Solo mírame

22- ¿Hijos? ¿Gemelos?

Owen Koster Dekker

Después de llegar mis suegros nos apresuraron a contar todo lo sucedido con lujos de detalles, Mason me dejo solo, pues queria estar con su esposa e hijos y lo entendía, yo también andaba extrañando a los míos, sin embargo, entiendo a la perfección que ellos estuvieron alejados de su niña por tanto tiempo que necesitan respuestas.

—Bueno, siéntense que el relato es largo, difícil y duro no solo de contar, sino también de escuchar—empecé desde cuando la vi en la floristería, luego los encuentro en su casa y como con cada detalle y encuentro nos fuimos acercando a la verdad, ver las lagrimas de mis suegros en especial de mi suegra fue mi difícil saber que su pequeña princesa había sido manipulada y herida de tal manera.

Pase un poco más de una hora contándoles todo ellos se abrazaban consolándose uno al otro, supongo que sentia dolor y alivio a la vez. Ya sabían donde estaba su hija, pero eso no quitaba el dolor de saber el infierno que habían pasado.

Cuando al fin llegue a mi habitación y tome un ducha fui a ver a mis gemelos estaban en la habitación que estaban ocupando en el palacio, ambos se lanzaron sobre mí felices de al fin reencontrarnos, los abrace fuerte y les pregunten un poco de lo que habían hecho durante el día.

—Les tengo una sorpresa pero deben prometerme que me obedecerán cuando la reciban. ¿De acuerdo?—le cuestione lo ultimo y ambos asintieron dándome su palabra como los caballeros que eran.

Llegaron los hijos de Mason y salí a buscar a los demás, pues debíamos hablar sobre los pasos a seguir, sobre todo necesitábamos información sobre Andréi y que estaría haciendo.

—Después de venir a cenar será evidente, ellos son unas minis copias tuya en cuanto los vea sabrá o al menos preguntara—musito Mason y sé perfectamente que tiene razón pero no sé cómo decirle sin que le ocasione un shock o algún ataque de pánico, deseo que mi mujer esté bien y en paz.

—La sangre es más espesa que el agua, ella lo sabrá en cuanto los vea, escuche o toque—dice mi suegro y eso me eriza la piel, pues es muy probable que tenga razón.

—Bueno, veremos sobre la marcha lo que suceda y…

—Señor la señorita Milena está desmayada en el pasillo 3 del ala este —grito una de la empleadas y todos corrimos al lugar mencionado, ya unos hombres la traen en brazos.

—Está sangrando por la nariz pero no parece tener ninguna lesión o herida visible—musito uno de ellos mientras la acostaban en la camilla del consultorio de salud que tienen instalado en el palacio.

Todo se volvió un caos, pues mis hijos lloraban, pidieron por su mamá, asi que no fue difícil entender lo que había pasado.

—Mami nos vio y luego se cayó—dijo uno de ellos haciéndome desesperar aún más.

—Calmate solo fue la impresión, todo estara bien—musito Amira, la princesa de Kuwait mirándome con entendimiento.

—Gracias podrías—digo señalando los niños.

—También Dasha no sé donde está, ella aún es pequeña y tiene un apego fuerte con su madre si no la ve temo que pueda ponerse…

—Tranquilo iré con ellos, los niños estaran bien, al igual que Mila—asentí la vi irse con mis hijos.

—Doctor, ¿cómo está mi hermana?—le cuestiono Mason en cuanto salió del consultorio.

—Ella está bien, incluso desperté…—no lo deje terminar, no que abrí la puerta tras suyo y entre.

—Dime la verdad, no quiero más secretos—fue ño primero que me dijo al verme entrar.

—Ellos son nuestros hijos gemelos, tienen 7 años…

—¿Hijos? ¿Gemelos?

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