Solo quiero un abrazo

Capítulo 1:"Un encuentro extraño"

Dagoberto:

-Dago despierta a tu hermana- Habla mi madre ella es una mujer de treinta y ocho años, pero con esa belleza diría que tiene como veintinueve años o casi treinta y uno.

- Mamá, ella tiene alarma para que se levante igual que yo, además es puntual en la escuela- Hablo yo, mientras dejo mi vaso de agua en su lugar, porque después no quiero que me manden a limpiar, no señor soy joven para morir de tanto trabajo.

- He dicho, que vayas a despertarla- Dijo mi madre, esta vez diría que, con una pizca de ira, no me sorprendió y ni me asusto, estoy acostumbrado a que hable de esa forma.

- Ah…- Me acerco a la refrigeradora y saco un balde con cubos de hielo.

- Pero que haces-Preguntó asombrada, ella no había visto como levantaba a mi hermana cuando no quería ir a la escuela.

- Voy a despertarla con hielo- Hablo- Ella es como una bella durmiente sacada de los cuentos de hadas y quizás con esto- Señalo el balde- Se logre despertar, bueno voy hacer mi trabajo.

No me puedo creer que esa niña que entra a cumplir dieciséis años aun quiere que la levanten de la cama, es adolecente y se comporta como niña, bueno no casi, ella es solidaria, como siempre, quizás cuando la vean por primera vez digan que ella es un angelito inocente, pero no es así es peor que un demonio, cuando más la conoces, más te sorprendes, parece un lobo con piel de oveja, eso pienso yo, no sé de los demás, lo bueno es que no es histérica, cruel, despiadada, ella es empática con todos excepto con los malos, hasta a veces pienso que es como un fantasma.

Abro con cuidado la puerta y la veo dormida como si estuviera muerta, me acerco silenciosamente, le quito la colcha y ahí hecho los cubos, la vuelvo a cubrir, esto se terminó digo en mi mente, estoy por salir y…

- Dagoberto Clarke- Grita mi hermana histérica, al fin esta niña se despertó de su profundo sueño.

- Candy Clarke, las clases empezaron y ¿tu? Estás echada en tu cama, como un oso- Ni tan bien termine, ya estaba arreglándose el cabello, coloco su mochila en la espalda y bajo. Es enserio esa mujer acaso es una bruja, o espera, claro está puesta con su uniforme en la cama creo, debería tener memoria para recordar.

Candy:

Estaba soñando con un apuesto príncipe, pero el loco de mi hermano me despertó con cubos de hielo, quizás, me mate de tanto hielo que lleva a mi cama; lo bueno es que me arregle a tiempo, por suerte hoy es viernes, así que no hay problema, creo.

-Buenos días Candy- Hablo mi madre, dándome un beso en la frente.

- Buenos días mamá- Digo y me acorde del alboroto que hizo mi hermano en mi habitación- Por cierto, dile al señor pituco que no lleve cubos de hielos a mi cama, puede que me mate de tantos cubos.

- Disculpa- Hablo mi hermano bajando de las escaleras- Hermana, este hombre tiene un nombre y es Dagoberto, respeta a tu hermano mayor, que es inocente- Me mira con ojos de inocencia y alegría, no sé cómo siempre está de buen humor, escuche las risas y no aguante más, así que reí con las dos personas presentes.

- Háblame o grítame- Le digo- Pero no me despiertes con tanto hielo, ahora que lo pienso iras a sacar esos cubos de mi cama.

- No es mi culpa que seas dormilona, yo solo cumplo con mi deber de hermano mayor, levantarte a tiempo para que asistas a la escuela.

- Sí, sí, sí, pero tampoco es mi culpa que el instituto nos deje un montón de tareas, para dormir tarde y llegar tarde a la escuela- Respondo, mirándolo fijo a los ojos, para ver quien se rinde.

- Dejen de pelear y coman- Hablo mi madre, haciendo que me siente en mi sitio y el también. Miro el reloj de la sala y me sorprendo de la hora, faltan como diez minutos, para que cierren la academia.

- Ah… se me hace tarde- Digo cogiendo un sándwich de pollo y me despido de mi familia, salgo apurada, que casi me caigo, lo bueno es que a mitad de camino comienzo a caminar como si no hubiera pasado nada.

Llego a tiempo, bueno casi, tarde un segundo, eso sí es algo malo, ahora a esperar el castigo, por los cielos quiero que sea barrer el aula que utilizo. Entro a sesión y alguien me cubre los ojos.

-Adivina ¿Quién soy? - Decía la voz.

- Uhm... déjame pensar- Digo, recordando la voz- Halia ¿Eres tú?

- Jajajaja... Si soy yo- Dice retirando sus manos de mis ojos, dejándome ver la luz- Oye sabes que hay un chico nuevo en la escuela, están guapo.

- Disculpa, un chico…

- Sí, me pregunto ¿Cómo se llamará?

- Seguro se llama Tritón- Hablo, haciendo que las dos nos riamos.

- Bueno ingresemos al aula que ya tocaron el timbre.

- Adelante dama, yo voy después de ti- Digo como haciendo reverencia. Llegamos nuestros lugares correspondientes, cada uno saco sus cosas necesarias para empezar con la clase. El profesor ingresa con sus pertenencias, todos nos paramos y saludamos al maestro, él es un poco alto como un metro setenta, tes trigueña, ojos marrones y tiene una voz ronca.

- Alumnos, tomen asiento. Hoy habrá un nuevo estudiante, por favor trátenlo bien. Adrián pase.




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