yo les sonreí amable.

—Me acerque al odio y de Jason y le susurre.—Voy al baño.-el asintió y siguió hablando con los chicos.

Caden:

Llegamos al club con Steven, los mellizos y Mark, mi mejor amigo.

—¿Que hay viejo?—salude a Bob.

—Tanto tiempo chico.—me hizo seña de que pasara y entramos.

—Le di 100 dolares a cada uno de los mellizos y se fueron sin siquiera darme las gracias.—par de mierdas.

Un grupo de chicos de ropa cara estaban parados riéndose, eran un grupo gigante.

—idiotas.—murmuro Matt.—Se creen geniales por tener dinero.—tomo su cerveza, los mire y vi a una chica salir entre todos los gigantes, era ella, la chica del semáforo.

—Ya vengo.—le dije a Steven.

La seguí y entro al baño, la espere y cuando salió la tome por el brazo.

—Ahora tienes que decirme tu nombre.—ella se paro en seco y giro.

—Me reconoció y sonrió.—Hey tu.—dijo riendo y choco mi hombro.—Mia.

—Caden— le sonreí chocando su hombro.— Tienes que darme algo mas que tu nombre.—dije acercandome y Mia me alejo.

—Tengo novio Caden.—murmuro divertida.

—Solo un beso, lo juro, el no se enterara.—la intente acercar a mi y ella me alejo otra vez-

—No, yo..—antes de que siguiera hablando, la bese, ella me siguió el beso al instante. La lleve contra la pared y ella puso los brazos alrededor de mi cuello, con sus manos acariciaba mi pelo y yo acariciaba su cintura, se sentia el sabor de la cerveza en su boca y eso me ponia a mil, el beso habia pasado de intenso a tranquilo y Mia se alejo.

—Debo irme.—me susurro confundida.

—Tenemos que vernos.—ella fruncio el ceño.—Tu maldito novio no se dara cuenta.

—Mañana a las 5, ¿Conoces el bar de Mony? Esta en el centro-dijo explicandome totalemente inocente y yo sonreí.

—Mas temprano.—No podia dejar de ver sus labios y saber que yo era la causa de que estuvieran tan rojos.

—Me despierto a las cuatro los sabados.—rei y ella sonrió y se fue dejandome con ganas de mas.