Solo puedes ser tu

Capítulo I

Inglaterra 1814

Elizabeth Phillips Keynes


No es fácil ser la tercera hija de un Barón y menos si eres una chica que desearía haber nacido hombre para gozar de los privilegios de estos…
Elizabeth es sin duda una joven testaruda y eso le ha causado muchos problemas... y a sus padres grandes dolores de cabeza, pero...  esta travesura no ha sido para tanto, es decir... es lo que ella piensa.

Solo por haberle ganado en una carrera a su hermano mayor Daniel, el muy tonto se enfadó porque la  yegua frisona de Elizabeth le gano a su caballo árabe, pero a veces no es el caballo si no el jinete quien hace la diferencia, eso es lo que Elizabeth siempre le dice. Bueno también esta lo otro… es decir…

El que una señorita se meta a bañar desnuda al lago…

No es como si alguien la hubiera visto tampoco, no había nadie en el lago.

Si su madre no la hubiera escuchado detrás de la puerta cuando se lo contaba a su hermana menor Clara jamás se habría enterado.

–Que fastidio!

Exclamo Elizabeth con extrema frustración, pero su madre con los ojos llenos de una rabia contenida y la voz cargada de tensión la llamo.

- Elizabeth Phillips, ya no sé qué hacer contigo, a este paso será imposible conseguirte un marido.

Lady Josefine desde que su hija cumplió los 17 años solo ha sentido miedo y preocupación por que esta se vuelva una solterona y no es ni remotamente porque la misma sea poco agraciada o fea ¡No! En lo más mínimo, es por el carácter, el poco tacto que tiene a la hora de emitir sus opiniones y esa manía de querer aprender acerca de los negocios como si ella fuera un hombre.

- ¿Madre, acaso es verdad lo que dice la Lady Samanta? y a cierta edad las mujeres somos una carga para nuestros padres?

Era el reproche que hacía a sus padres cada vez que tocaban el tema de su edad y los deberes de una mujer.

- Niña he sido muy condescendiente, tu padre y yo somos muy tolerantes contigo, pero tu… Todo esto es culpa de tu padre. En la voz de su madre Elizabeth pudo notar una gran frustracion.

–Mi pobre padre, no es como si yo fuera una señorita mal portada es solo que me gusta todo lo que él hace, la dedicación a la familia y a los negocios todo por darnos el gusto. Dijo Elizabeth para sus adentros.

- Hija mía, debes entender que no puedes quedarte toda la vida con tus padres. Es tu derecho y obligación formar una familia.

-Pero madre yo no soy un objeto que se deba mostrar en una feria y venderlo al mejor postor que pueda aparecer, quiero poder decidir.

- Beth, mi hermosa Lizbeth. –Lady Josefine la llama así cuando intenta hacerla entrar en razón, “la razón que ella concibe como tener razón”, pero ella no comprende cuanto miedo despierta en su hija el hecho de ser sometida por un extraño.

- Mi niña tú y tus hermanos son lo más valioso y hermoso que me ha podido dar la vida, deseo tanto que tú puedas tener algo similar o mejor, pero mi pequeña si te tengo aquí escondida ¿cómo lo vas a conseguir?

- Oh madre! si tan solo tuviera la garantía de que encontraría un hombre tan honorable como Padre, pero no creo saber cómo...

- Hija mía, sabes que no te mentiría, el hombre adecuado para ti también te estará buscando.

- Si ya sé, ya sé... Aquel que es para mí me necesita y está esperando por mí y cuando lo vea a los ojos ellos me dirán que él es el indicado... - Me lo has dicho tantas veces madre que pude ser que un día logré creerte.

En fraccion de segundos el rostro de su madre cambio de estar rigido y señudo a brillante y alegre, con gran entusiasmo y casi dando saltitos dejo caer una bomba sobre Beth.

- Entonces espero que no te moleste el que adelante los hechos, pues iras a Londres a casa de tu tía Samanta y Lord Dorset, quienes se encargaran de tu presentación. – El rostro de su madre se ilumino al decir esas palabras mientras que Beth sentía que no había piso bajo mis pies.

- ¿QUÉ? ... pe...pero madre tú no puedes…

- Oh mi pequeña, claro que puedo, así que es mejor que vayas a empacar en dos días vendrá por ti Lady Samanta. Y al decir eso se fue y la dejo ahí sin más.

Lady Santa Duquesa de Dorset es una mujer muy común, nada fina por más que ella quiera creer lo contrario. Era la doncella de Lady Josefine cuando aún era la Señorita Keynes hija del Conde de Lancashire hasta que el viejo Duque de Dorset se enamoró de ella y la desposó, no es una mujer que riega dulzura, pero lord y lady Phillips la tienen en alta estima.

-Lady Dorset no me agrada, tengo la sensación de que es una persona falsa siempre veo dolor y a veces creo que algo de envidia en sus ojos cuando ve a madre, ¿Dios que será de mi cuando vaya a Londres y no tenga a mi familia cerca? Pensó Beth una vez que estuvo sola en su cuarto, se tendió en su cama y como siempre que tenía algún dilema se puso a estudiar cada detalle de su situación y de los involucrados en ella así que como si estuviera hablando con alguien más fue diciendo.

-Lady y Lord Dorset no tuvieron hijos, madre dice que ella intentó e hizo todo lo que estuvo a su alcance, pero que tal vez no era su destino ser madre; Aunque tiene un hijastro al que nunca hemos conocido y del cual jamás habla.

-Sera algún tarambana, poco educado o lelo; penso Beth

-Por esa razón ambos nunca lo mencionan.

-Tía Samanta, como se empeña en que la llamemos, es una mujer algo extravagante para mi gusto con su metro sesenta y tres, ojos del color de la miel, la piel algo tostada por haber estado expuesta al sol en su juventud y el cabello de un marrón muy parecido a las hojas de los árboles en otoño.

Está claro que no es nuestra tía…pero como el Duque y padre son conocidos y al ella ser hija de la Nana de madre, el haberse criado juntas es la razón por la que madre siente gran afecto por ella, Clara y mi dulce madre dicen que es como un cuento de hadas donde una simple doncella se enamora y se casa con un aristócrata de buena cuna.




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