Solo sangre

Capitulo IV — Fiesta de bienvenida

La mañana estaba viva, el cielo despejado sin ningún rastro de nube por lo que hacía que los rayos del sol tocara todo lo que estuviera a su alcance, el roció de las rosas parecían brillar por esos molestos rayos solares, pero al menos el jardín estaba con vida, que le hacía que le quitara un poco la esencia lúgubre al lugar. Viendo las rosas recordé cuando fue la última vez que disfrute de una cena tan apetecible, era una comida bastante afectuosa, lástima que duro tan poco pero quizás lo que me hizo recordarla fue el hecho que  no reconocía el apellido Denndorfer, ni mucho menos que esta Mansión antiguamente reconocida como La Mansión Cabanchik ahora es La Mansión Denndorfer; nadie nos conoce en este austero lugar y eso es un problema con respecto al cortejo a la Srta. Scarlett.

Dimitrie estaba conmigo en el jardín trasero, él estaba más cerca de los árboles, viendo el musgo en ellos.

 

— Dimitrie —lo vi y él se acercó como una sombra—.  ¿Los ancianos que vivían aquí eran conocidos por todos? —pregunte con interés.

— Sr. ellos eran conocidos por la ayuda que le brindaban a los más desafortunados. Al parecer tenían un alma caritativa, ya que no poseían descendente alguno.

— Así que los ancianos eran conocidos por sus buenas acciones —vi al cielo celeste—. Interesante.

— Así es Sr.

— Dime Dimitrie ¿Aquí nosotros somos reconocidos? —lo vi interrogante y comencé a deambular en círculo a su alrededor.

— Sr. no entiendo su pregunta —sus ojos me siguieron confuso.

— ¿Nos reconocen cuando salimos de la mansión?, ¿Cuándo las personas nos ven saben que somos Denndorfer? —camine pausadamente.

— Las “damas” por el que el joven Vladislav paga saben que se llama así, más no que es un Denndorfer.

— Ya veo, nadie nos conoce —entrecerré los ojos molesto. No me interesa que nos conozcan esas mujeres.

— Sr. si me permite preguntarle ¿Por qué el interés de que nos conozcan? En Bulgaria nos temían y no eran capaces de estar cerca de la Mansión Puternic Negru.

 

— Hace poco te dije que había conocido a una joven de sangre fuerte —después de que él llegara con mi hermano e Ion aquella noche, le comente a asolas de Scarlett.

— Lo recuerdo Sr.

— Quiero que ella me conozca o mejor dicho que ella nos conozca, no quiero que piense que somos unos seres extraños que llagaron a Sibiu de un día a otro, y para eso tengo que hacernos reconocer —lo vi seriamente y me detuve.

— ¿Sr. como piensa hacer que nos conozcan? No hemos tenido que pasar por eso antes.

— Tal vez haga una fiesta, creo que eso sería lo mejor pero antes tengo que engalanar la mansión por dentro. Busca a alguien que tenga conocimiento de ello —moví la mano para que se marchara.

— Está bien Sr —partió de inmediato a la orden que le di, como siempre él es tan acates.

 

Entre a la mansión y pude observar que todos los muebles estaban cubiertos de polvo, en las esquinas superiores había una especie de red suave de color blanco y en ellas unas criaturas que se alimentan de los fluido de sus víctimas, lástima que no duraran mucho tiempo en ese lugar.

Sin duda la persona que Dimitrie traiga tiene trabajo que hacer, solo espero que no se demore, ya que necesito hacer la fiesta lo antes posible, y así poder poseer a esa niña.

Después de ver la aversión de aquel lugar, me dirigí al salón que estaba en la esquina, ya que ahí es donde está la licorera con mayor vino; sin duda los ancianos tenían un excelente paladar, seguramente envidiable para aquellos que fueron sus vecinos. Pero aquí no solo tenía botellas de vinos, sino también barriles llenos de sangre, a falta de las siervas, había ordenado a Thimor que cazara unas cuantas personas en el pueblo más próximo y las preparara; debo decir que él tenía un gran talento en el arte de degollar y vaciar la sangre en los cuerpos, claro cuando era humano era un carnicero. Me serví varias copas, unas de vinos y otras de sangre, mientras esperaba a Dimitrie, y a mi hermano  que seguramente no tardaría en llegar; ya que ha pasado una semana desde que fue a Japón, a cumplir con la misión que le asigne.

⊶──────────⊷

Ya había pasado como unas dos horas, y ninguno de los dos llegaba; por lo que decidí ir al centro para ver si me entretenía con alguien, o quizás para ver si vuelvo a ver a la Srta. Scarlett; mientras caminaba al centro, vi que el clima había cambiado notablemente, las nubes grises habían tomado por completo el lugar del sol; sentí un gran placer al ver la esencia gris en el centro.

Cuando llegue por completo al centro presentí un aroma conocido mezclado con aromas florales, era ella y no pude ocultar la sonrisa que apareció en mis labios;  camine adonde provenía ese olor, venia de una pequeña floristería, bastante cuidada, al parecer ella estaba comprando unas flores, aunque estaba indecisa, ya que tomaba unas, las observaba y luego tomaba otra mientras ponía en su sitio la anterior;  me acerque a ella con sigilo.




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