Prólogo

Narrador omnisciente

Tres años han transcurrido desde aquella trágica noche donde los Van der Berg y Owen se enteraron de que la mansión de este último fue incendiada y había quedado hecha cenizas.

Para todos los miembros de su familia fue un fuerte golpe, los cuerpos que lograron ser encontrados eran del personal tanto doméstico como el de seguridad, los demás habían quedado demasiado calcinados para ser siquiera tomados en cuenta o simplemente se habían desvanecido entre los escombros.

Mason al ver a su cuñado destrozado se hizo cargo de la situación, todo a primera vista era un caos, pero una vez todos aceptaron la terrible noticia pudieron entender que nada se podía hacer y solo les quedaba seguir adelante y ser muy fuertes.

...

Para Owen nada fue igual por un tiempo, su madre, su esposa e hijos habían muerto trágicamente el mismo día y ni siquiera tenia una tumba donde llorarles, Perdió a las cuatro personas más importantes que tenia en un abrir y cerrar de ojos. Con el tiempo su alma fue regocijada y tuvo algunas bendiciones, pero el recuerdo de su tigresa estaba muy clavado en su pecho y corazón.

Su vida había tenido una rutina deprimente por unos meses en los cuales se concentró en beber y ver fotos y videos que tenia en su movil, escuchar la sonrisa de su familia o las miradas que su amada Mila le daba en cada video hizo que no perdiera la cordura totalmente. Luego las cosas se estabilizaron y su familia lo ayudo a superar el dolor, no lo había hecho totalmente, pero al menos los Van der Berg no lo habían dejado solo, sino que lo acogieron como un miembro más de su familia.

...

Viajo a Nueva York por trabajo y mientras iba en la parte trasera de un auto sintió todo su mundo tambalearse ante lo que vio, una hermosa castaña cruzaba la calle, sonriendo mientras llevaba algunas bolsas en sus manos.

—Detente—grito exaltado, tomo su movil y le saco algunas fotos, de inmediato se las envió a su mejor amigo Mason, este no tardo en responder también sorprendido por el parecido entre su fallecida hermana Mila y esa chica.

—Hermano, no te hagas ilusiones, ya han pasado más de tres años y aunque tienen el mismo cabello, su figura y rostro no son exactamente iguales—musito haciendo que Owen se molestara.

—Investígame quién es esa chica, quiero saberlo todo—demando con furia hacia sus hombres.

—Sí señor—respondió su mano derecha enviando a otro a que la siguiera, volvieron a tomar carretera aunque ya el rubio solo pensaba en la hermosa chica que se parecía a su gran amor, llegaron a la casa que le pertenecía donde se estaba quedando durante su estadía y Owen se encerró tratando de controlar sus emociones.

…

—Señor, ya tenemos la información de la señorita que vimos esta mañana—le entrega el informe y se retira.

Owen leyó lo que había allí y sintió tristeza, esa chica no era su Mila, aunque si se parecía bastante, muy desanimado, siguió con su trabajo hasta que olvido a la muchacha en cuestión.

Dos días después estaban por irse directo al aeropuerto cuando la vio otra vez, a simple vista era parecida a Mila, pero cuando la observaba bien su nariz era diferente al igual que su mentón, sus pechos eran un poco más pequeños.

Decidió dejar atrás a esa chica y regreso a su casa con su habitual rutina, donde cada noche extrañaba inmensurablemente a su amada tigresa.

…

—Tengo noticias—dice Mason entrando a su despacho y sentando frente a él.

—Te escucho—musito con simpleza.

—La mente maestra detrás del incendio que hubo en tu casa hace años atrás y donde murieron todos es tu antigua amante—escupe lanzando una carpeta sobre la mesa con varios documentos, los tomo y empezó a revisarlo como desquiciado.

—¿De dónde saco tanto dinero y contactos para lograrlo?—pregunto mientras leía el contenido.

—Al parecer un sobrino de los rusos que desvivimos cuando nuestras mujeres fueron secuestradas se unió a ella, se convirtieron en amantes y planearon todo, Luego desaparecieron...

—Ahora seré yo quien planearé una dulce venganza contra ellos...