Solo Quédate Conmigo

Capítulo 2

—¿No estaba nadie más junto a él? —pregunta mi mamá por enésima vez.

—Si –contesto, todos me miran —. El perrito.

—No es gracioso, Lauren —me regaña mi tía, me lo preguntaban tanto que suponía tenía que agregar otra palabra más —. Este hombre parece que sufrió un asalto.

—Aquí están las cosas —dijo mi hermano casi gritando trayendo cosas de primeros auxilios —. Son un poco más de las diez de la noche, tal vez si lo asaltaron —comenta ante el suceso.

—Primero que nada necesito que se tranquilicen —exige mi mamá —. Y me dejen a solas con él y Lauren ¿Esta bien?

—Tiene golpes muy profundos, Melva —dice mi papá.

Mirándolo bien, es cierto, su golpe más grande es el corte que tiene en la parte derecha de la frente.

—¿Dijo algo antes de desmayarse? —pregunta mi hermano.

—Si —digo en un suspiro —. Que… —lo miro y siento quedarme en shock ante el recuerdo —, Que espere y que no me vaya —asiento y los miro a todos.

—Terminen de limpiar la cafetería que Lauren y yo nos ocupamos de el –mi papá no estuvo muy de acuerdo, pero mi mamá cuando se trata de algo así, se pone bien estricta como esas enfermeras amargadas.

—¿Crees que despierte hoy? —pregunto mientras me siento a lado de su cuerpo dejando al pequeño peludo en medio de mis piernas.

—En unos minutos —termina de ponerle unas tiras adhesivas en forma de mariposa en la raya de su frente —. Se debió enfrentar a ellos —dice acomodando las cosas.

—¿Ellos? —pregunto confundida.

—Esto que le pasó —lo mira y yo también –— No se lo pudo haber hecho uno solo —se levanta dejándome a solas con él.

En la cafetería existe una habitación acogedora exclusivamente para mi hermano menor y mi primo cuando se sabían quedar dormidos, Justin y yo ya estábamos lo suficientemente grandes para no dormirnos. Así que aquí es donde está ahora, con su rostro limpio miro detalladamente cada fracción de él y sonrío; creí que tipos como estos existían solo en libros o eran actores de películas. Tal vez sea uno de ellos. Su cabello todo castaño claro, sus cejas bien perfiladas y con cierta profundidad de color, pestañas alargas, y ojos azules…

Me sobre salto del susto que mi nuevo amigo sufre las consecuencias cayendo al suelo. Se remueve en la cama quejándose del dolor.

—¿Dónde estoy?

—Bienvenido, Johnny’s coffee ofrece… —suelto sin pensarlo, espera ¿Qué te ocurre? —. Estás en una cafetería —corrijo.

Mira su muñeca derecha, sus pantalones y todo lo que podría traer con él, hasta encontrarse conmigo. Trato de esquivar su mirada solo moviendo mis ojos, mi cuerpo está en un fase inserte, no puede reaccionar. Me está poniendo nerviosa, siento como algo suave toca mis zapatos y ahí estaba la pequeña bola de pelos, lo tome entre mis manos y me volví a sentar un poco lejos de lo anterior a él.

—¿Recuerdas lo que pasó? —pregunto —. Caíste de rodillas casi al frente de mí.

—Me duele la cabeza, no tengo nada ¿tienes un teléfono donde pueda hacer una llamada?

—Sí, claro, ¿necesitas algo más? —asiente.

—No sé quién eres y, el porque me ayudaste —siento su mirada logra traspasarme el pecho como un gran cuchillo, sus ojos son tan azules, un azul profundo.

—Ya despertaste —acaricio al perrito mientras salgo de la habitación para ir por el convencional, luego de ver como mi tía entra de nuevo a la habitación.

Parece una nueva prenda de vestir o algo fuera de lo común que al escuchar a mi tía decir que ya había despertado todos se apresuraron a verlo, sinceramente no entiendo porque mi reacción tan… no se ni que reacción seria esa.

En la cafetería cada tres meses se abre un gran comedor gracias a las donaciones que hacen las personas para los moribundos, así como otras veces que dejan pagando un café o cualquier cosa para personas que llegan con hambre, una idea grandiosa dicha y hecha por mi mamá. Así que, que llegue alguien como él, es para que tenga toda la atención de mi familia.

—¿Te dejaron sola? —la voz de Rosmery —en el lugar.

—No, pero pasaron cosas muy extrañas —tomo el teléfono y lo guardo en el bolsillo de la falda.

—¿Algo paranormal? —miro a Austin de forma sorprenderte ¿Cómo es que se le vienen tantas ocurrencias a este hombre?

—No. Pero hay un cachorrito —digo mostrando al animalito —. Y una persona herida —termino y me dirijo a la habitación.

—¿Persona herida? —dijeron al unísono.

Caminaron detrás de mí y se amontonaron alrededor del hombre, no podría descifrar su edad, soy muy mala para eso.

—¿Seguro que ya está bien? —pregunta mi papá atento a la situación en cómo se encuentra. El asiente y me visualiza entre mi familia.



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En el texto hay: primeramor, drama, hijaperdida

Editado: 27.03.2019

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