Owen Koster Dekker
Desde que mi hija empezó con los miedo decidi estar atento e investigar, ya que algo muy dentro de mí me decía que estuviera precavido y supe que ella no mentía o lo que decía era producto de su imaginación, no sé si decir que era una corazonada o simple instinto paternal, pero sabía que no podía dejar las cosas asi.
Le conté mis dudas y temores a mi mejor amigo y rápidamente ideamos un plan infalible que nos haría dormir tranquilos, a pesar del poco tiempo en la familia y no compartir sangre todos amábamos a Dasha y también era nuestra princesa y la defenderíamos con uñas y dientes y matar por ella era una de las cosas más simples que podríamos hacer.
El maldito ruso sobrevivió al incendio y luego de recuperarse lo suficiente busco la forma de llegar hasta nosotros con la intensión de hacerle daño a nuestra hija.
Investigue en las cámaras de seguridad de la casa y se veia una sombra en algunos puntos, pero era difícil asegurar algo, por eso doblamos la vigilancia y pusimos cámaras en su habitación.
En cuanto vi al desgraciado a través de las pantallas en la habitacion de mi hija mi sangre hirvió y supe que debía deshacerme de él con mis propias manos, pues no pensaba dejar otro cabo suelto.
Estoy cansado y demasiado harto de vivir en una constante agonía pensando que en cualquier momento alguien pueda arrebatarme lo que con tanto esfuerzo he logrado, llego la hora de ser feliz y recuperar el tiempo perdido con mi familia.
Si Owen te llego la hora de ser feliz junto a los tuyos y no pienso dudar ni un minuto más, como hombre y cabeza de mi familia cortaré la mala hierba de raíz y luego los hare felices, muy felices.
—¿Dónde está la basura esa?—cuestiono una vez llego con mis hombres, todos tienen expresiones extrañas y supongo es por el deplorable aspecto del ruso.
—En el sótano señor—dice este y sonrió, Mason está aquí pero sabe que esta es mi batalla, estamos en el sótano de un pequeño restaurante que sirve como tapadera de nuestros negocios.
Cuando llego frente a la puerta donde está Andrei la abro y me sorprendo de lo que veo, ahora comprendo lo que decía mi hija de que es un monstruo, el ruso está totalmente desfigurado, le falta un ojo y no tiene cabello en su cabeza.
Mi pobre hija debió asustarse mucho al verle su aspecto tan desagradable y tenebroso
Sin duda apenas logro salvarse de aquel incendio y quedo con profundas heridas, entiendo que por eso tardo más de un mes en venir tras nuestro esperando llevarse a mi hija para Dios sabe que, porque sin duda alguna ser su padre no creo que sea.
—Asi que decidiste entrar a mi casa asustar a mi hija y para peor de los males pretendías arrancarla de su familia que...
—No es tu hija es mia, solo mia—siseo con los dientes apretados, su mirada era algo fuera de lo normal.
—Claro que no, sus documentos dicen que es mi hija, sus palabras dicen que es mi hija y sus acciones dicen que es mi hija, mía no tuya, mía, mía y solo mía—me asegure de dejarlo bastante claro.
—Maldito bastardo te juro que...
—No creo que estés en posición de amenazar o incluso suponer que saldrás de aquí vivo, podrías haber huido y tratar de recuperar tu vida lejos de nosotros, pero no, decidiste meterte con mi familia y ha sido tu mayor error—sentencie y procedí a asegurarme que jamás vuelva a siquiera pensar en que tiene opciones, nunca volveré a confiar en otros para deshacerme de lo que amenaza a mi familia, mi padre siempre decía nadie hará las cosas mejor que uno mismo y cuanta razón tenia.
—Asegúrense de limpiar todo y tomen fotos como evidencia, luego de terminar pueden irse a descansar—espete una vez concluí lo que vine a hacer.
Ya la basura había sido completamente exterminada y solo restaba ser felices, cumplir nuestras metas y objetivos, pero sobre todo seguir adelante sin mirar hacia atrás.
La vida está llena de obstáculos, pero está en nosotros poner nuestra mejor cara y luchar por lo que realmente queremos o necesitamos lo importante es nunca rendirse y mucho menos darse por vencido.
...
Al día siguiente desayunaba con mi familia en la mesa con una ligereza que hacía años no sentia, los niños reían sin imaginar lo que había sucedido hacía solo algunas horas, Mila me miraba en espera de que le contara todo lo que había sucedido, pero todo parecía ir bien.
—Vamos a clases espero se porten muy bien, pues el fin de semana iremos a la playa y pasaremos unos días muy divertidos en familia—les dije y los tres empezaron a gritar de alegría.
El día siguió en calma y al llegar la noche llegue con flores y chocolates para mi tigresa y decidi contarle con lujos de detalle según su pedido lo que sucedió con el ruso y como me asegure que jamás volviera a estorbar nuestras vidas, por suerte no pidio verlo, pues no quiero causarle un trauma, es mejor olvidar todo lo sucedido en Rusia incluidas las personas que trabajaban para ese ser despreciable.
—¿Entonces ya podemos vivir en paz y sin miedo de que dañe a nuestros hijos?—cuestiono ella con los labios temblorosos.
—Completamente, ya solo nos queda ser muy felices ver nuestros niños crecer y convertirse en personas de bien—exprese sincero y ella sonrió con un gran anhelo reflejado en todo su semblante.
—Recuerda también verlos enamorarse casarse y tener su propia familia—dijo ella con travesura y solo me toco gruñir mientras la estrechaba entre mis brazos y la besaba con pasión.
La semana paso volando sin contratiempos ni situaciones ajenas. Los niños no dejaban de preguntar cuando llegaría el viernes para al fin partir y por suerte llego bastante rápido asi que ante de lo esperado estábamos en la playa disfrutando del sol y la arena, los niños felices y nosotros más enamorados que nunca.
Nuestro momento había llegado, era hora de ser feliz sin obstáculos ni malos entendidos, pero más que nada unidos por el lazo del amor familiar...
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Editado: 14.04.2025