Solo mírame

Epílogo

Algunos años más tarde

Narrador omnisciente

—Mamá ayudame ninguno de ellos me quiere dejar salir con mi novio es tan injusto—exclamo una rubia de ojos claros y baja estatura que ya tenia 17 años mientras entraba a la cocina donde su madre tranquilamente ayudaba a una de las cocineras a preparar el almuerzo era sábado asi que todos estaban en casa.

Mila rodó los ojos y sonrió hacia la mujer mayor que trataba de aguantarse la risa, pues esa era la misma canción de las últimas semanas y al final la niña terminaba quedándose en casa con su novio mientras su padre y hermanos mayores vigilaban constantemente las manos o acercamientos del chico.

—Amor no es asi, pero aún es pequeña para salir sola con el además no conocemos al chico totalmente—expuso Owen que venia detrás de su hija.

—Si no me dejan salir con él hoy me encerraré en mi habitación y hare huelga de hambre además no mientas papá, pues sé que desde que me hablo la primera vez ya se sabían hasta la marca de su pasta dental y cuanto lunares tiene en el trasero—se defendió la rubia que no era muy alta y delante de su padre se veia aún más pequeña pero tenia un carácter indomable.

Mila sabia que todo lo que dijo su hija era verdad asi que se puso a su lado y cruzando los brazos bajo sus pechos miro a su hombre el cual con los años le parecía más apetecible.

—Ustedes dos granujas vengan aquí—grito la castaña el par de adolescentes de 19 años salió de donde se escondían y se pusieron al lado de su padre parecían tres gotas de agua, altos, rubios, atractivos y muy elegantes.

—Quiero que hablemos claros antes les acepte sus celos porque Dasha aún era pequeña, pero ya tiene 17 años y merece un poco de libertad y confianza—expreso la castaña de ya un poco más de cuarenta años que con sabiduría, dulzura y amor había formado a esos tres maravillosos jovenes.

—Pero y si ese chico la engatusa y ...

—Papá ¿Sientes que no me educaste bien?—le pregunto y este se quedó sin poder responder, pero los ojos acusadores de su princesa lo hizo hacerlo luego de algunos segundos.

—No, sé que te educamos bien, a los tres les ensañamos valores y principios, pero sobre todo a tomar buenas decisiones que no los perjudiquen—respondió finalmente.

—Pues confíen en que tomaré buenas decisiones jamás hare algo que ponga en peligro mi vida—Owen miro a su tigresa que tenia una ceja alzada y en sus ojos le indicaba que hiciera lo correcto.

—Está bien aceptaré que salgas con el pero iras con seguridad y te quiero en casa a las 10:30 de la noche ni un minuto más—ella miró a su madre queriendo refunfuñar, pero Mila asintió sabiendo que eso ya era mucho que pedir, luego de un par de salidas cambiarían ese toque de queda.

—Hecho, gracias papi te amo eres el mejor padre del mundo—beso su mejilla y se fue dando saltitos de felicidad.

—Papá no creemos qué...

—Ustedes vayan a estudiar si quieren seguir con las empresas, que ya sus primos les están ganando—musito Mila para molestarlos y se acercó a su amado esposo.

—Gracias por darle el permiso sé que se comportara —le dijo besándolo castamente.

—Lo sé, solo me duele verla crecer ella es mi princesa y siento que el tiempo paso muy rápido—dijo con un suspiro.

—Asi es la vida, un ciclo, pronto ellos se irán a hacer sus vidas y formar sus propias familias, y entonces nos tocará admirarlos desde la distancia confiando en que le dimos la mejor educación que pudimos y los llenamos de amor y valores para salir al mundo a triunfar—le respondió ella con melancolía.

—El ciclo de la vida apesta, pero siempre será más llevadero cuando el amor de nuestras vida lo cruza junto contigo—le dijo el sintiéndose feliz y en paz.

—Asi es, solo basta una mirada y todo lo demás se convertirá en historia.




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