Narrador omnisciente
Berlina junto al señor Van der Berg, Amira y algunos de los arabes esperan en el salón ansiosos, por ver llegar a Mila, Mason y Owen todos estaban consientes de que ella no recordaba asi que prometieron ser cuidadosos y comprensivos, pero más que nada cuidar sus emociones, para evitar causarle algún tipo de molestia.
—Estoy tan nerviosa, al fin mi princesa volverá a casa, podre abrazarla y besarla cada que lo desee—murmuro la emocionada madre.
Nadie sabe como una madre lo que duele perder a uno d etus hijos y menos en la condición en la cual sucedieron los lamentables hechos, y la certeza de saberla viva y con salud, al menos física, la llenaba de una manera inmensurable.
—Yo también lo estoy, ella es mi mejor amiga y solo con saberla bien me doy por bien servida, además extraño mucho a mi esposo—susurro la princesa de Kuwait, Tenia más de dos meses sin ver a su hombre, aunque sabía que era para traer de nuevo a casa a su cuñada y tomar venganza no quitaba que lo extrañaba.
—Cálmense recuerden que no sabemos a detalle lo sucedido y debemos de ser comprensivos si ella en un principio no nos acepta—musito, el padre de Mila, siendo más consiente de que las cosas no serían tan fáciles y sencillas como las mujeres lo imaginaban.
—Bueno, ahora lo importante es que todos estemos para ayudar en lo que necesiten Mila y la pequeña que trae consigo—Mason y Owen no le explicaron con lujos de detalles lo sucedido con Mila, solo que esta no tenia recuerdos y tenia una hija que consideraba suya pero no sabían muy bien en trasfondo de lo que había sufrido ella en esos años en manos de los rusos.
Por otro lado, Andrei había llegado a su casa y estaba lleno de ira por no encontrar a Milena en ningún lugar, sobre todo nadie sabía como darle una explicación, pues después de esta ir a la floristería el día anterior le había perdido el rastro completamente.
—Por cada hora que pase sin tener noticias de Milena y Dasha un miembro de su familia morirá y cuando acabe con ellos seguiré con ustedes—amenazo fuera de sí.
Lisa se mantuvo al margen de la situacion aún estaba dolida por toda la mierda a su alrededor se estaba arrepintiendo d e todo lo que hizo en el pasado y deseaba volver el tiempo atrás, sin embargo, era demasiado tarde para eso.
La rusa menor sonrió al saber que tanto Milena como la mocosa se había escapado, entro a la habitacion de Dasha y vio sus cosas, camino lentamente mirando cada juguete, libro y ropa, los muebles, la cama y todo en aquel lugar le pareció que era bonito, ella gracias a la holandesa había tenido una bonita infancia sin abusos ni maltratos y esperaba que siguiera siendo asi para siempre.
—Deseo que el nunca las encuentre y que esos holandeses en verdad puedan protegerlas, eres afortunada sin saberlo el te consiguió la mejor madre que pudiste tener una que si tendría el valor de defenderte de todo incluso de tu propio progenitor—murmuro mirando una foto de la pequeña rubia que sonreía con todos sus dientes.
Algunas lagrimas rodaron por sus mejillas y respiro profundo se sentó en la cama y tomo uno de los animales de peluches que descansaban sobre ella.
—Ya puedo descansar en paz, pues tu siempre estarás a salvo, con ellos estarás bien— musito Larissa colocando el peluche y saliendo de la habitación para encerrarse en la suya.
Horas más tarde Andrei buscaba a su hermana por toda la casa, pero nadie sabía donde estaba y ahora estaba doblemente enojado, pues sus dos hermanas y sobrina estaban extraviadas y fuera de su vista, lo cual lo irritaba y enojaba con demasía.
Mientras en la casa del ruso todo era caos y sangre, los holandeses aterrizaron en Kuwait y estaban llegando directo al palacio, donde estaban todos los Van der Berg y arabes esperándolos.
—Al fin completos —grito Berlina llena de alegría.
Mila sintió su corazón latir con fuerza al ver a esos dos rostros mayores llenos de emoción y alegría solo por verla a ella.
—¿Ellos son mi familia?—le pregunto a Owen en un tono bajo.
—Si son tus padres y no sabes como te extrañaron—le explico mientras volaban, le contaron algunos detalles de su pasado pero aún algo importante faltaba por decir y no sabían como ella lo tomaría, ya que se había perdido tres años de sus vidas…
¿Familia?
¿En verdad tengo una familia?, se preguntó mientras era abrazada por todas esas mujeres que eran totalmente desconocidas para ella, pero que a la vez la hicieron sentir muy bien.
—Yo soy Amira, la esposa de Mason, tu hermano mayor desde que nos conocimos nos volvimos muy cerca yo diría que mejores amigas, no sabes lo difícil que fue para mí tu perdida y agradezco a la vida y el destino por regresarte a nosotros, yo sé que estás confundida y quizas con miedo pero te aseguro que estarás a salvo llena de amor, consideración, protección y sobre todo calor de hogar—Milena o Mila como era su nombre real le sonrió con timidez.
—Gracias por recibirme, yo no los recuerdo pero agradezco su cariño, esta pequeña de aquí es mi hija Dasha—musito al sentir el apretón de la pequeña rubia.
—Es un placer conocerte Dasha eres una niña muy hermosa—le sonrió Berlina mirando los ojos claros y el rubio cabello de la pequeña.
—Deben estar cansados, vayan a descansar y en unas horas comeremos todos en familia—musito Amira luego de saludar a su mafioso.
—Gracias mi princesa, además donde están mis hijos, estoy loco por verlos—le pregunto oliendo su larga cabellera.
—Los niños están en el salón de juegos, quisimos que estuvieran lejos de la bienvenida, pues no sabíamos como sería ni que tanto le han contado a Mila—expresa la princesa.
—Le contamos lo esencial recomendado por el doctor—musito Owen, pues aún no le decía que tenian hijos en común ni como fue que sucedió su supuesta muerte.
—Cuñado descansemos y nos veremos en la cena, lleva a mi hermana y luego cenaremos todos juntos—Mason hablo con suavidad, pero su mirada le dijo a su princesa que no todo estaba dicho referente al pasado.
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Editado: 14.04.2025