El tiempo se detiene cuando te vas,
y todo lo que tocaste se deshace en sombras.
Quedaron tus huellas en cada rincón,
pero el aire se siente vacío,
como un abrazo que nunca llega.
Tus palabras ya no tocan mis oídos,
solo queda el eco de lo que nunca dijiste.
Los días, como relojes rotos,
miden un dolor que no cesa,
un vacío que se agranda con cada amanecer.
Te busco en cada rincón de mi alma,
pero ya no te encuentro,
como si te hubieras disuelto
en el aire que ahora respiro.
El amor que nos unía se ha quebrado
como un cristal en silencio,
y aunque mis manos siguen buscando
tu sombra,
sé que ya no hay nada
que pueda sostener lo que se fue.
Y aquí estoy,
mientras el tiempo sigue avanzando,
dejando atrás un rastro de recuerdos rotos,
mientras el silencio que dejas
se convierte en la única verdad
que conozco.
#3041 en Otros
#773 en Relatos cortos
soledad tristeza, soledad dolor recuerdo, soledad tranquilidad
Editado: 22.03.2025