Solo sangre

Capitulo VI — Los Denndorfer

Era la noche de la fiesta, la noche en que nos conocerán formalmente las familias más acaudaladas en Sibiu, la noche en la que estaría más cerca de Scarlett y tomaría mi próxima jugada. La mansión estaba impecable, no tuve la necesidad de buscar sirvientas, ya que Octavian llego con algunas de sus damas, antes que el sol saliera; esas damas pasarían por servidumbre esta noche.

La razón por la que Octavian había llegado, era para informarme sobre un suceso de América, pero tuvo que hablar con mi hermano primero ya que Ruxandra lo acompañaba, no quería que Vladislav se ponga a pelear con el solo por una mujer de su calaña, pero a él le encanta estar con esas clases de mujeres.

Estaba en la puerta del salón de la segunda planta esperando a Octavian que se desocupara con mi hermano; al parecer no tuvieron ningún problema, ya que cuando la puerta se abrió dejando salir a Ruxandra —esta por su parte caminaba con pasos aristocráticos, mientras batía su melena rojiza hacia unas “sirvientas” —, entre al salón y mi hermano estaba natural con una sonrisa bastante descarada en sus dientes, al igual que Octavian. Mi sangre paso a mi lado y me susurro por muy debajo, casi imperceptible “Me debes una”, entrecerré los ojos por ello, imaginándome lo que me iba a pedir; Octavian se colocó a uno tres pasos al frente de mí.

 

— Ya puedes decirme que paso con los Heyerdahl —manifieste cruzándome de brazos.

— Sr. Vlad —hizo una breve reverencia, una reverencia muy practicada—. Los americanos atacaron a un pequeño pueblo en Dakota del Norte.

— ¿Y que pasa con eso? —pregunto mi hermano con impaciencia.

— La forman en que atacaron, fue extremadamente salvaje y brutal, podrían compararlos con los montaraz de los lobos, destruyeron todo el pueblo y abusaron sexualmente de varias jóvenes.

— ¿Y qué hay de eso? Nosotros también lo hacemos —hablo mi hermano con un tono cansino.

— Vladislav, no interrumpas —le ordene viéndole de reojo.

— Lo que paso es que transformaron a varios humanos y entre ellos a unas gemelas con una belleza sobre natural, según algunas lenguas. No hay ningún problema con una de ellas, de hecho esta es bastante sumisa, pero la otra que aparentemente es la mayor y al parecer después de que la transformaron fue la más salvaje, acabo con algunos vampiros desmembrándolos parte por parte, y también mato a quien la transformo; los Heyerdahl la bautizaron con el nombre de "La Electi".

— ¿La Electi? —inquirió mi hermano frunciendo las cejas.

— La Elegida, hermano.

— Sé lo que significa hermano —mascullo—. Lo que me refiero, es porque la nombraron así.

— Al parecer es la vampiresa más fuerte, inteligente, hábil y despiadada de los Heyerdahl... y tal vez no sea solo de ellos —hablo Octavian seriamente.

 

Desde hace siglos se decía sobre una supuesta profecía, una que decía, que en tiempos de cambios y hostilidades una joven se convertiría en La Electi, ella sería sin duda la más bella de todas, y su fuerza desgarradora podría detener a cualquier ejército, que nadie seria rival para ella, cualquier vampiro que estuviera cerca de esa hermosa criatura podría sentir la fuerza recorrer en ella. La Electi convertida para ser la esposa del hijo mayor del Rey Razvan Mëhrunnes. Una pena que este haya muerto hace seis siglos, y su hermano menor…bueno no se sabe nada de su paradero.

Esa información me preocupo un poco, mi clan es reconocido por tener a los miembros más fuertes de todos y que los americanos tenga a un miembro así es algo que no puedo permitir, y no creo que realmente sea ella, esa profecía no tiene valor absoluto, solo fue un cuento creado por una bruja para enriquecer los oídos del Rey; pero si es alguien fuerte y la quieran utilizar en busca de venganza seguramente vengan a mí, ya que no han olvidado lo que paso hace dos siglos atrás.

 

— Así que dices que esa vampiresa es más fuerte que una Denndorfer, lástima que la convirtieron ellos y no nosotros —bufe caminando hacia una mesa donde estaban unas copas y unos vinos, me sentía algo seco.

— Sr. —se acercó rápidamente a mí— No solo me refiero a las damas.

— Explícate —le ordene volteándome a verlo.

— Esa dama es más fuerte que cualquiera de nosotros... incluso que usted Sr. —comento con cautela.

 

Lo mire seriamente, no podía asimilar lo que acaba de escuchar, ¿esa vampiresa era más fuerte que yo?, eso es algo imposible sin duda alguna, no existía ninguna Electi, ningún otro ser podía superar mi capacidad física; rodee mis ojos y lo pose en mi hermano que reía fuertemente con una gracia infantil y caminaba hacia mí.

 

— No pensé que existiera lo suficiente como para escuchar que una pequeña vampira pudiera acabar con mi querido hermano —puso su mano en mi hombro que lo moví con brusquedad para alejarlo.

— Vladislav, deberías tener cuidado con lo que dices. No soportare tus bromas sin gracia alguna —espete al hablar.




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